Caliente amanecer

—Papi, papi.. ¿qué hora es?

—Eh…cerca de las ocho… Pero déjame otro rato que aún no empieza Oasis de domingo…

—¿Entonces no quieres…? ¿Y lo que compramos ayer? ¿No vas a probar lo que te enseñó tu amigo?

—¿Eeeeh? ¡Ah, sí! ¡Claro que quiero! Eso no se pregunta…  ¿Tú te encargas, mi vida?

—¿Yooo? Pa que después digas que soy torpe y te la dejo torcida y luego tú pasas trabajo y…

—Ta bien, ta bien, ya… Yo me encargo. ¿Prendo la luz?

—¡No, todavía, que esa claridad me pone en modo friegasuelo y ollareina! En lo que tu preparas lo otro yo me doy una lavadita, acomodo esto… Tú sabes…

—Anjá, pero cuando vire aún estás en la cama, ¿no?

—¡Claro! Esa es la idea… ¿crees que voy a desperdiciar la oportunidad de que me consientas rico? Pero no te demores, que eso frío sí…

—Ya, ya, ¡ya voy! Dice el socio que ese polvito es el mejor del mundo mundial.

—Veremos… Esa mujercita suya se conforma con cualquier cosa,  y el tipo es alardooooso…

—Bueno pero si ya empiezas con críticas la mente se te va del asunto.

—No, mi vida, tranquilo, si tengo antojito… Dale.

—Voy, mi cielo, estate lista… Pero no inventes de pajitas primero ni na de eso: directo a esa boquita linda, que pa algo te la pusieron, ¡además de pa hablar!

—Bueeno, dale… yo te complazco. Pero los dos a la vez, recuerda… no estés inventando nada antes mientras preparas el detallito.

(Diez minutos después…)

—Ñooooo! Mami, mira esto, qué bien funciónó, ¡Y rapidísimo! Cañón de verdad, rico para ti, mi vida, te lo traje como te gusta, está que echa humo y to…

—Uy, qué bien, mi hombre, ¡gracias! Y eso fue rápido…

—Niña, el socio tenía razón: mira qué consistencia… Na de invento oriental de materío: ¡esto viene de a-fuera! Aunque yo le puse su cosita, claro…

—Si tú lo dices, pero ese olorcito… ¿tú lavaste antes la….?

—Dale, mami, deja la preguntadera y cógelo con tus manitos, que estoy loco por revolcarme en la cama yo también… ¡Pero deja esa almohada, mujer, que no te va a hacer falta! Así, así, perfecto, dale… ¡No des más vuelta, chica, que se me enfría, y ya me duele estar en esta posición!

—Bueno, vamos, pero controla el desafuero que esto es pa los dos…  Así, dale, a la vez…Despacito… ¡Oye, Esto está picante! ¿Qué tú…? ¡¿Ya?! Pero ¿quejesoooo? ¿Y… y… y ahora qué haces? ¡¡¡Cómo que a dormir!!!!

—Ah, mija, qué tú querías, ya terminé y estoy cansao. Tú te has dado una lija tremenda y yo ya llevo como 20 minutos en esta gracia. Además, no sé a ti, pero a mí me dio un sueeeeño…

—Pero, pero… ¡mi amor! ¿Cómo me haces algo así? ¿No dice tu socio que esto espabilaba? ¿Y eso blancuzco y pegajoso? ¡Y como pica! ¡Abusador! Ya me desgraciaste el día… ¡Luego no te quejes ni digas que yo nunca quiero de lo que te gusta!

—¡Ay, Maura, ya! ¡Contigo no hay quien pueda! Tú y tus inventos esos de tomar los dos a la vez de la misma taza, y que sea descafeinado, instantáneo, medio aguado, sin pizca de leche en polvo… ¡Qué va, mija, no puedo contigo!

—Mi amor, pero yo…

—Ya, ya, deja eso… Dame un besito, dale…Ahorita me levanto y te hago otro en serio, con el polvo de la bodega o el que trajo mi prima Ñañita de Baracoa, y le echo moringa, pa que levante el ánimo…

—¡Eres un monstruo, Germán! ¡Todavía no sé cómo me casé contigo! Debí hacerle caso a Alain, que ese sí sabe de refinamientos….  Y le dices a Darío que eso no es de afuera na, ¿me oíste? Te estafó o lo estafaron a él… Ese es el mismo que yo tomo en la cafetería de Tay por las tardes, y Liz me dijo que lo hacen en Santa María con ramitas de pimienta y papel reciclado, pa que tú sepas...

—¡No jo…! ¿Y por eso se llama Cañón? ¡Qué barbaridad!   

• Consulte además: Et si tu n'existais pas