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lunes, 25 de noviembre de 2024

Y ahora: ¡electricistas también!

Nadie acepta automáticamente estar sin electricidad por déficit en la generación, pues se ha hecho un hábito salir a comprobar, y en el barrio han aparecido los expertos en conocer el área que abarca cada transformador...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 09/09/2022
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Los cubanos demuestran estar preparados para aprender durante los contratiempos de la vida cotidiana.

Los del piso 17 del edificio de becas universitarias de F y 3ra en La Habana solíamos subir y bajar las escaleras comentando que mucho más tenían que andar quienes estaban en los pisos del 18 al 23, no el 24 por estar deshabitado en los años 70 del siglo pasado.

Desde aquellos tiempos existía la práctica de que cada cual considera su apagón como récord, por lo cual los becados nos preparábamos para lo peor y excepto los horarios de entrada a clases, cambiamos todo.

Independientemente de que había individualidades, lo generalizado era reacomodar lo que requiriera usar el elevador en el horario del pico eléctrico ante el temor de quedar atrapados dentro del equipo en una posición incómoda o imposible para salir de él.

Con el propósito de bajar al comedor para ser de los primeros y usar el ascensor antes del momento de máxima demanda eléctrica, decidimos hacerlo una hora antes, pero… tras prolongada espera, el elevador no llegaba.

Unos decidieron regresar a esperar en la habitación y otros decidimos usar la escalera, pero en el piso 8 notamos que el elevador estaba funcionando y lo abordamos sin más indagaciones, con la creencia de que el apagón había sido breve.

Al siguiente día, acompañado de una becada de los pisos más altos fui a su habitación a buscar un libro de Historia de la Filosofía, y al salir, ella me pidió un zapato y lo colocó de manera que evitó el cierre de la puerta del ascensor. Dijo: apúrate, recoge el libro, vuelve y te pones el zapato y no tiene que bajar por la escalera.

Entonces resolví el misterio de la demora del elevador, pues no siempre era por apagón.

Esta experiencia valió para los años del período especial que también muchos consideran como los de más apagones en Cuba, pero también sirvió en la actual etapa de crisis del sistema electroenergético.

Al pasar por el segundo nivel del edificio, rumbo al quinto donde vivo, los vecinos saludaron: “estamos bien, pero con apagón extra porque a esta hora no tocaba.” En el siguiente piso miraban la TV y respondieron que no había apagón. Entonces avisé: “revisen el apartamento de ustedes porque todo el mundo tiene corriente”

Desde ese día, nadie acepta automáticamente estar sin electricidad por déficit en la generación, pues se ha hecho un hábito salir a comprobar, y en el barrio han aparecido los expertos en conocer el área que abarca cada transformador para avisar al 1888 si alguno está disparado.

¿Disparado? Según el vecino especializado, que no es trabajador del sector eléctrico, así se reporta cuando el artefacto se desconecta por sí solo ante alguna irregularidad.

Sin dudas, el nivel de conocimientos sobre béisbol está siendo igualado o quizás sobrepasado por los de meteorología, acciones epidemiológicas contra el SARS-CoV-2 y el Aedes aegypti, y últimamente por la ingeniería eléctrica


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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