La dieta de una madre lactante es análoga a la aconsejada para el embarazo, siendo la cantidad de nutrientes y de calorías los elementos más importantes. Estas últimas deben proceder de alimentos sanos e integrales, como son los productos frescos, los granos integrales, las grasas de procedencia vegetal y fuentes de proteínas no procesadas.
Según un artículo aparecido en Fitday, se aconseja escoger entre una amplia variedad de frutas y verduras de diferentes colores, pues cada uno de ellos representan diferentes beneficios para la salud. Al elegir carbohidratos, los granos integrales son los mejores. La avena, el arroz integral, el trigo integral, la quinua y otros sin procesar ofrecen fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Las fuentes de proteínas no procesadas, como la carne y el pescado frescos, los frijoles o las legumbres, los huevos, los productos lácteos y los alimentos de soya, deben incluirse en cada comida y merienda. Aunque las grasas saludables son elevadas en calorías, la elección de nueces y semillas, aguacate, aceitunas y aceites vegetales diariamente resultan muy beneficiosos. El consumo de bebidas también es muy importante. En cualquier plan de dieta para amamantar hay que incluir mucha agua.
La lactante puede comer carnes magras, pescados, huevos, frijoles y nueces pues son buenas fuentes de proteínas. La Administración Federal de Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos recomienda incluir de 8 a 12 onzas de pescado con bajo contenido de mercurio a la semana. En cuanto a los de alto contenido de mercurio, se deben evitar el blanquillo, el tiburón, el pez espada, la caballa y el atún blanco o albacora, con un límite de 6 onzas por semana.
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También puede comer alimentos ricos en carbohidratos complejos como panes, pasta y arroces integrales, así como verduras de hojas verdes que son buenas opciones para aumentar la ingesta de carbohidratos complejos.
Debe incluirse en su dieta frutas y verduras frescas, como las cítricas y las espinacas, pues son excelentes fuentes de vitaminas y minerales; también grasas saludables como las halladas en aguacates, semillas, aceite de oliva y frutos secos. Es bueno que consuma hierro presente en las carnes rojas, frijoles, espinacas y cereales fortificados pues son buenas fuentes de este mineral. También el calcio contenido en productos lácteos, como leche y yogur, así como verduras de hojas verdes, como la espinaca. Para mantener una buena hidratación son esenciales el agua, la leche y los jugos naturales.
Qué no puede comer o beber una madre lactante y por qué
Los compuestos en los alimentos que consumen las madres lactantes pueden transferirse a través de la leche materna a un niño, por eso debe evitar el consumo de alcohol ya que puede afectar la producción de leche materna y también ser perjudicial para el desarrollo del bebé. No es bueno consumir café, pues esa bebida es capaz de aumentar la frecuencia de las visitas al baño y afectar la producción de leche materna.
Asimismo, debe soslayar las comidas picantes al ser causantes de problemas digestivos en el bebé y alterar el sabor de la leche materna y los productos con alto contenido de grasas, ya que pudieran producir problemas de digestión en el bebé y aumentar el riesgo de obesidad.
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Tampoco debe ingerir alimentos con conservantes y colorantes artificiales, pues son dañinos para el sistema digestivo del recién nacido y causar alergias, y en el caso de los pescados con alto contenido de mercurio puede ser perjudicial para el desarrollo del cerebro del menor. Los lácteos, como la leche desnatada, pueden ser bajos en grasas y nutrientes esenciales para la lactancia y los productos dietéticos e inferiores en calorías pueden ser bajos en nutrientes esenciales para la lactancia y afectar la producción de leche materna. Los alimentos con mucho sodio retienen líquidos y aumentan la frecuencia de las visitas al baño, y las comidas procesadas y con mucha sal influyen en el aumento de la presión arterial y ser perjudiciales para la salud en general.
Finalmente es útil señalar que el American College of Obstetrics Gynecologists aconseja restablecer la actividad física tan rápido como sea posible y médicamente seguro posterior al parto. Los provechos de la actividad física abarcan una mayor salud ósea para las madres y una pérdida del peso sobrante ulterior al parto.
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