Cambio de planes

¡Otro lunes en el que no escribo lo que tenía previsto publicar este martes! Según mi hermoso plan manuscrito a la derecha (llevo 58 días con el yeso en la zurda) hoy tocaba hablar de alcahuetas, y ya había decidido cambiar para el salpique de la Shaki cuando vi en el wasapeo de Senti2 un debate sobre homosexualidad impuesta y ¡qué va!  demasiado jugoso para dejarlo pasar.

Todo empezó con un comentario inculpando a los medios por incitar a las muchachas a hacerse lesbianas a través de fotos y actitudes de sus ídolos en el mundo del arte; una opinión bastante frecuente, a la que apelé en las clases de Comunicación Social cuando presentamos la Teoría Hipodérmica en los años 50 del pasado siglo (la teoría, no mis clases).

Desde entonces hay defensores de la idea de un poder absoluto de los medios sobre unas indefensas y descerebradas masas... Pero, de ser así, todo el mundo sería hetero, respondía MaryD, apoyada por Tay, Daya, Alex, Alain y otros activos del grupo verde. ¡Si la publicidad abusa de esa expresión del erotismo en mayor cuantía y variedad que del homosexualismo!

Sin embargo, las personas ejercen su libre albedrío en un amplísimo margen entre el celibato y la pansexualidad. Y claro, los comentarios en el grupo daban cuenta del costo social para quienes salen del clóset no hetero, o asumen la identidad que sienten propia, o experimentan fantasías polémicas, así sea en la juventud.

¿Mi criterio? Si el poder absoluto de los medios fuera cierto se venderían más cirugías para quitar los senos a lo Angeline o costillas a lo Shakira (uf, foco fijo el mío), y más hombres comprarían lentes para tener ojos de Acuaman o se inyectarían silicona para lucir el trasero de Sean Depner (¡espectacular! y no es el único).

Y sí, esas transformaciones son demandadas, pero por personas en las que preexiste una muy baja autoestima y la idea del éxito medido por likes. Ah, y no son las redes las causantes de esa miseria existencial, sino la falta de asideros emocionales, probablemente desde la infancia.

En cuanto al sexo, ¡claro que los medios tienen capacidad de poner el tema en agenda! Pero un post puede llevarte a pensar en el asunto, no te obliga a actuar de un modo que no te atrae ni te identifica; como tampoco tienen poder para imponerte gustos en otras áreas, sean buenos o malos para ti, bien vistos o mal vistos por la sociedad.   

¿Te preocupa lo que tus adolescentes consumen en las redes y otros espacios mediáticos? ¡Enséñales habilidades como el pensamiento crítico y la asertividad! De eso va lo que hacemos en Senti2 hace más de una década... y va también mi tesis de maestría, por supuesto, que la vida no da para inventar más pelusas a la contrapelusa del tomachupito, como dice Jorge, y si me toca investigar para ganarme el título qué mejor universo que ustedes, causantes de esta aventura con su seductora complicidad.

Por cierto, este jueves en la peña (Facultad de Matemática de la UH, 5:00 p.m.) hablaremos de besos (y de Shakira, ya es inevitable); y el domingo será la Ruta de los Olores: un paseo por la historia de la sexualidad contada por las casas de una calle habanera, con paradas para oler, tocar, degustar, escuchar... Empezamos a las 9:00 a.m. en la plaza vieja frente al café El Escorial, y si te coge tarde nos alcanzas en cualquier punto de Mercaderes antes de llegar a Obispo para la despedida...

De la ruta, no de esta crónica. ¡Me corto los dedos si no escribo de la dichosa cancioncita despechada! Quienes la critican tendrán sus razones, pero tienen también mala memoria: ¿Acaso la diva no le hizo versos a la barbita del pateapelotas, y no contó cómo se enamoraron en 2010? ¿Acaso no hizo con Maná un hermoso vídeo de su embarazo? ¿Acaso no es la vida fuente de inspiracion del arte auténtico?

De la mediática ruptura hubo otras dos canciones en 2022, muy vistas también, pero ninguna satisfizo a la loba como esta última, cargada de metáforas en palabras, gestos y minutos. Necesitaba el cierre para procesar el duelo y ya lo tuvo: ¡Bien por ella y su versión del desastre! 

Si no quieren aplaudirla, pueden llenar la maleta con Fonsi, aliarse al perdedor de Enrique Iglesias, buscar a la princesa de Sabina, la barbie de Melendi, la adorada de Bisbal... o simplemente romperse los labios con la copa de Feliciano y terminar en la cárcel del Sing sing. 

Porque está bien que los famosos facturen sus decepciones, pero una madre debe sopesar consecuencias... ¡¡Miiira!!