El optimismo respecto al destino del grupo integrista que desde 2009 optó por la violencia armada, luego de la desaparición física de su creador, Mohamed Yusuf, lo justifican hechos concretos como que Chad reportó la muerte de alrededor de un millar de integristas con la operación denominada Cólera de Bohoma.
Esa ofensiva lanzada recientemente por las tropas N'Jamena se realizó durante ocho días y desalojó a los extremistas de las islas en una vasta área del lago Chad ubicada entre el país, Nigeria, Níger y Camerún, así como y sucedió a un ataque de Boko Haram contra una base militar en la región de Bohoma,
Aquel asalto causó la muerte de 92 soldados y casi 200 sufrieron heridas; oficiales del ejército lo calificaron como el asalto más mortífero contra sus fuerzas armadas, pero la gravedad de esa acción del grupo extremista contra las tropas chadianas impulsó a una respuesta de esa fuerza que contó con el conocimiento de sus homólogos.
La Operación Cólera de Mboma expulsó a los efectivos de la secta terrorista de territorio chadiano, acentuó el presidente, Idriss Deby, quien declaró que: "Nuestra provincia del Lago se ha convertido en lo que siempre debió haber sido, una zona de paz, seguridad y producción".
Antes, las autoridades camerunesas señalaron éxitos apreciables en la lucha contra el grupo armado, aunque en la misma medida reconocieron la persistencia de la amenaza extremista en un contexto complejo, toda vez que ese país acoge a miles de desplazados que cruzan la frontera desde el norte de Nigeria para escapar de la violencia.
"Camerún y los países de la cuenta del lago Chad hacen frente desde hace varios años a la inseguridad causada por el grupo terrorista Boko Haram", declaró ante la LXXIV sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas el canciller Lejeune Mbella Mbella.
Esa alerta camerunesa del peligro confirmó su vigencia cuando la secta fundamentalista perpetró dos ataques que causaron una decena de muertos en el Extremo Norte, los asedios se centraron en las localidades de Zigague y Amchidé.
Durante este mes de abril –unidos a tropas de Nigeria y Chad- soldados de Níger participaron en la operación conjunta contra Boko Haram y Estado Islámico en África Occidental (ISWA) en las islas del lago Chad, una zona de responsabilidad de la Fuerza de Tarea Conjunta Multinacional (Mnjtf)
La Mnjtf de la que forman parte los cuatro países afectados por el terrorismo, constituye un esquema de cooperación militar trasfronterizo, que posibilita la comunicación, el intercambio y la conciliación de intereses en la preservación de objetivos territoriales en función de la seguridad colectiva.
Tanto Boko Haram, de Abubakar Shekau, como el Estado Islámico en África Occidental, comandado por por Abú Musab al Barnaui, es el enemigo común que desangra a Camerún, Níger, Nigeria y Chad, los integrantes de la cuenca del lago Chad, un escenario africano víctima del radicalismo confesional armado.
Las ofensivas realizadas en el trimestre enero-marzo debilitaron a Jamā'at Ahl as-Sunnah lid-Da'wah wa'l-Jihād, (Grupo de la Gente de la Sunnah para la Predicación y la Jihad) nombre original de la agrupación terrorista creada por Mohamed Yusuf, ahora denominada Boko Haram, una identificación en síntesis que procede del idioma hausa.
Una libre interpretación lingüística de Boko Haram frecuente en los medios de prensa es: la educación occidental es pecado, la cual es más bien portadora de un criterio de lucha ideológica y esencialmente de militancia política, y que circunscribe el fanatismo religioso muy distorsionado del Islam a mero terrorismo, pero hay más…
Durante mucho tiempo se consideraba que su insurgencia iba solo contra la solidez del Estado nigeriano, otros entendían que era sostenida por intereses propios de determinadas regiones empobrecidas en el norte de Nigeria y un tercer criterio era que podría ser un instrumento de Occidente en su ofensiva contra un país africano petrolero.
Todos los análisis al respecto pueden tener alguna razón o no, pero lo cierto es que 11 años de conflicto desgastó al Estado federal y con eso la subregión perdió a unos 27 000 ciudadanos y causó 2,5 millones de desplazados, lo cual es imperdonable a criterio de las víctimas, desconocedoras de las supuestas grandes tramas geopolíticas.
Para ellas solo cuenta la esperanza de acabar rápido con la pesada carga del terror, un fin que muchos auguran no está lejos e incluso el director de Operaciones de Medios de Defensa de Nigeria, mayor general John Enenche, afirmó que el jefe Abubakar Shekau puede rendirse pronto, por lo cual la facción armada está en su epílogo.
Shekau va quedando aislado, varias figuras clave de Boko Haram fueron aniquiladas en múltiples ataques de la Fuerza de Tarea Aérea de la Operación Lafiya Dole en el estado norteño estado de Borno, y hasta se filtró que el “emir” dejó entrever que podría entregarse a las autoridades, pero hasta ahora solo son probabilidades nada firmes.
Aunque todo indica el declive de la secta, no es la primera vez que está débil y cuasi-descabezada, y se recompone, porque las fuentes de su violencia (miseria, hambre, ignorancia, marginalidad…) persisten enraizadas en ese contexto severamente hostil, en el cual la crueldad simula ser el único mecanismo de escape.
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