El hígado es el órgano de mayor tamaño del cuerpo y colabora en la digestión de los alimentos, almacena las calorías aportadas por estos, dentro de límites normales, y elimina toxinas. En la enfermedad por hígado graso se acumula grasa en el hígado. Existen dos tipos fundamentales de esta enfermedad:
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico
- Enfermedad del hígado graso por alcohol, también llamada esteatosis hepática alcohólica
La enfermedad del hígado graso no alcohólico, de nuestro interés en este artículo, no está relacionada con el consumo de alcohol y, a su vez, hay dos tipos:
1- Hígado graso simple: existe excesiva grasa en el hígado, detectada por ultrasonido, prueba habitual indicada a todos los pacientes obesos antes de su ingreso en nuestros cursos de adelgazamiento, pero poca o ninguna inflamación o daño en las células del hígado. En esos momentos no es demasiado serio pues aún no hay daño o complicaciones al hígado, pero sí necesita un buen consejo preventivo en cuanto a la necesidad de reducir el peso corporal excesivo, etc.
- Esteatosis hepática: ya existe inflamación y daños en las células del hígado por el cúmulo de grasa. La inflamación y el daño de las células del hígado pueden causar fibrosis o cicatrización del hígado, y si se abandona puede causar cirrosis o cáncer de hígado con el paso del tiempo.
En cualquiera de sus formas de evolución, se presenta con mayor frecuencia también en obesos con la llamada resistencia insulínica. Significa que el organismo no maneja apropiadamente el azúcar que se consume en la dieta y eso produce un exceso de glúcidos en la sangre, similar a lo que ocurre en la diabetes. El hígado y el páncreas detectan el exceso de carbohidratos simples en la sangre y se produce un aumento de la insulina y, finalmente, acumulación de grasa en el hígado.
El hígado almacena el exceso de calorías provenientes de los carbohidratos inadecuada y excesivamente consumidos en forma de grasa, pues esta es la forma de almacenar la energía sobrante cuando hay exceso de ella.
FACTORES DE RIESGO
La obesidad y el sobrepeso son los factores más importantes en el desarrollo de esta exagerada acumulación de grasa en el hígado. Otras causas importantes son la presencia de diabetes, fundamentalmente la tipo 2, y la elevación de los niveles de triglicéridos o colesterol en la sangre, sobre todo los derivados de un excesivo peso corporal, y componentes genéticos no totalmente conocidos. La presencia de antecedentes de diabetes en la familia también es un factor de riesgo importante, sobre todo cuando se asocia a lo ya mencionado.
CARACTERÍSTICAS DE LA ENFERMEDAD
En una primera etapa, hay acumulación de grasa sin producir inflamación en el tejido hepático, ni daños significativos de este órgano. A ello se le llama hígado graso simple. Como no produce síntomas, en algunos pacientes el hígado puede dañarse en forma inadvertida por años o décadas. Con el transcurso del tiempo, la presencia de grasa cambia en forma muy importante el aspecto y la función del hígado, y hasta puede ocasionar inflamación hepática. Cuando esta ocurre puede presentarse la esteatohepatitis no alcohólica; su trascendencia radica en su potencial de progresión hacia una cirrosis hepática, considerada ya una etapa avanzada de la enfermedad.
¿HAY SÍNTOMAS?
En general, tanto la enfermedad de hígado graso como la enfermedad del hígado graso por alcohol son afecciones silenciosas con pocos o ningún síntoma. En caso de presentarse alguno, puede haber cansancio o molestias en el lado superior derecho del abdomen. El hígado graso simple es benigno e inofensivo y no causa ningún daño significativo. Pero la etapa siguiente, de no resolverse las causas del anterior, es la peligrosísima esteatohepatitis.
