Ciencia, arte y magia para fijar precios

Casi estaba a punto de finalizar la década de los años 60 del siglo pasado cuando varios niños encontramos en una oficina los tres tomos de El Capital, con los cuales, por su peso, quien los encontró casi no podía sostenerlos.

Menos uno, los demás miramos la obra convencidos de que no entenderíamos nada, y continúamos en tareas infantiles, mientras la excepción se enfrascó en una lectura que intentamos interrumpir porque si no se incorporaba, no podríamos completar uno de los equipos.

Inesperadamente, dijo: "juego si me dan las postalita que me falta para completar el album", lo cual consideramos un chantaje y masivamente aceptamos que no se integrara, pero ello implicaba no poder desarrollar la competencia porque debían ser tres contra tres y no tres contra dos.

"Yo puedo conseguir la postalita después, pero ustedes no pueden dejar el juego para después porque dejarán de jugar ahora que es cuando ustedes quieren", fue su explicación hasta que sospechamos que la lectura tenía algo que ver.

En medio de la discusión, confesó: "¿Que de dónde saqué eso? Ah, pues lei que eso es lo que hacen los capitalistas", una explicación que en estos días vienen a la memoria tras recordar lo fácil que subió "el precio" de su participación en el juego.

A nivel mundial en la esfera del comercio, es crucial determinar el precio adecuado de un produicto o servicio porque de ello depende el éxito o fracaso de un negocio, por lo cual todo un ejército de especialistas dedican horas a comlejos estudios.

Los análisis van desde costos hasta estrategias de precios, sin embargo, aquel niño que debe ser un septuagenario, entonces con apenas cuarto grado hizo simples razonamientos y sencillas operaciones matemáticas para obligarnos a darle la postal número dos tan escasa para completar su album.

Fijar precios no es un juego de niños, ni el asunto es tan sencillo, pero la anécdota pudiera valer para resaltar la importancia de armonizar dos procederes tan dispares donde son bastante las ocasiones en que predomina quien "magicamente" impone precio aunque estén legalmente topados y bien fundamenatados.

Los especialistas en marketing y finanzas utilizan una variedad de herramientas para determinar el precio ideal: análisis de costos, estudios de mercado, la competencia, la demanda, la sensibilidad de los consumidores ante la cifra.

Mientras los del campo de la ciencia establecen objetivos específicos, buscan como maximizar la rentabilidad, penetrar mercados y posicionarse, hay quienes con intuición y experiencia son capaces de ardides muy efectivos para imponerse en detrimento de la socedad.

Cuentan que el dueño de un negocio abrió varios puntos cercanos uno de otro, pero con diferentes precios, dando la impresión de competencia, pero secretamente movía los productos según el nivel de la venta.

Muy válidas las recomendaciones de conocer al cliente, valorar la diferenciación, adaptarse al mercado, así como muchos otros factores, pero hay que buscar un equilibrio entre la ciencia y el arte, teniendo en cuenta el necesario control a esos "magos" que están echando por tierra los mejores propósitos.

Como que tampoco existe una fórmula mágica para enfrentar esa magia maligna, la clave pudiera estar en combinar información y análisis con intiuición y experiencias para encontrar una situación favorable para todos, pero con tratamientos específicos para cada lugar concreto.