La ansiedad es una manifestación natural del cuerpo humano frente a situaciones interpretadas como estresantes o amenazantes. Se revela como un cuadro de nerviosismo, preocupación o miedo intenso, junto con síntomas físicos tales como sudoración excesiva, taquicardia, tensión muscular y dificultad para respirar. Si bien cierto nivel de ansiedad es normal y pudiera ser útil para afrontar desafíos, al volverse desproporcionada o crónica en relación al contexto real, pudiera interferir de manera significativa en la vida diaria y necesitar de intervención profesional.
El tratamiento de la ansiedad desproporcionada o crónica habitualmente comprende un conjunto de orientaciones terapéuticas. La terapia cognitivo-conductual es una variante frecuentemente empleada que se basa en cambiar e identificar los patrones de comportamiento y pensamiento que favorecen a la ansiedad. Mediante métodos como la gradual exposición a escenarios temidos y la reestructuración cognitiva, los enfermos empiezan a manejar sus síntomas de ansiedad de forma más efectiva. También la medicación, como los ansiolíticos o los antidepresivos, pudieran ser recetados por un profesional para aliviar a controlar sus manifestaciones mientras se actúa en la terapia. Es necesario enfrentar la ansiedad desde diversos ángulos, integrando el procedimiento psicológico con el apoyo médico según las necesidades propias del paciente.
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Qué es la terapia cognitivo-conductual
Es una guía terapéutica ampliamente empleada para manejar una diversidad de trastornos mentales, incluida la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios y otros más. Se fundamenta en la idea de que nuestros comportamientos y emociones están influenciados por nuestras creencias y pensamientos, y que, al reemplazar estos disfuncionales patrones de pensamiento, se pueden mudar nuestras reacciones conductuales y emocionales. Se basa en identificar y desafiar los pensamientos distorsionados o irracionales que facilitan los síntomas del enfermo, ayudándoles a desarrollar una perspectiva más adaptativa y realista.
La manera conjunta de actuar en los procesos de pensamiento, la terapia cognitivo-conductual también se centraliza en la modificación de conductas de mala adaptación. Esto conlleva reconocer las conductas que eternizan el ciclo de la depresión o de la ansiedad y trabajar para substituirlos mediante técnicas como el entrenamiento en habilidades de afrontamiento, la paulatina muestra a situaciones imaginadas y la solución de contrariedades. Al facilitar a los enfermos destrezas y herramientas para afrontar sus desafíos y temores, la terapia cognitivo-conductual les ayuda a desenvolver efectivas habilidades de afrontamiento que pudieran emplear en su vida diaria.
Ventajas de la terapia cognitivo-conductual
Algo esencial de la terapia cognitivo-conductual es su enfoque estructurado y orientado a objetivos. Los terapeutas de esta disciplina colaboran de manera muy estrecha con sus enfermos para desarrollar un plan de tratamiento personalizado y determinar metas específicas. Mediante la práctica sistemática de habilidades nuevas y técnicas de afrontamiento, los pacientes pudieran notar una significativa disminución en sus síntomas e incrementar su calidad de vida. La terapia cognitivo-conductual es una manera efectiva basada en la evidencia en la terapia que se ha evidenciado que genera positivos resultados a corto y largo plazo para una diversidad de trastornos mentales.
La terapia cognitivo-conductual es muy conocida como un eficaz tratamiento para la ansiedad desproporcionada y otros trastornos mentales. No obstante, en pacientes con ansiedad grave que necesiten atención psiquiátrica, la terapia cognitivo-conductual con frecuencia se integra con medicamentos para garantizar un enfoque integral. Los medicamentos, como los ansiolíticos o los antidepresivos, pudieran ayudar a mejorar los síntomas agudos de ansiedad mientras la terapia cognitivo-conductual actúa en abordar las causas subyacentes y facilita herramientas para tratarla a largo plazo.
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En que se basa la terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual se basa en cambiar los patrones de comportamiento y pensamiento que favorecen a la ansiedad, lo que pudiera ser esencialmente útil cuando se armoniza con el tratamiento psiquiátrico. Al ayudar a los pacientes a desafiar e identificar los pensamientos irracionales y a desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas, la terapia cognitivo-conductual puede mejorar los efectos de los medicamentos al abordar tanto la sintomatologías aguda como las fuentes subyacentes de la ansiedad. Esta asociación de puntos de vista terapéuticos puede ofrecer a los enfermos un considerable alivio de los síntomas y mejorar su calidad de vida en general.
Es significativo destacar que el enfoque de tratamiento más efectivo puede cambiar según las necesidades individuales del paciente y la importancia de su ansiedad. Consecuentemente, la colaboración entre profesionales de la salud mental, que puede incluir psicólogos, psiquiatras y otros terapeutas, es esencial para delinear un plan de tratamiento personalizado e integral que comprenda todas las dimensiones de la perturbación presente en la ansiedad del paciente. En conjunto, la combinación de terapia cognitivo-conductual y tratamiento psiquiátrico puede facilitar un enfoque efectivo y completo para afrontar la ansiedad desproporcionada que necesita de atención especializada.
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