Como no hay medicamentos para tratar el hígado graso con efectividad, bajar de peso reduce la grasa, la inflamación y la fibrosis en el hígado, y hay estilos de vida capaces de ayudar a resolver la enfermedad del hígado graso y prevenir o revertir en lo posible el daño hepático, como son: perder peso consumiendo una dieta balanceada y saludable al recibir consejo dietético especializado y ejercitarse regularmente según edad y estado de salud, evitar totalmente el alcohol o cualquier adicción tóxica como el tabaquismo y consultar sobre las tabletas que se toman como resultado de un tratamiento a largo plazo.
Estos pacientes también deben ser evaluados por un gastroenterólogo para valorar su riesgo de enfermedad hepática, recibir buenos consejos y descartar otras enfermedades del hígado, también capaces de provocar un hígado graso.
COMIDAS CON RELACIÓN AL HÍGADO GRASO
Alimentos permitidos
Consumir entre 4 a 5 porciones de frutas y vegetales al día como: berenjena, lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, manzana, fruta bomba, naranja o limón; aumentar el consumo de alimentos ricos en fibras como: arroz, pan, cereales y pasta integral; consumir solo carnes blancas como pollo y pavo sin pellejo y pescados; leche y yogur descremados; huevos y algo de queso blanco bajo en grasa.
El tipo de grasa que puede consumirse cuando se tiene hígado graso es grasa poliinsaturada, monoinsaturada y los alimentos ricos en omega-3. Algunos ejemplos de estos tipos de grasa son: el aceite de oliva, semillas tostadas, como las de girasol: frutos secos, como maní o ajonjolí: y pescados, como el jurel o las sardinas.
ALIMENTOS QUE NO DEBEN CONSUMIRSE
Carnes rojas, pues tienen un alto contenido de grasa, ni chicharrones; quesos amarillos, queso crema, chocolate, galletas de mantequilla y productos de dulcería en general; cualquier tipo de embutidos como salchichas, perros calientes, mortadela, tocino, chorizo o jamón; salsas como mayonesa, kétchup y otras en general; mantequilla, margarina o manteca; cubitos industriales de carne o de pollo e incluso de vegetales; azúcar de mesa o alimentos procesados e industrializados que lo contengan; eliminar comidas rápidas o congeladas listas para consumir, la dañina comida chatarra, como lasaña, pizzas emparedados, etc.; tampoco arroz, pasta y pan blanco; y, por supuesto, cualquier clase de bebidas alcohólicas.
Si se siguen correctamente estas recomendaciones será posible ir eliminando la grasa acumulada a nivel del hígado y, por supuesto, de todo el cuerpo, en unos pocos meses.
El tratamiento efectivo y definitivo del hígado graso consiste principalmente en que la persona afectada tome conciencia de la afección y de los graves e irreversibles riesgos que esta representa, como es la cirrosis hepática o el cáncer de hígado, y decida realizar cambios importantes, algunas veces drásticos, en su alimentación y en sus estilos de vida pero, eso sí, para mantenerlos de por vida.
RECETAS SALUDABLES PARA ELIMINAR EL HÍGADO GRASO
Dirigidas a pacientes enfermos por llevar una dieta inadecuada con una amplia ingesta de grasas, junto con un estilo de vida sedentario. Realizar cambios en nuestra dieta, suprimir aquellos alimentos prohibidos y sumar los ingredientes que resultan beneficiosos es fundamental para conseguir una solución a esta enfermedad silenciosa pero destructiva. También ingerir dos litros de agua al día para favorecer la limpieza hepática.
RECETAS RESUMIDAS PERO EFECTIVAS
Sopa de vegetales y arroz integral
Sopa de arroz integral. (Tomada de pinterest.de)
En este caso, una combinación de vegetales, siempre depurativos, con arroz integral, se puede dar un plato que ayudará a conjugar varias cosas que te harán bien. Es liviano y también logra saciar.
