viernes, 20 de septiembre de 2024

Por qué el miedo a envejecer (+Video)

Debe tenerse en cuenta de que la mayor parte de las personas envejecen de forma exitosa y competente en nuestro país…

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 06/12/2021
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Tercera edad-Actividad Laboral
Muchas de las personas mayores siguen siendo activas, con hambre de conocimiento y con responsabilidades laboral y social.

Desde siempre, el paso del tiempo ha preocupado al ser humano. Cuando se piensa en el pasado que ya no volverá, y en la cada vez mayor cercanía de la vejez y la muerte, es propio de nuestra especie esa preocupación como algo natural y normal. El problema viene cuando el paso de los años se convierte en una obsesión.

El temor desmesurado al envejecimiento se llama gerontofobia o gerascofobia; este desasosiego impulsa a desarrollar comportamientos obsesivos relacionados con mantenerse joven, así como de evitar el contacto con personas mayores o con todo lo que pueda parecerse al envejecimiento.

Esta aversión específica se produce por la aparición de un criterio desviado donde los caracteres asociados a la vejez son todos negativos tales como soledad, enfermedad, incompetencia, inutilidad, pobreza, dependencia, fealdad, pérdida, muerte, etcétera. Participa en el desarrollo de la gerascofobia un factor cultural basado en un concepto equivocadamente negativo de lo que significa ser una persona mayor.

UNA MENTE PREOCUPADA

Toda información desviada es capaz de incrementar un cuadro ansioso de este tipo. Por tanto, si la única información recibida es negativa, esta va a confirmar nuestros miedos y pensamientos irracionales. Lo desconocido del futuro hace que la mente solo anticipe todos los peligros que puede esconder esa realidad.

La idea de una juventud ideal y los valores a los que se le da importancia en la sociedad actual, como la imagen o el aspecto material, influyen en el culto al cuerpo y la belleza como equivalentes de calidad de vida y bienestar. Entre otros factores que pueden originar gerontofobia se encuentran los propios de la situación personal, como el miedo a envejecer de forma patológica o a ingresar en un asilo, el rechazo a la soledad o la manera como afecte a la salud el paso del tiempo.

La presencia de alguna patología psicológica previa o el haber sufrido de alguna situación traumática en el pasado también son posibles causas de desarrollar esta fobia irracional.

SE REFUERZA EL MIEDO

Este miedo puede reforzarse de manera constante como, por ejemplo, por los cambios externos de envejecimiento en la apariencia de uno mismo, la pérdida de fuerza y movilidad, la disminución de los reflejos, los cambios en los órganos de los sentidos o la alteración en algunos patrones de personalidad; todo esto hace que la persona sienta, al mismo tiempo que envejece, que no puede evitar que suceda y esto retroalimenta el malestar emocional y la ansiedad.

Hay quienes por sus características personales, pueden estar más predispuestos a desarrollar este trastorno que otros y en estos grupos están las personas con excesiva preferencia por todo lo relacionado con el cuidado de su aspecto físico, aquellas con prejuicios negativos sobre la tercera edad, los individuos sumamente narcisistas que dan más importancia a los rasgos físicos que a los del status social, gente con alto grado de autoexigencia que luchan por conseguir la imagen perfecta y tienen baja tolerancia a la frustración de no conseguir sus objetivos juveniles, sujetos que tienen contacto con mayores en situación de dependencia, individuos que, por su trabajo dependen de la imagen, o se les exige mantenerse con un buen aspecto físico como son aquellos relacionadas con las artes escénicas; también quienes tienen rasgos de personalidad ansiosa, con dificultades para gestionar sus emociones o con antecedentes de trastornos de ansiedad siendo especialmente sensibles las personas con tendencia a la hipocondría.

UNA BUENA AYUDA

Mediante diferentes estrategias, se enseña a la persona por personal especializado a detectar los pensamientos, las emociones y las conductas relacionadas con este miedo y se analizan para poder sustituirlos por otros más funcionales y de mejor adaptación pudiendo llegar a someterse a un tratamiento cognitivo-conductual.

LOS JÓVENES Y QUIÉNES QUIEREN MANTENERSE JÓVENES

La gerascofobia se da también entre los jóvenes y es un trastorno que suele presentarse en la edad adulta, alrededor de los 30 años, pues es en esta etapa de la vida en la que las personas logran la madurez y a nivel físico tienden a cuidar más su apariencia y exigirse ser más productivos. Es durante estos años cuando los padres pueden tener más problemas de salud, algo con lo que la persona tiene que convivir y saber manejar.

Con relación a estos asuntos de la edad, también se encuentra la midorexia que junto a la gerontofobia se encuentran dentro de los trastornos ansiosos, aunque presentan una diferencia esencial. La primera se basa en la obsesión por mantenerse joven, mientras la segunda se relaciona más con el pánico a envejecer.

Aquellos con midorexia tienden a hacer ejercicio de forma exagerada, evitan ciertas comidas, esconden arrugas, tratan de desaparecer ciertas manchas de la piel, mantienen estéticamente un cuerpo que aparente estar menos envejecido, así como vestirse, comportarse, hacer actividades o ir a lugares que socialmente se entienden como de jóvenes. La midorexia afecta fundamentalmente a mujeres que, por sus cargas familiares y laborales, tuvieron que abandonar muchas de las actividades propias de la juventud y que, llegadas a una etapa más desahogada y con menor responsabilidad, quieren recuperar el tiempo perdido, lo cual no significa que tengan que tener necesariamente miedo irracional a envejecer. Si el aspecto físico no se asocia a estas personas, su nivel de autoexigencia y perfeccionismo son elevados y pueden desarrollar un problema de autoaceptación y ansiedad con la puesta en marcha de estrategias obsesivas por mostrar un aspecto joven y realizar actividades que no pudieron realizar entre los 20 y los 40 años.

SE DEMUESTRA LO CONTRARIO

Las actitudes negativas hacia la gente mayor están relacionadas con estereotipos como el edadismo, que hace referencia a la discriminación por la edad. Pero debe tenerse en cuenta de que la mayor parte de las personas envejecen de forma exitosa y competente en nuestro país, es decir, que llegan a esta etapa de la vida con buenas capacidades a nivel físico, psicológico y social, se mantienen incorporados a sus centros de trabajo, saben manejar perfectamente una computadora, siguen las noticias con interés y hasta realizan teletrabajo en esta época de pandemia.

Muchísimas de las personas mayores siguen siendo activas, con hambre de conocimiento y con responsabilidades laborales y sociales. Les gustan las nuevas experiencias, los retos y, además, disfrutan de la vida y bastante. De esta forma se entendería que la vejez no es sinónimo de pérdida sino de crecimiento para quienes se lo procuran, y estos exitosos de la vida no tienen por qué disimular sus años.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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