//

martes, 18 de noviembre de 2025

Biodiversidad en recuperación: pequeñas señales de esperanza en la lucha climática global

Algunas especies muestran señales de recuperación gracias a políticas internacionales, aunque los avances son frágiles y limitados frente a la magnitud de la crisis climática y de biodiversidad...

Sheila Moten en Exclusivo 16/11/2025
0 comentarios
Biodiversidad en recuperación: pequeñas señales de esperanza en la lucha climática global
Biodiversidad en recuperación: pequeñas señales de esperanza en la lucha climática global

El cambio climático es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del planeta, aunque no con la misma intensidad en todas partes. Entre sus múltiples consecuencias, uno de los aspectos que ha ganado atención internacional es el estado de conservación de las especies animales. En medio de un panorama preocupante, algunas políticas climáticas y de conservación comienzan a mostrar resultados alentadores: especies que estuvieron al borde de la extinción están regresando a sus hábitats naturales.

Según un artículo publicado por National Geographic España en febrero de 2025, titulado “Estos son los animales en peligro de extinción en 2025”, más del 20% de las aproximadamente 7,7 millones de especies que habitan el planeta se encuentran en peligro de extinción. Esta cifra subraya la urgencia de implementar medidas efectivas para preservar la biodiversidad de nuestro mundo.

Los animales en riesgo de extinción se agrupan en distintas categorías según el grado de amenaza que enfrentan. Estas clasificaciones son definidas por organismos como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que utiliza criterios científicos estandarizados a nivel mundial. Sin embargo, también existen metodologías regionales que adaptan estas categorías a las condiciones ecológicas y socioambientales específicas de cada zona, lo que puede generar variaciones en la evaluación del riesgo entre regiones.

Biodiversidad en recuperación: pequeñas señales de esperanza en la lucha climática global Biodiversidad en recuperación: pequeñas señales de esperanza en la lucha climática global

Existen especies que representan historias de éxito en los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, el panda gigante es uno de los casos más emblemáticos. Gracias a la protección de sus hábitats, la prohibición de su caza y campañas de conservación reconocidas internacionalmente, en 2016 la especie pasó de estar “en peligro” a “vulnerable”. A pesar de este avance, sigue siendo una especie frágil: solo existen unos 2.000 individuos en estado salvaje, distribuidos en poblaciones aisladas.

Otro ejemplo es el lobo gris, conocido científicamente como Canis lupus. En Europa, su población ha aumentado significativamente gracias a estrategias de gestión y conservación. Aunque estuvo prácticamente extinto hace un siglo, en 2023 se reportó que la población total en la Unión Europea alcanzó los 20.300 ejemplares. En 2025, el gobierno español lanzó la Estrategia para la gestión y conservación del lobo y su convivencia con las actividades del medio rural, promovida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico

En América del Norte, México y Estados Unidos también han impulsado programas de reintroducción. En el Parque Nacional Yellowstone, la reintroducción de lobos en 1995 tuvo efectos ecológicos positivos: ayudaron a controlar la sobrepoblación de alces, lo que permitió la regeneración de los álamos, una especie vegetal que había sido severamente afectada por el pastoreo excesivo.

La ballena jorobada es una especie icónica por su papel clave en el equilibrio de los ecosistemas marinos. En Sudamérica, la población de ballenas jorobadas que visita el litoral brasileño ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años. Según la agencia EFE, en 2025 se reportó que su número se multiplicó casi 18 veces en dos décadas, pasando de 1.400 ejemplares en 2001 a 25.000 en 2022. Este aumento se atribuye a la moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas, vigente desde 1986.

Sin embargo, en el Pacífico Norte la situación es distinta. En 2024, DW informó que la población de ballenas jorobadas en esa región cayó un 20% en menos de una década, pasando de 33.000 a poco más de 26.600 ejemplares, lo que evidencia que los avances no son homogéneos en todos los ecosistemas, de ahí la importancia de esfuerzos coordinados entre países.

El rinoceronte negro de Namibia también presenta una tendencia positiva. Esta especie ha sido víctima de la casa furtiva, en ocasiones para extraerle sus cuernos que adquieren precios astronómicos en los mercados negros del mundo, pero en los últimos años su población muestra una leve tendencia al crecimiento. Según la Fundación Internacional del Rhino, en 2025 se contabilizaron 6.788 ejemplares, frente a los 6.195 registrados en 2022. Estas cifras excluyen a los animales en cautiverio, pero reflejan un progreso sostenido.

La recuperación de especies, aunque sea en números modestos, representa un avance significativo. La biodiversidad es un indicador clave del éxito climático, y los resultados tangibles motivan a la ciudadanía a involucrarse en la protección del medio ambiente. Estos logros ayudan a contrarrestar el fenómeno del pesimismo climático y refuerzan la idea de que el cambio es posible. El financiamiento adecuado, la correcta aplicación de políticas y la coordinación internacional son factores esenciales para el éxito de las estrategias de conservación. La colaboración entre gobiernos, organizaciones científicas y comunidades locales ha demostrado ser efectiva en varios casos, aunque aún queda mucho por hacer.


Compartir

Sheila Moten


Deja tu comentario

Condición de protección de datos