Batido verde para el hígado graso
Una gran opción para, por ejemplo, los desayunos. Una buena mezcla de hojas verdes con jugos de frutas naturales solo le harán bien al hígado. Ideal para llenarse de energías desde primera hora del día o para refrescar por las tardes.
Ensalada tibia de vegetales
Queda riquísima, llena y es buena para combatir el hígado graso. Cocinar un boniato y retirar su cáscara; se puede hacer hervido, al vapor o al horno. Cortarlo en rebanadas y mezclarlo con un tomate, una cebolla morada y también un trozo de pimiento rojo. Aderezar con una cucharadita de aceite de oliva extra virgen y un poco de jugo de limón. Riquísima.
Brócoli con salsa de remolacha
Tomar una remolacha previamente cocida y colocarla en el vaso de una batidora, donde añadirás un toque de cúrcuma y de jengibre. Batir hasta formar una especie de salsa y usarla para acompañar unas buenas porciones de brócoli cocido al vapor, en su punto.
Ensalada de legumbres
Para buenas proteínas, mejor las legumbres nutritivas y desintoxicantes que las carnes. Puedes preparar una riquísima ensalada con garbanzos, lentejas y frijoles, todos cocidos y templados. Colocarlos en un recipiente, añadir ajo y perejil picado al gusto, un poco de cebolla, pimienta, jugo de limón y un poquito de salsa de soya. Una comida sencilla, pero nutritiva y deliciosa.
RECETAS
Pollo al limón con especias y arroz integral
El pollo es una de las proteínas recomendadas para consumir cuando se padece de hígado graso, sin embargo, es importante siempre ingerirlo sin piel pues esta zona es rica en lípidos y perjudicial para la condición de hígado graso.
Ingredientes:
-Un pollo entero y antes de adobarlo se le debe retirar el pellejo
-¼ de taza de aceite de oliva extra virgen.
-Jugo de 3 limones
-2 o 3 dientes de ajo
-Una cucharadita de tomillo
-Una cucharadita de romero
-Pimienta al gusto
-Pizca de sal, opcional
Preparación:
-Precalentar el horno a 180 ºC mientras se prepara el marinado del pollo.
-Machacar los ajos, exprimir el jugo de los 3 limones, añadir el tomillo, el romero y la pimienta al gusto, después incorporar el aceite de oliva y mezclar bien.
-Colocar el pollo en una bandeja y untar esta mezcla, asegurar que quede impregnado tanto por dentro como por fuera. Quien lo desee puede colocar dentro del pollo dos rodajas de limón para mantener la humedad y sabor.
-Cuando el horno esté caliente subir a 200 ºC y cocinarlo aproximadamente durante 25 minutos por cada lado, voltearlo solo cuando esté bien dorado.
-Retirar del horno y disfrutarlo junto a una porción de ensalada variada, salteada con una cucharadita de aceite de oliva y arroz integral.
Pescado a la plancha con ensalada de vegetales
Un pescado como el jurel o las sardinas aportan una buena cantidad de omega 3, un ácido graso favorable para nuestro organismo que ayuda a la disminución del colesterol alto.
Aliñar el pescado con sal, pimienta y un chorro de limón, pudiendo incorporar un toque de salsa de soja para darle sabor oriental. Cocinar a la plancha y consumir junto a una ensalada aliñada con una cucharadita de aceite de oliva y vinagre o vegetales al vapor.
Ingredientes para una ensalada saludable:
-Media cebolla.
-Medio pimiento verde.
-Medio pimiento rojo.
-½ libra de calabaza
-Un puñado de pasas
-Una taza de caldo de verduras, preferentemente hecho en casa
-3 cucharadas de aceite de oliva o de canola
-Pimienta al gusto
-Pizca de sal, opcional
Preparación:
-Lavar muy bien todos los vegetales y picarlos en pequeños cuadritos, y en el caso de la calabaza conviene dejarla con su cáscara para un mayor aporte nutricional.
