X Men

Este no es un texto sobre ciencia ficción, no se equivocaron de blog, están aquí, en el rincón de los jueves. Tampoco voy a conversar sobre mis amantes secretos Wolverine y Cable. No, los hombres a los que me refiero en el título no tienen superpoderes ni fueron elegidos para una misión especial por su valentía y destreza. Ellos, en principio, solo tienen algo en común: yo.

Los X Men o los exs, como les llamamos, también se merecen un post. ¿Por qué no, si gracias a su paso por mi vida todavía tengo algunas historias guardadas para compartir? Quizás debí empezar la columna de hoy con un agradecimiento “A todos aquellos que han hecho posible…”, pero tampoco es para tanto.

Seguramente coincidirán conmigo en que el inicio de una relación romántica es especial, divertido y alucinante. Algunas, claro está, tienen más intensidad que otras; pero todas, de cierta manera, nos hacen levitar. Esta magia, por desgracia, no siempre es eterna. Las relaciones se terminan. A veces, y estos son los casos novelescos de la vida real, existen conflictos externos que inevitablemente condicionan una ruptura; otras, la traición acaba con una historia romántica; y en ocasiones, simplemente, es el desgaste cotidiano el culpable de una separación. No pretendo hacer una lista de razones por las que una pareja se separa, el punto es que cada día fallecen millones de historias de amor. Y si contamos las aventuras efímeras, que se diluyen con la misma facilidad con que empezaron, las estadísticas son mayores.

Cuando logramos pensar con la cabeza fría sobre el final de una relación, en muchas ocasiones comprendemos que fue lo mejor que nos pudo ocurrir dadas las circunstancias. Pero, para interiorizar ese razonamiento en serio, no para decirlo a los demás como escudo, es necesaria una buena dosis de tiempo. Que la ruptura de una relación sea oportuna y conveniente no la hace menos dolorosa, tal vez por eso es tan difícil salir de una historia de (des)amor, por daño que nos haga.

Mantener la compostura y ser “civilizados” en una separación es bien difícil. Es una situación que va más allá de la madurez y la inteligencia emocional, al menos para mí. Por supuesto que los motivos de la ruptura también influyen en el tipo de desenlace, y hay quienes quedan inevitablemente atados por la presencia de un hijo. Romper el vínculo al cien por ciento es tan complicado como el duelo que conlleva el final.

Aunque una buena solución es hacer borrón y cuenta nueva, hay que considerar la realidad, por mucho que queramos partir de cero, los exs se quedan ahí, merodeando por la ciudad. Es inevitable existir con esta situación. Tal vez alguien de Rusia o China me pueda contar una historia distinta. Pero La Habana parece demasiado pequeña si de exs se trata. ¡Y ni hablar de Pinar del Río!

¿Qué hacer entonces con la amenazadora aparición de un ex en el momento y lugar menos adecuados? Aunque lo cierto es que un ex siempre aparece en lugares y situaciones inimaginables. Tal vez será la Ley de Murphy pero es increíble que por la calle más desierta y a la hora menos estelar aparezca él, solo para complicarnos el día. Porque un encuentro con un ex, sobre todo recién terminada la relación, siempre es embarazoso.

Pensando en los exs y las reacciones que producen recordé un capítulo de la segunda temporada de Sex and the city que trataba el tema. Las adictas como yo recordarán una escena en la que Miranda ve acercarse a Steve por la acera y ella, en un ataque de pánico, agarra a Carrie por un brazo y salen corriendo. Si Miranda, que es mi paradigma de fortaleza femenina, palideció, ¿qué puede quedar para las almas débiles?

He escuchado a personas que, al referirse a una antigua pareja, opinan: “nosotros nos llevamos muy bien, hasta salimos a comer juntos a veces”. Yo, sinceramente, las admiro. Me parece muy saludable, pero no sé cómo lo logran. No sé cómo hacerlo, aunque tampoco me ha dado por cruzar la calle ni por salir corriendo cuando aparece un ex, claro que un año atrás, antes de usar espejuelos, me enteraba cuando los tenía delante y no tenía manera de escapar.

Pero vuelvo al asunto del tipo de desenlace. Por muy duras que sean las separaciones, no todas son iguales. Creo que la relación con un ex depende en gran medida de las razones de la ruptura y de los términos en los que esta se realizó. Nunca podré tomarme un café con alguien que yo sepa que me engañó. La mentira para mí está fuera de toda discusión. Por eso hablo con muchísimo cariño de personajes que pasaron por mi vida sin pretender pasar por caballeros y me conquistaron con la verdad.

Los X Men siempre van a rondar, al final esta también es ciudad y como la alternativa de quedarme encerrada en casa para siempre me parece muy poco práctica he aprendido a integrarlos al entorno como elementos cotidianos. Afortunadamente, el tiempo es el mejor cocimiento para curar dolores y rencores. Un buen día, otra vez cuando menos te imagines, aparecerá él y la única sensación que te recorrerá el cuerpo es la ausencia de sensaciones. Remedio santo.