Polémica en la anticoncepción de emergencia

Recientemente una controversia retoma los debates en no pocos países entre la medicina y la sexualidad. 

La conocida píldora anticonceptiva de emergencia, llamada también píldora del día después o anticoncepción de emergencia reaviva los análisis en torno al funcionamiento, distribución y reglamentaciones legales para la misma.

Estos medicamentos hacen referencia a un grupo reducido de anticonceptivos de emergencia (ACE) femeninos orales, formado por acetato de ulipristal, mifepristona y levonorgestrel.

Los mismos se utilizan para prevenir los embarazos no deseados, entre ellos los de adolescentes, desde las primeras horas y hasta los 3 a 5 días (72 a 120 horas) después de haber tenido relaciones sexuales sin protección.

Desde hace más de 40 años este método se utiliza en Estados Unidos y en Europa. Actualmente está autorizado en más de 70 países, entre ellos 15 de Latinoamérica.

Sin embargo, últimamente se ha desatado una gran polémica entre los sectores religioso, político y social, pues los gobiernos la han incluido en la lista de anticonceptivos gratuitos que ofrecen los centros de salud pública.

En países como Ecuador se señala que si la juventud tiene la madurez para tener una relación sexual, está la obligación de dar cumplimiento a sus derechos de acceder a la píldora sin limitaciones, barreras o aprobaciones de terceros.

Mientras, en Chile está vigente una ley que garantiza el acceso a la píldora del día después en el sistema público gratuitamente, aunque obliga a los médicos a informar a los padres tras entregarla a menores de 14 años.

Lo cierto es que la Organización Mundial de Salud (OMS) establece que toda mujer en edad fértil podría necesitar anticoncepción de emergencia en algún momento, para evitar un embarazo no deseado.

DE DÓNDE SURGE LA ACE

De acuerdo al momento en que ocurre el contacto sexual, el mecanismo de acción de la ACE es retardar o inhibir la génesis del óvulo en el folículo, su anidación en el útero si ya estaba en las trompas, u ocasionar cambios en el organismo que impidan al espermatozoide llegar a él.

Haciendo un poco de historia, se dice que esta técnica fue creada por un grupo de veterinarios para evitar la reproducción de algunos de sus animales, y luego se aplicó en mujeres violadas, para protegerlas de un embarazo traumático, y más tarde para contrarrestar posibles fallas de los métodos regulares.

Inicialmente se aplicaban altas cantidades de estrógeno, pero ello ocasionaba graves consecuencias a las mujeres, por lo que se concibió la administración de pequeñas dosis de dicha hormona combinada con la progesterona, en los tres primeros días después del coito.

Así se popularizó en Francia, en el año 1972, con el nombre de Yuzpe. Posteriormente se introdujeron otros medicamentos, como la mifepristona (RU486), probada en más de 50 países con una efectividad superior al 95 por ciento, con tabletas de 600 miligramos empleadas hasta cinco días después del contacto sexual desprotegido.

Pero, alertan los especialistas, es un error aguardar por la próxima menstruación para tomar medidas, pues se pierde la posibilidad de acudir a métodos más seguros de impedir el embarazo en las primeras horas.

La píldora del día después es un medicamento anticonceptivo muy fuerte que somete al organismo a una intensa carga hormonal. Esto puede favorecer la aparición de efectos secundarios como alteraciones en el ciclo menstrual, mareos, nauseas, vómitos, etc.

ACTUALIDADES DE UN “VIEJO” MÉTODO

Por ejemplo, en países como Estados Unidos se establece que las pastillas de progestina sola, como Plan B, funcionan previniendo la ovulación. También dicen que sola pueda interferir con la implantación del blastocisto en el revestimiento del útero, y que no tienen ningún efecto en los embarazos si se toman después de la implantación.

Mientras, recientemente se comentaba de un grupo de científicos escoceses que encontraron un medicamento aprobado en el Reino Unido —llamado acetato de ulipristal— que continúa funcionando incluso después del límite de tres días del fármaco más comúnmente utilizado como anticonceptivo de emergencia, el levonorgestrel.

Los expertos afirman que el hallazgo es un avance importante porque ofrece a las mujeres una nueva alternativa para reducir el número de embarazos no deseados. El estudio, publicado en la revista médica The Lancet, fue realizado con féminas del Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos.

Según la OMS la eficacia en la reducción del riesgo de un embarazo de las píldoras anticonceptivas de emergencia es de un52 al 94 por ciento.

El acetato de ulipristal y el levonorgestrel son los anticonceptivos hormonales postcoitales de referencia en América y Europa occidental; mientras que en China y Rusia el anticonceptivo de urgencia más utilizado es la mifepristona.

Varios estudios, todavía en fases preliminares, con el antiinflamatorio no esteroideo meloxicam han concluido que posee también una alta eficacia como anticonceptivo de emergencia.

No obstante, y como bien dice su nombre, estos métodos son solo para casos de urgencia. No es bueno escudarse en ellos frecuentemente pues, como toda sustancia ajena, pudiera ocasionar daños a largo plazo o dejar secuelas.