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domingo, 24 de noviembre de 2024

La sigla del año: mipyme

El uso de siglas es una práctica frecuente en Cuba, pero hay una que promete acaparar también la atención del próximo 2024...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 22/12/2023
1 comentarios
Reto de las mypime para el 2024
Sin importar si es de tamaño micro, pequeño o mediano, le llamaran mipyme a todas. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

La década de los 60  del siglo pasado puede haber sido la del mayor número de siglas, lo cual se explica por ser la de creación de nuevas entidades, en la mayoría de loa casos con varias palabras que la población trató de economizar.

En esa búsqueda de ahorros, a establecimientos de prestación de servicios públicos como los talleres para arreglar enseres domésticos se les llamo "consolidado" para abreviar la denominación tan abundante  de Empresa Consolidada de...  pues las había para todo.

De esa época tenemos Comisión Nacional de Acueductos y Alcantarillados, Junta Central de Ejecución e Inspección, Instituto Nacional de la Industria Turística, Oficinas de Control y Distribución de Alimentos, Instituto Nacional de Reforma Agraria, Instituto Cubano del Petróleo y una larga lista que se abrevió como CONACA, JUCEI, INIT,  OFICODA,  INRA, ICP.

Un colega chistoso en medio de una charla muy seria, por aquellos días soltó: ECOCHINCHE y varios nos quedarnos en silencio, pero tratando de descifrar la sigla hasta que para romper el hielo alguien le preguntó directamente donde quedaba esa supuesta empresa consolidada.

Ninguna de esas siglas fue tan controvertida como la que alude a las micro-empresas, pequeñas empresas y medianas empresas MYPIME consideradas por unos como lo peor que se ha infiltrado en el tejido social y otros lo valoran como la tabla de salvación que, además, quitará lastres para que la empresa estatal funcione mejor.

Lo cierto es que, como todo, nada es enteramente malo.ni tampoco totalmente bueno, pues todo depende de... Y la lista de factores de los que depende es inmensa y no se presentan por separado, sino en una avalancha donde al interactuar unod con otros, provocan efectos diferentes según las circunstancias.

Entre los pasos dados este año para crear las Mipyme los hay buenos y malos, de todos se aprende y del traspié también como se demuestra con las medidas tratadas en la segunda sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular  para convertir ese actor económico en un agente dinamizador

Como tan malo es pasarse como no llegar, hay un detalle que no puede perderse de vista y es lo que callejeramente se escucha elogiar: que haya competencia para que aumente la producción y acaben de bajar los precios o que haya condiciones para que sean asequibles, no abusivos ni especulativos.

La más sencilla de las aritméticas indica que compraremos donde más barato vendan, y que lo caro tendrá que bajar obligatoriamente. Esto parece bueno, pero... depende, pues no estamos en condiciones de que ningún negocio quiebre en una competencia, porque ello significará perder recursos.

Por tanto, hay que tener la capacidad de que en esa competencia se logre ganar-ganar, pues si el derrotado estatal o no estatal invierte y en vez de obtener ganancias sufre pérdidas, habremos perdido todos de manera directa o indirecta.

El reto de las mypime para el 2024 es competir para que todos salgamos victoriosos.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 1 comentarios


Juan Carlos Subiaut Suárez
 4/1/24 12:31

Fraterno Chang: Al parecer, ya crearon una Mipyme censora, y su primera tarea fue pelotear lo que se dijera sobre el tema, así que mi comentario se "evaporó". Pero como nos has recomendado asimilar las cosas con la paciencia de tus ancestros, vuelvo a emitir el comentario, quizás se aprecie que "cumple los requerimientos del sitio" y como ya está en páginas viejas, es decir, menos visible y con menor posibilidades de escandalizar, se publique. Ahí va: No vamos a desbarrar contra las Mipymes, si la idea de su creación (o reanimación, porque en cierta forma existieron en Cuba hasta bien entrada la década de los 60) es compatible con nuestro concepto de sistema social, con los lineamientos económicos y con la Constitución. Como todo lo nuevo, tiene sus detractores. Alguien señaló: “El peor enemigo de la Revolución es el espíritu conservador (…) Y es que no hay cosa que busque más enemigos que oponerse a la rutina, a las mentiras convencionales, a todo lo que indica la tradición, a la cual se acostumbró a pensar de una manera y cuando algo choca con nuestra costumbre de pensar, con el status quo, amenaza de alguna forma nuestra zona de confort, aunque no lesione sus intereses, choca con su mentalidad y reacciona en contra de una idea. Es la eterna lucha en que se ha debatido entre el espíritu de renovación y progreso y el espíritu conservador retardador y tradicionalista”. Tampoco cuestionar el alto margen de ganancia de estos nuevos “emprendedores”, si antes ya existía una política similar en las tiendas MLC y ahora, muchas entidades estatales incrementan sus márgenes de ganancia de un producto dado para llegar al precio de las Mipymes. Pero se partió de la hipótesis de que la creación de las medianas y micros empresas se convertiría en otra vía de evadir los efectos del bloqueo estadounidense (USA no podría a la vez controlar miles de importadores, y estos no serían estatales), ocuparse de miles de producciones y servicios irrentables para el estado, diversificar y ampliar las producciones, potenciar el empleo, encadenarse a la empresa estatal para importar materias primas, para hacer producción cooperada y arrendar líneas de producción, etc. Pero no fueron creadas para particularmente negociar con el estado y con el pueblo cubano: en jugar con la alimentación de todo un pueblo y en competir ventajosamente con el estado. La gran mayoría de las Mipymes no son productivas, son mercanchifleras. Compran al por mayor, a precios de cochino enfermo y después lo venden a la población, a altísimos precios, que cada día suben más, sin una estrategia comercial y de mercadotecnia para atraer clientes con respecto a otras y sin una cultura de atención al cliente que son, en última instancia, los que sufrimos sus malos tratos. Es lo mismo «o lo compras o lo dejas. No aportan al sistema impositivo apenas un 5 % de sus ganancias. Tampoco pueden hacer fichas de costo porque están sustentadas en la compraventa ilegal de divisas y eso no se puede reportar. Hay Mipymes con posiciones éticas y de compromiso con el país donde actúan y al que se deben. Existen en ellas financistas cubanos y extranjeros que asumen las operaciones desde el extranjero los trámites de importación y mantienen una posición de compromiso social, pero son minoría. En el otro extremo están los corredores que actúan a nombre y en representación de las Mipymes, y que muchos no conocen al representante legal, actúan como delincuentes comunes a espaldas de las más elementales normas jurídicas y económicas. Esas estructuras abaratan su imagen por unos pesos más. Algunas importan del exterior, pero en un gran número adquieren productos en las entidades importadoras radicadas en el Mariel, en competencia desleal, por las ventajas que tienen, en relación a sectores y empresas estatales cubanas, que arrastran los males de años, un excesivo aparato burocrático, una cadena de suministros obsoleta, irracional e improductiva y problemáticas económicas que van desde la improductividad, el enfoque de obtener rentabilidad y lograr utilidades a base de incrementos de precios, el impacto de los altos precios y la presencia cada vez menor de los suministros, la ineficiencia bancaria y otros males. Entonces es explicable el malestar de la amplia población, de los de a pie, con las Mipymes.

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