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sábado, 23 de noviembre de 2024

Pase de cuenta

El precio del petróleo se infla a cuenta de artilugios informativos y el miedo al recorte de los suministros por imaginada falta de producción y escasez global...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 09/03/2012
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Precios del petróleo1
Precios del petróleo1

Hace varios años, con Washington bajo la égida del ex beodo George. W. Bush, el petróleo cobró venganza.

Entonces, los tahúres de las bolsas, los mismos que inflarían la crisis que estalló en 2008 y dura hasta hoy, se dedicaron a elevar los precios de la factura energética a cuenta de artilugios informativos y del miedo al recorte de los suministros por unas imaginadas falta de producción y escasez global.

El propio jefe de la Casa Blanca reclamaba constantemente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, el aumento de sus entregas, que a precios de casi 150 dólares el barril, significaban un Potosí para los grandes consorcios gringos.

Solo que cuando se aprietan demasiado, las roscas saltan, y los mercados mundiales no resistieron semejantes gastos.

De la noche a la mañana, el crudo cayó a poco más de setenta dólares el barril, en una depreciación de casi cincuenta por ciento desde el tope al que fue remitido a fuerza de historietas y componendas.

Y el guión bien podría repetirse en nuestros días, apenas a unos años de aquel controvertido episodio, porque, esencialmente, los mismos que provocaron aquel descalabro cuentan con todos los recursos y prerrogativas para reeditarlo.

De hecho, en los últimos meses el crudo ha elevado sustancialmente sus precios para colocarse a poco más de veinte dólares del tope de 147 dólares el barril que marco su punto más elevado en la historia.

Ahora el estímulo básico ha sido el amplificado terror a un corte de los suministros a cuenta de las tensiones que Occidente, y en especial Washington, han alimentado en torno al derecho iraní de hacer libre uso pacífico de la energía atómica, como una alternativa a sus recursos petroleros.

El susto en torno a una guerra con Teherán y las amenazas de cierre del estrecho de Ormuz, por donde circula el 40 por ciento del tráfico global de hidrocarburos, han sido banderas agitadas en las bolsas para llenar nuevamente las arcas de los grandes consorcios energéticos.

Grupos de poder económico que no aprenden de las lecciones, o sencillamente no les interesa hacerlo, porque hace pocos días, con el crudo rondando los 126 dólares el barril, entidades nada radicales como el Fondo Monetario Internacional, FMI, y la propia Reserva Federal de Estados Unidos, FED, divulgaron su alarma de que tan costosa factura energética arrase con las irrisorias y esporádicas señales de recuperación de las economías desarrolladas de Occidente.

En medio de una crisis donde Europa se hunde bajo el peso de un endeudamiento sin remedio, mientras Estados Unidos apenas respira entre dislates productivos, huecos financieros y un desempleo galopante que afecta a diez por ciento de la población económicamente activa, los crecientes gastos en petróleo resultan una sangría insostenible.

De manera que podríamos estar nuevamente a las puertas de una reedición del caótico panorama de años atrás, en que el hidrocarburo burló las tácticas de capo de ruleta de los especuladores y grandes monopolios energéticos, para reajustarse en buena medida a la lógica correspondencia entre oferta y demanda, con el añadido de que ahora sería casi la antesala del suicidio para economías que padecen de asfixia casi crónica.

Y es que, vale insistir a estas alturas, los propios titulados defensores a ultranza de las denominadas “leyes del mercado”, son los primeros en vulnerarlas y echarlas a un lado una y otra vez cuando de cazar ganancias se trata.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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