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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Argentina asegura su futuro

Luego de semanas de tensión, los argentinos tienen buenas noticias...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 14/08/2020
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Alberto Fernández-Ministro de Economía-Martín Guzmán
El presidente Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, logran vitales acuerdos con acreedores financieros.

Luego de tensas semanas a causa de la COVID-19 y el peso de una supermillonaria deuda externa, los argentinos respiran hoy aliviados, con buenas noticias sobre una posible vacuna específica contra la letal enfermedad coordinada con México, y el despeje del horizonte financiero tras favorables acuerdos con los acreedores internacionales y locales.

Este lunes, luego del anuncio de Rusia de contar con una vacuna probada contra la pandemia mundial del nuevo coronavirus, autoridades de Argentina y de México informaron sobre su unión para la fabricación de otra, que sería distribuida en los países de América Latina, con excepción de Brasil.

El presidente argentino Alberto Fernández se comunicó con su par mexicano Andrés Manuel López Orador para festejar la unión en el nuevo proyecto del fármaco que eliminaría la dolencia en numerosos países de América Latina y El Caribe.

Fernández y López Obrador “compartieron el entusiasmo de encarar de manera conjunta el desarrollo y fabricación de la vacuna” para prevenir el coronavirus, que confían se podrá producir y distribuir en la región durante el primer trimestre del 2021.

El acuerdo sobre la producción y distribución del futuro fármaco se estableció entre las dos naciones, la Fundación Slim (con relación a Carlos Slim, el hombre más rico de México), y la Universidad de Oxford, con sede en Inglaterra y la más antigua en el mundo anglófono.

Tanto Argentina como México han sido muy castigadas por el nuevo coronavirus.

La antigua nación de los aztecas reportaba, hasta el pasado miércoles, 35 066 defunciones y 299 750 contagiados. En un solo día se reportaron 278 muertos y 4 482 contagios, lo que la convierte en el cuarto país de mayor incidencia, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.

En Argentina la situación es más favorable. Un reporte oficial del mismo día indicó que en las últimas 24 horas se habían infectado 7 043 personas, que eleva la estadística a 260 911, con una incidencia de 575 casos por cada 100 000 habitantes.

El Ministerio de Salud de esa nación informó otros 84 nuevos fallecimientos durante esa jornada, lo que elevó a 5 088 los decesos desde marzo pasado, con una tasa de mortalidad de 112 personas por cada millón de habitantes y un índice de letalidad general de 1,9 por ciento sobre los casos confirmados.

Al encabezar el reporte diario que emitió la autoridad sanitaria del pasado miércoles, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, señaló que ese 1,9 por ciento de letalidad es “un porcentaje bajo, un numero estable” que se mide con relación a los infectados, pero pidió no perder de vista el número de fallecidos, que viene aumentando.

Respecto a la vacuna, Arturo Elías Ayub, vocero de la Fundación Slim, explicó que el proceso de fabricación comenzará de inmediato, aunque, aclaró, todavía no haya culminado la fase 3 probatoria en Oxford, conocida por sus avanzados ensayos a nivel mundial sobre esta nueva dolencia.

Aunque algunos medios de los dos países involucrados consideran triunfalistas las declaraciones de Ayub, este aseguró que “este acuerdo se firmó para empezar hoy mismo”, aunque reconoció que “anticiparse al cierre de los ensayos clínicos antes de que la vacuna sea aprobada por los organismos reguladores conlleva riesgos”, y advirtió que “deben correrse para poder tener la vacuna lo más pronto posible”.

En julio último, Fernández recibió en la Quinta Presidencial de Olivos a directivos de la farmacéutica británica AstraZeneca, a la que confió la disposición de participar en el proyecto y solicitó el acceso a la vacuna en corto plazo, una vez fuera aprobada.

La Organización no Gubernamental creada por el magnate Slim iniciará el proceso de transferencia tecnológica para que Argentina empiece la producción cuando la última fase de la vacuna sea completada. El nuevo medicamento denominado ChAdOx1 nCoV-19 superó de manera positiva las primeras dos fases en estudios de laboratorios, lo que, indican expertos, la convierte en una de las más prometedoras a nivel mundial.

AMENAZAS SE ALEJAN

Mientras, a principios de este mes, el gobierno argentino logró un triunfo político de alto vuelo sobre los fondos de inversión de los acreedores, en el interés de impedir la declaración de quiebre de la economía debido a los entuertos dejados por el gobierno del derechista Mauricio Macri.

