Cómo el estrés puede afectar tu corazón

Tu cuerpo y tu mente reaccionan de determinada manera ante una amenaza o un desafío. Existen situaciones sencillas, como el ruido de un lejano frenazo capaz de causar estrés. También se experimenta estrés cuando se corre peligro, como durante un frenazo inmediatamente ante usted, peatón distraído. Incluso, las situaciones positivas, como casarse o el nacimiento de su hijo, pueden ser estresantes, y es el llamado estrés positivo.

El estrés negativo es casi siempre inevitable, pues pueden surgir de algunas situaciones imprevistas; pero cuando se van acumulando, puede afectar tu salud física y mental, incluida la de tu corazón, a veces sin importar la edad.

RESPUESTA DEL ORGANISMO AL ESTRÉS

Tu cuerpo da respuesta a ese indeseable sobresalto nervioso en múltiples niveles. En primer lugar, libera las hormonas del estrés que te hacen respirar más rápido, tu presión arterial se eleva, tus músculos se tensan y tu mente corre a gran velocidad. Todo esto te pone en acción para enfrentar, supuestamente, una amenaza inmediata.

El problema es que tu cuerpo reacciona de la misma manera a todos los tipos de estrés, incluso cuando tú no estás en peligro. Pasado un tiempo sufriendo estas contingencias, estas reacciones relacionadas con el estrés pudieran provocarte problemas en tu salud.

Los síntomas más frecuentes del estrés comprenden dificultades para conciliar el sueño, dificultad para concentrarse, ansiedad, cambios del estado anímico, malestar estomacal, dolores de cabeza, etcétera. Cuando tú estás estresado, también eres más proclive a hacer cosas que son malas para tu corazón, tales como fumar, beber demasiado o comer alimentos ricos en grasa, azúcar y sal. Son elementos sumatorios para también afectar tu salud cardiaca.

Incluso, por sí mismo, el estrés negativo mantenido o crónico puede tensionar tu corazón de varias maneras aumentando tu presión arterial y la inflamación en tu cuerpo, así como el colesterol y los triglicéridos en tu sangre; el estrés extremo puede hacer que tu corazón pierda su ritmo normal de palpitaciones.

CAUSAS FRECUENTES DE ESTRÉS CRÓNICO Y AGUDO

Algunas causas de estrés te atacan y desaparecen rápido como son las causadas producto de un buen susto, pero otras están contigo todos los días. Tú te puedes proteger de cierto estrés, pero otros factores estresantes están fuera de tu control. Según la causa, tienen un impacto diferente en la forma cómo te sientes estresado y por cuánto tiempo.

Y así vemos como el estrés crónico puede ser debido al maltrato sufrido de un mal jefe, las frecuentes intromisiones y agresiones de un desagradable vecino, un conviviente indeseable en la propia casa o las tristezas por una relación de pareja inadecuada, y estas causas pueden actuar de manera constante sobre tu corazón. La impotencia ante un estrés prolongado o crónico es, incluso, más perjudicial cuando tú te se sientes incapaz de hacer algo al respecto, pues no hallas una solución adecuada a tus problemas.

También la soledad puede estresar, como puede ser por la partida de los hijos del hogar familiar o por haber perdido a un cónyuge, siendo peor cuando no tienes un sistema de apoyo emocional o personal que te ayude a hacerle frente. Las personas que estallan en cólera por cualquier motivo, aun por los pequeños, tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto cardíaco o un accidente cerebrovascular.

En el estrés agudo, las noticias imprevistas y muy malas pueden provocar síntomas de un infarto cardiaco capaz de acabar con la vida de una persona y es lo que se conoce como el síndrome del corazón roto.

Un terrible diagnóstico médico en sí puede ser estresante y muchas personas se sienten ansiosas y deprimidas después de hablar con su médico. Esto es lógico, y por tanto puede obstaculizar la recuperación, y puede ser más perjudicial para quien previamente tiene una cardiopatía; la depresión también puede aumentar el riesgo de otro infarto cardiaco y ese pesimismo consigue hacer que sea más difícil creer que vas a estar sano de nuevo.

¿CÓMO RESOLVER EFICIENTEMENTE EL ESTRÉS?

Es importante aprender a manejar el estrés y encontrar formas saludables de hacerle frente, pues así puedes mejorar tu estado de ánimo y de paso eliminar radicalmente comportamientos malsanos, como comer en exceso mala comida o comida chatarra, beber o fumar.

Debes probar diferentes maneras de relajarte ante un estrés crónico y decidir cuál te funciona mejor, como, por ejemplo, practicar yoga o meditación, pasar tiempo al aire libre en la naturaleza, hacer ejercicios sistemáticamente según edad y estado de salud y siempre asesorado por un especialista, sentarse en silencio y concentrarse en su respiración durante 10 minutos cada día, pasar tiempo con amigos de confianza por sus buenas y exitosas costumbres, ver una película o leerte un buen libro preferentemente alguno que te dé crecimiento mental, espiritual o económico o destinar un tiempo todos los días para realizar otras actividades que también reducen el estrés y que te ayuden a organizar tus pensamientos.

Acude a tu médico de familia si el estrés o la depresión te dificultan la solución de los mismos o la realización de las actividades diarias, pues puede remitirte a la consulta de un psiquiatra que, a su vez, pudiera enviarte a un curso para el manejo del estrés.