El azúcar amargo de la sexualidad

Cerca de 350 millones de hombres y mujeres padecen actualmente de Diabetes en todo el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y lo peor es que la cifra aumenta peligrosamente cada año, incluso en edades más tempranas. 

Aunque mucho se ha hablado de los daños que esta enfermedad ocasiona en el organismo, esta vez quisiera dedicarle un post a la relación entre la diabetes y la sexualidad, una mezcla que puede ser muy dolorosa emocionalmente para quienes la padecen, a propósito también de celebrarse el pasado 14 de noviembre el Día Mundial de la Diabetes.

Sin duda, uno de los problemas comunes y más preocupantes, derivados de este trastorno metabólico es la disfunción eréctil, asociado a la neuropatía diabética y enfermedad vascular periférica, una patología desarrollada por el 50 por ciento de los varones diabéticos dentro de los 10 años del diagnóstico.

Un estudio publicado en la revista Diabetes Care, señalaba recientemente que la disfunción eréctil en los diabéticos está asociada con un incremento del estrés provocado por la enfermedad, lo cual genera un peor control metabólico y aumento en los síntomas depresivos.

La diabetes impacta la función eréctil a tal punto que uno de cada dos diabéticos presenta problemas de disfunción al cabo de diez años de diagnosticarle la enfermedad.

Según advierten las investigaciones, los hombres tienen una probabilidad dos veces mayor de sufrir disfunción eréctil que la de los hombres sin diabetes. En tanto, las féminas tienen una probabilidad dos veces mayor de experimentar alguna disfunción sexual que la de las mujeres sin diabetes.

Investigaciones realizadas revelan que las mujeres diabéticas rechazan las relaciones sexuales al experimentar baja libido o dificultad para conseguir el orgasmo. Lo peor se esta situación es que no pocas veces lo sufren en silencio, pues solo una de cada cinco lo comenta con el especialista.

PRONÓSTICOS Y SOLUCIONES

Amén de que haya sido cuantificado en estudios o pesquisas médicas, es clara la relación existente entre la calidad de vida y una conducta sexual satisfactoria.

Sin embargo, para quienes padecen enfermedades crónicas esta regla no siempre se cumple, más si asumen una actitud silenciada y evitan acudir a un especialista que les ayude a enfrentar el problema.

Algunos pacientes son conscientes de que su condición de diabéticos acabará a largo plazo teniendo algún efecto en el plano sexual, pero estos pensamientos generan temores, inquietudes y finalmente un estado de ansiedad que empeorara el problema.

El pronóstico de ello empeorará a medida que el paciente acumule factores de riesgo sumados a la diabetes como son la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el tabaquismo o la arterioesclerosis múltiple.

Los factores emocionales que afectan a la vida sexual, contando los problemas interpersonales como los de pareja o falta de confianza y comunicación (psicológicos del individuo: depresión, miedos y culpa, traumas, otros) también pueden influir en las causas de esta afección.

Otros elementos asociados son las lesiones de espalda, hiperplasia prostática benigna, problemas de riego sanguíneo, daños nerviosos (como heridas en la médula espinal), y diversas enfermedades como la esclerosis múltiple, los tumores y raramente la sífilis terciaria.

Tanto la diabetes como la disfunción eréctil están asociadas con una importante pérdida en la calidad de vida y debe ser tratada adecuadamente, por ello se debe obtener un consejo médico profesional antes de auto medicarse o buscar cualquier solución.

FALSAS CREENCIAS, VERDADERAS CONSECUENCIAS

La disfunción eréctil constituye un problema que no se consulta en la medida que sería deseable debido al pudor y a la falsa creencia de que son trastornos ligados de manera irreversible de la edad, según explican los expertos.

De ahí que sea tan importante mantener el mejor control posible de la diabetes como prevención de las disfunciones sexuales, sin caer en el error de esconder la cabeza pensando que no hay problemas.

Los niveles altos de glucemia pueden dañar los nervios y vasos sanguíneos, pudiendo afectar y alterar la actividad sexual de la persona. La existencia o aparición de alguna disfunción sexual puede tener consecuencias psicológicas negativas, que agravan aún más la problemática.

Se afecta al deseo y a las recompensas de la actividad sexual. Así, los hombres diagnosticados de diabetes son más propensos a manifestar una falta de interés por el sexo, y a experimentar eyaculación precoz.

Cada vez es más habitual que el personal sanitario tome conciencia sobre la importancia de abordar las cuestiones sexuales con los pacientes en las consultas del sistema público, por lo que queda de mano de la actitud individual la búsqueda de un ayuda profesional.

Dada la alta frecuencia de trastornos, fácilmente curables, que repercuten en la calidad de vida general, cabe destacar que la situación mejorará si se logra terminar con la separación o distancia habitual entre sexo y salud, lo cual es algo que lleva a que muchas personas con trastornos sexuales no reconozcan en su relación alguna enfermedad que pudieran estar padeciendo.