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viernes, 15 de noviembre de 2024

El Sol, combustible del futuro

La energía generada en Cuba a partir de fuentes no agotables apenas representa un cuatro por ciento del total del consumo...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 27/08/2015
3 comentarios

En cada metro cuadrado de Cuba se recibe diariamente energía procedente del Sol, que de utilizarse, sería el equivalente a cinco kilowatts-hora de consumo de electricidad. Con 110 mil kilómetros cuadrados, el país tiene un potencial de aprovechamiento de la fuente renovable solar diario similar a la que haría falta para satisfacer la demanda nacional durante cinco años. Dicho de otra forma, es como si diariamente nos bombardearan con 50 millones de barriles de petróleo.

A pesar de ello, en la actualidad, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, la energía generada en Cuba a partir de fuentes no agotables apenas representa un cuatro por ciento del total del consumo, aunque a mediano plazo se espera elevar esa cifra a un 24 por ciento.

Para ello, el Gobierno ha planteado su política energética a partir de tres principios: la eficiencia, el ahorro y el favorecimiento a los portadores renovables. Pero, ello significaría encontrar políticas, conocimientos y mecanismos que sorteen dificultades como los altos costos para el acceso e instalación de esta tecnología, pero sobre todo, el cambio en el modelo de consumo de electricidad que predomina en el país desde que en el siglo XIX se introdujo la electricidad.

El primer argumento que presentan los defensores de las fuentes renovables de energía tiene que ver con la protección del medio ambiente. Al disminuir la quema de combustibles fósiles se reduce igualmente la contaminación atmosférica y se dilatan procesos como el cambio climático. Sin embargo, reducir la introducción de esta tecnología a este parámetro es un proceder superficial.

La generación de electricidad a partir del petróleo y el carbón no solo es más sucia, sino también más cara.

De acuerdo con estudios de la Unión Eléctrica, en Cuba una casa promedio consume entre 150 y 200 kilowatts al mes. Considérese además que alrededor del 60 por ciento del consumo energético del país corresponde al sector residencial. A ello hay que agregar que producir un kilowatt en la Isla cuesta alrededor de 25 centavos en dólar, pero este llega al consumidor final de forma subsidiada. A pesar de ello, gran parte del salario familiar corresponde al pago de la corriente y otras fuentes de energía.

Pero, ¿qué pasaría si cualquier ciudadano tuviera la posibilidad de acceder a materiales para construir o módulos de paneles fotovoltaicos, calentadores solares, secadores solares, digestores de biogás o pequeños aerogeneradores? De acuerdo con los expertos, el consumo de una vivienda normal en Cuba se reduciría apenas a unos 80 kilowatts al mes (menos de nueve pesos en el cobro de su tarifa a final de mes).

Varias entidades del sector estatal han asumido esta política con la instalación de calentadores solares, bombas fotovoltaicas, molinos a viento y biodigestores; lo cual ha sido imitado, fundamentalmente por cooperativas agropecuarias. Sin embargo, en la mayoría de los casos estas fuentes, al cabo de un año, se encuentran en malas condiciones o han sido abandonadas.

Estas experiencias han sido presas de uno de los más grandes tabúes de las fuentes renovables de energía: no se aplican las políticas de mantenimiento e innovación, por lo que finalmente engrosan la lista de las pérdidas. Por esta razón, muchos directivos y funcionarios aún ven con recelo proyectos de este tipo y obstaculizan su desarrollo o lo limitan a pruebas pilotos.

Otro de los obstáculos radica en el acceso a este tipo de tecnologías. En el país existen fábricas de paneles fotovoltaicos, calentadores solares y molinos a viento, sin embargo, por su grado de obsolescencia, es mucho más rentable importarlos desde países como China, que adquirirlos “made in Cuba”. La nueva política para la inversión extranjera y las dinámicas de nuevas formas de gestión, como las cooperativas no agropecuarias, pudieran contribuir a limar asperezas en este sentido.

Un ejemplo de ello son las experiencias del biogás entre productores porcinos. Luego de superar los recelos primarios y bajo el manto del proverbio aquel de que “vista hace fe”, muchos porcicultores han invertido en el desarrollo de biodigestores, con los que producen combustible para la cocción de alimentos, gases refrigerantes e incluso electricidad. Ello prueba la factibilidad de desarrollar las fuentes renovables de energía a pequeña escala y que nuevos fenómenos socioeconómicos, como la actividad por cuenta propia o el propio desarrollo tecnológico que llega a los hogares, no se vea frenado por limitaciones en el uso de la electricidad.

La Revolución Energética que comenzó en el país en el año 2003 pudiera encontrar su continuidad con el fomento, por parte del Estado, a la instalación de módulos de fuentes renovables de energía (incluso a precios subsidiados) y la sustitución de nuevos equipos como bombillos led, televisores de plasma y, como ya ha venido ocurriendo, módulos de cocción por inducción.

El país ha declarado sucesivamente en espacios como el Parlamento, su interés por desarrollar grandes obras de fuentes como los parques eólicos de la costa norte del oriente o las granjas fotovoltaicas que desde 2012 se han inaugurado en varias provincias y continúan extendiéndose; sin embargo, es saludable acercar estas iniciativas a los proyectos de vida de las comunidades y las familias, que asimilarían la energía renovable como una tecnología más amigable.

Para entonces, ese sol veraniego que obliga a encender los ventiladores más de lo habitual, pudiera ser la solución para que a fin de mes la cuenta de la electricidad no nos ponga a sudar otra vez.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles

Se han publicado 3 comentarios


Javier
 2/9/15 10:39

Deberían empezar por vender a cualquiera que tenga el dinero los paneles solares. Y también al menor precio posible teniendo en cuenta la importancia estratégica de no depender del petroleo.

Nor1
 28/8/15 14:40

pienso que a todo ese tema habria que agregarle ademas de los mantenimientos la conservacion ante eventos como ciclones y descargas de rayos que son lo mas comun para nuestro pais. porque no hariamos nada si un parque eolico o solar lo destimbala un ciclon y no se repara con la mayor brevedad su capacidad generadora. creo que con algun tipo de seguro que cubra esas perdidas. tambien fuera bueno que las personas naturales que esten interesadas en poner algunos paneles en sus techos (fundamentalmente en edificios) puedan adquirirlos. quizas hasta con algun tipo de credito fomentado por las empresas generadoras de electricidad. soñar no cuesta nada. muchas gracias.

Raúl Velazquez González
 28/8/15 12:21

En mi modesta opinión creó que al diseñar toda construcción, se debe pensar el la posibilidad de instalar los paneles solares, pues el montaje en áreas libres crea un nuevo problema al desaprovechar grandes superficies que pudieran TENER UN USO MÁS RACIONAL.

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