La metanfetamina es una potente droga que puede generar adicción. Se presenta, en estado de pureza, en forma de polvo blanco, inodoro y de amargo sabor.
Conocida por primera vez en 1919, cuando fue sintetizada en Japón, esta droga cruza con mucha facilidad la línea divisoria que separa al cerebro del resto del cuerpo, la barrera hematoencefálica, alcanzando aquí alrededor de diez veces los niveles encontrados en la sangre. Es por eso que actúa casi exclusivamente sobre el sistema nervioso central.
En los países donde habitualmente se consume es popularmente conocida como met, tina, hielo, tiza, crank, fuego, vidrio y cristal
Se fabrica en laboratorios clandestinos usando procedimientos sencillos e ingredientes relativamente baratos, generalmente de fácil acceso.
LAS VÍCTIMAS
Sus efectos pueden durar hasta seis o doce horas y los adictos pueden permanecer despiertos durante varios días.
Los consumidores habituales parecen —y realmente son— desnutridos, porque la metanfetamina también actúa como supresor del apetito. Esto provoca un creciente agotamiento físico, psicológico y cognitivo, con evidente pérdida de peso.
La droga bloquea señales como fatiga, sueño, hambre y, por tanto, desaparecen las alertas sobre un deterioro funcional progresivo.
Cuando el tóxico abandona el organismo, los consumidores habituales pueden experimentar estados de gran agitación psicomotriz, a veces asociados con comportamientos violentos y delirios de persecución, similares a los que caracterizan a una esquizofrenia de tipo paranoide y esto es conocido como psicosis anfetamínica.
El consumo de metanfetamina puede causar falta de aire, aumento de la temperatura corporal, náuseas, vómitos, diarrea, arritmias cardíacas, hipertensión arterial, daño cerebral permanente y grandes caries dentales.
POBRES DIENTES
El daño severo que provoca a la dentadura es conocido como “boca de metanfetamina”. Debido al mismo, algunos consumidores habituales describen sus dientes como “ennegrecidos, manchados, podridos, o que se desmoronan o se caen a pedazos”.
A menudo las piezas dentarias no se pueden salvar y deben ser extraídas.
Las extensas caries dentales son probablemente causadas por una combinación de cambios psicológicos y fisiológicos inducidos por esta droga, que terminan produciendo una boca seca y largos períodos de mala higiene bucodental.
Algunos informes han sugerido que la acidez de la droga también puede dañar los dientes.
La sensación de euforia (high) que causa la metanfetamina dura doce veces más que la producida por la cocaína crack, o sea, doce horas frente a una hora de la cocaína.
Mientras están en estado de euforia, los adictos suelen anhelar bebidas gaseosas azucaradas de alto contenido calórico, o pueden rechinar o apretar los dientes, todo lo cual también puede dañar la dentadura.
El consumo de cualquier droga siempre daña al organismo de múltiples formas. La metanfetamina no es una excepción.
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