-Añadir a una sartén las 3 cucharadas de aceite y llevar a fuego medio bajo, cuando esté caliente incorporar la cebolla y los pimientos y dejar sofreír por 5 minutos, añadir la pimienta al gusto y luego incorporar la calabaza. Dejar sofreír hasta que los vegetales estén blandos y gustosos.
-Al mismo tiempo, se pone a hervir la taza de caldo de verduras, con un poco de pimienta, y cuando haya alcanzado el punto de ebullición apagar el fuego. Taparlo y dejar reposar durante 5 minutos. Cuando los vegetales estén listos, mezclarlo todo bien y añadir las pasas. ¡A disfrutar de este rico y sano plato!
Pasta integral con salsa napolitana y ensalada
Pasta integral con salsa napolitana (Tomada de recetacubana.com).
Las harinas y cereales integrales no deben faltar en la dieta de los pacientes con esta condición, pues favorecen la eliminación de grasa y optimizan el tránsito intestinal. Por eso entre las recetas para el hígado graso, la pasta integral con salsa napolitana es una buena alternativa si buscamos algo rápido. Para que sea saludable la salsa debe ser casera, de este modo garantizamos una preparación con grasa reducida.
Para elaborar la salsa napolitana, muy simple de hacer, se necesita:
-1 libra de tomate maduro triturado
-3 dientes de ajo picados
-Media taza de hojas de albahaca picadas.
-¼ de taza de aceite de oliva.
-Pimienta al gusto.
-Media cucharada de edulcorante (sucralosa o estevia pues no pierden su dulzor con el calor)
Preparación:
- Añadir a una sartén el aceite y luego llevar a fuego medio bajo, cuando esté caliente incorporar los ajos y dejar dorar lentamente. Una vez que hayan soltado su aroma retíralos del aceite e incorpora la albahaca, deja cocinar durante 2 minutos removiendo para que suelte su aroma y sabor, luego añadir el tomate triturado, la sal y la pimienta al gusto.
-Debes dejar cocinar a fuego bajo durante al menos 30 minutos, añadir el edulcorante al final de la cocción si notas que la salsa está un poco ácida. Puedes incorporar una pizca de orégano.
Agregar a la pasta integral esta rica salsa. Acompaña este plato con una ensalada de rodajas de tomate y albahaca fresca.
Crema de zanahorias
La crema de zanahorias es una buena opción para acompañar cualquiera de los platos mencionados anteriormente. Puedes sustituir este vegetal por otros igualmente deliciosos y nutritivos como el brócoli o la calabaza. Esta receta es completamente saludable y libre de ingredientes grasos.
Ingredientes:
-2 libras de zanahorias peladas y troceadas
-1 litro de caldo de verduras preferentemente hecho en casa
-Media cebolla
-2 o 3 dientes de ajo
-1 taza de leche descremada
-Pimienta al gusto
-¼ de taza de aceite de oliva extra virgen
Preparación:
-En una olla alta verter el aceite de oliva y llevarlo a fuego medio bajo. Una vez caliente incorporar la cebolla y dejar sofreír durante dos minutos, luego añadir los dientes de ajos troceados por la mitad.
-Dejar cocinar la base de la crema durante al menos 10 minutos o hasta que la cebolla esté transparente, cuando alcance este punto incorporar las zanahorias troceadas, remover durante 1 minuto, añadir pimienta al gusto e incorporar el caldo de verduras hasta que cubra ligeramente las zanahorias.
-Subir el fuego y dejar cocinar hasta que las zanahorias estén blandas, luego apagar el fuego y dejar reposar.
-Después, deberás triturar la mezcla usando una licuadora y cuando hayas conseguido la consistencia de crema añade la taza de leche descremada, lo que permitirá que la crema se mantenga unificada, suave y deliciosa.
-Probar y añadir pimienta en caso de ser necesario.
-Servir con un poco de cebollino picado por encima para intensificar su rico sabor.
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