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miércoles, 8 de enero de 2025

Estrategias para prevenir los accidentes cerebrovasculares

Un accidente cerebrovascular (ACV) es una paralización súbita del flujo sanguíneo hacia una porción del cerebro, y esto induce a que las células cerebrales no reciban adecuados nutrientes y oxígeno…

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 06/01/2025
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Estrategias para prevenir los accidentes cerebrovasculares
Estrategias para prevenir los accidentes cerebrovasculares

Un accidente cerebrovascular (ACV) es una paralización súbita del flujo sanguíneo hacia una porción del cerebro, y esto induce a que las células cerebrales no reciban adecuados nutrientes y oxígeno. Según la parte dañada y al tiempo de la falta de oxígeno, los efectos pudieran variar desde perjuicios transitorios hasta permanentes discapacidades. Los ACV se catalogan en dos principales tipos: hemorrágico e isquémico. El tipo isquémico, el más común, sucede cuando un estrechamiento de las arterias o un coágulo obstaculiza el flujo sanguíneo hacia el cerebro. El ACV hemorrágico, por su parte, sucede cuando un vaso sanguíneo se rompe, lo que induce sangrado alrededor o dentro del cerebro.

El ACV isquémico pudiera ser producido por un trombo, coágulo de sangre, o una embolia, coágulo que se forma en otra parte del cuerpo y viaja hacia el cerebro. Los elementos de peligro para este tipo de ACV comprenden la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el tabaquismo y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares. En cuanto al ACV hemorrágico, sus principales causas son el rompimiento de un aneurisma cerebral o la hipertensión arterial no controlada, que desgasta las paredes de los vasos sanguíneos e incrementa el peligro de sangrado.

La sintomatología de un ACV puede comprender parálisis en un lado del cuerpo o debilidad repentina, dificultad para entender el lenguaje o hablar, pérdida de visión en ambos o uno de los ojos y un dolor de cabeza inexplicable e intenso. Es esencial actuar con rapidez, pues el tratamiento precoz pudiera mejorar la recuperación y disminuir el daño cerebral. El tratamiento se modifica según la gravedad de la condición y el tipo de ACV, pero pudiera comprender cirugía, medicamentos o terapia de rehabilitación para apoyar a los pacientes en la recuperación de las perdidas funciones.

Prevención

 

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) son situaciones médicas peligrosas que pudieran perturbar gravemente la calidad de vida y la salud. La previsión de un ACV empieza con la aceptación de un saludable modo de vida. La alimentación desempeña un papel esencial; es fundamental utilizar comestibles bajos en grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos y valiosos en nutrientes. Incluir verduras, frutas, granos integrales y fuentes de proteínas magras, como pescados valiosos en ácidos grasos omega-3, ayudar a controlar elementos de riesgo como el colesterol elevado y la hipertensión, dos de los más importantes desencadenantes de los ACV.

 

La actividad física metódica es otro sostén en la previsión del ACV. Conservarse activo, con por lo menos 150 minutos de actividad física mediana semanalmente, pudiera contribuir a disminuir el peligro de tener un ACV al controlar el peso corporal y optimizar la circulación sanguínea. Conjuntamente, los ejercicios físicos regulares mejoran la fortaleza cardiovascular en general, disminuyendo la posibilidad de desarrollarse a las enfermedades como la diabetes tipo 2 o la hipertensión, factores de riesgo bien reconocidos para los accidentes cerebrovasculares.

 

La observación de la hipertensión es decisiva, pues la hipertensión arterial es el factor de riesgo principal para sufrir de un ACV. Realizarse controles sistemáticos de la presión arterial y mantener las orientaciones médicas para conservarla bajo control, bien sea a través de cambios en el estilo de vida o de medicamentos, es fundamental para la prevención. Además, eliminar el consumo de alcohol y dejar de fumar son también maneras de prevención importantes, pues las dos adicciones acrecientan de manera significativa el peligro de tener un ACV.

 

 

Finalmente, es fundamental controlar otras enfermedades, como las afecciones del corazón y la diabetes, con el fin de evitar inconvenientes que puedan conllevar a un accidente cerebrovascular. Observar un constante seguimiento médico y la adhesión a los tratamientos indicados, junto con la eliminación de actitudes riesgosas, pudiera disminuir de forma significativa las posibilidades de tener un ACV. El autocuidado y la prevención precoz son fundamentales para la protección de la salud cerebral y la disminución los riesgos asociados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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