Para expertos, este importante paso de avance para el país se logró gracias a la firmeza en la negociación encabezada por su ministro de Economía Martín Guzmán, quien propuso un acertado esquema de pagos que implicará un importante alivio para las finanzas.

Ante todo, Guzmán y su grupo diseñaron una estrategia que hace valedera el principal y casi único activo de esa nación: la soberanía financiera y la defensa de sus intereses.

Desde comienzos de este año, los tres protagonistas de la situación económica argentina comenzaron las negociaciones, es decir, el gobierno de Fernández, el Fondo Monetario Internacional, y los grandes fondos de inversión, o bonistas, con los que el régimen de Mauricio Macri contrajo una deuda de 20 000 millones de dólares.

La deuda con el FMI suscrita por Macri es de 57 000 millones de dólares, pero el actual gobierno alcanzó un acuerdo de pago para cerrar el capítulo del desastre financiero heredado.

El presidente Fernández siempre ha sido claro y su criterio es que no puede sacrificar más a su pueblo en aras de pagar un débito tan descomunal, y tal declaración fue hecha desde que asumió el pasado año.

Es significativo que durante las conversaciones se evidenció sobre todo en la prensa conservadora una matriz de opinión proacreedores, en especial el periódico Clarín que, dicen observadores, quisieran mantener el poder económico para conducir políticamente al país.

Es verdad de Perogrullo, y así lo demuestra la historia, que los grupos dominantes de la economía manejan los restantes escalones estructurales de la sociedad, entre ellos la política.

El gobierno de Fernández, heredero de una erosionada economía, amenazado por un colapso financiero, y una extensa recesión económica, debió enfrentarse a un altísimo crédito ya liberado de 44 000 millones por el FMI. El ministro Guzmán, martirizado por los medios conservadores, ofreció una última oferta al Fondo, basado en el concepto de la negociación: la sustentabilidad de la deuda.

Argentina no comenzará a pagarle a su principal prestamista hasta el 2024, luego de la estabilización de su economía, sostuvo Fernández.

Este arreglo —no podía ser de otra manera— tuvo una repercusión negativa entre los bonistas, liderados por BlackRock, con influencia en el gobierno del estadounidense Donald Trump, aunque cedieron ante los argumentos argentinos, sin que salieran perjudicados.

El Ministerio de Economía propuso —luego de otros ofrecimientos— un pago a los acreedores de 56.6 dólares por cada 100, frente a los 53.5 por cada 100 de la oferta inicial. Ello representa una diferencia entre ambas propuestas de unos 3 000 millones de dólares en 10 años a favor de los suramericanos.

Fernández, un político de gran transparencia con su pueblo, también hizo una intervención pública dirigida a los acreedores, en la que planteó que “no estamos para pelear con nadie sino para resolver el problema de la deuda, aun cuando la pandemia nos está golpeando”.

El calendario marcaba el 22 de julio, y tras asegurar a los acreedores que esa sería su última oferta, argumentó que “llegamos y la Argentina enfrentaba un 36 % de pobreza, y un nivel de endeudamiento que casi comprometía el ciento por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en una deuda que había sido contraída en muy poco tiempo y que debía ser pagada en muy poco tiempo, una Argentina absolutamente estancada, con una inflación que en 2019 superó los 50 puntos”.

Tras ocho meses de negociaciones, el pasado día 4 la Casa Rosada comunicó la firma de un documento conjunto con los tres principales grupos de bonistas. Informó que los cupones promedio de la nueva deuda se reducen de 7 a 3 %; los plazos de madurez se alargan de 8,7 a 12,5 años y el flujo de pagos disminuye en casi 34 700 millones de dólares. Esto representa un ahorro de divisas del 27 % respecto al acumulamiento de deuda actual.

En medio de la compleja situación nacional, economistas afirman que de inmediato habrá una mejora en las finanzas locales y una moderación en la incertidumbre cambiaria. “Ello hará que se reduzcan las expectativas de inflación para los próximos meses ante un mayor flujo de ingresos de divisas al país y una menor expectativa de devaluación”, resumió el periódico Página 12.

Este medio comunicacional, que siguió a diario las negociaciones con los acreedores, consignó que el equipo económico de Fernández tiene oportunidad para incrementar las reservas internacionales, lo cual fue difícil debido a la brecha entre el tipo de cambio comercial, en torno de 70 pesos, y el financiero, montado en 120, con sus consecuencias para las exportaciones y las importaciones.

Buenas noticias para la población de Argentina, que vivió cuatros años de sistema neoliberal cuyo resultado fue el desastre económico del cual ahora el gobierno progresista del Frente para Todos busca y logra salidas honrosas.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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