Ingerir bebidas alcohólicas en cualquier etapa del embarazo provoca en las criaturas aun no nacidas la proclividad a gran variedad de anomalías llamadas síndrome del alcoholismo fetal.
Consumir cualquier tipo de alcohol, llámese cerveza, vino, licor u otros, es la principal causa evitable de malformaciones congénitas físicas y mentales.
Cuando imprudentemente una mujer ingiere alcohol en el embarazo da un paso de elevado riesgo, pues pudiera dar a luz a una criatura que pagará las consecuencias durante todo el resto de su vida.
Las características que pueden presentarse en los niños con este síndrome pudieran ser bajo peso al nacer, menor perímetro del cráneo, retraso en el crecimiento y desarrollo, diversas anomalías faciales, posibilidad de epilepsias, trastornos de coordinación y motricidad fina, escasas habilidades sociales para establecer y mantener vínculos de amistad y para las relaciones grupales, falta de imaginación y curiosidad, dificultades para el aprendizaje, incluyendo poca memoria, incapacidad para entender conceptos como tiempo y dinero, deficiente comprensión lingüística, escasa capacidad para la resolución de problemas, trastornos del comportamiento como hiperactividad, incapacidad para concentrarse, testarudez, impulsividad y ansiedad.
UNA EXPLICACIÓN ATERRADORA
La barrera placentaria es fácilmente atravesada por el alcohol, pero el feto, al no estar preparado para su eliminación, recibe una elevada concentración de este tóxico y permanece en su organismo durante más tiempo que en el de la madre.
Por lo tanto, las conexiones cerebrales del producto de la gestación no se pueden formar adecuadamente en presencia del alcohol.
Mayor es el riesgo mientras más elevado es su consumo, pero los niños cuyas madres beben durante el primer trimestre de embarazo son aquellos con problemas más graves, pues es durante este período cuando se está formando el cerebro.
Sobre todo durante la segunda mitad del primer trimestre, definido como de 43 a 84 días posteriores a la concepción.
Esto fue demostrado en una reciente investigación realizada en la Universidad de California y publicada en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.
SIEMPRE EN ALERTA
Como en los primeros meses muchas mujeres aun ignoran su condición de gestantes, es importante para aquellas deseosas de ser madres, la adopción de comportamientos saludables con la eliminación total de la ingestión de bebidas alcohólicas antes del momento de la concepción.
Pero también resulta absolutamente prohibitivo el consumo de alcohol en el segundo y tercer trimestre, períodos de mayor complejidad en el completamiento del desarrollo cerebral, etapa durante la cual el sistema nervioso también puede afectarse gravemente por el consumo de bebidas.
PROHIBICIÓN TOTAL
Cualquier consumo de alcohol, aunque se considere moderado, y sobre todo las borracheras, aun las esporádicas, pueden dañar gravemente un sistema nervioso en proceso de desarrollo.
Ninguna cantidad de alcohol ingerido ofrece seguridad durante un embarazo, pues cada mujer lo metaboliza de manera diferente. El riesgo comienza a partir de cualquier uso.
Como la meta es la prevención, el síndrome de alcoholismo fetal es completamente evitable y la mejor forma de providencia es no beber ni una gota de alcohol en esta crucial etapa de la vida de las mujeres.
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