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miércoles, 30 de octubre de 2024

Antídoto para las relaciones tóxicas

El comportamiento tóxico en las relaciones humanas encubre una forma de inseguridad que puede lacerar a uno, o ambos miembros de la pareja...

Mayte María Jiménez
en Exclusivo 08/02/2013
4 comentarios
Pareja Tóxica
El límite de una relación tóxica debe ser la violencia, física o psicológica.
Detener a tiempo o, al menos, ser consciente de hasta qué punto una historia de pareja puede conducir a una persona a los límites, convirtiéndola en un ser con comportamientos desconocidos, incluso para sí misma, es una actitud que se debe asumir si se sospecha que está viviendo las llamadas relaciones tóxicas.
 
Aunque este tema no ha sido muy tratado, los psicólogos, terapeutas y psicoanalistas que han estudiado este tipo de interacciones humanas, las describen como relaciones que enganchan, en las que nos sentimos atrapados en una especie de red de la cual es muy difícil salir.
 
Si bien estas situaciones se pueden presentar en cualquier ámbito o círculo de interacción social, como la familia, el trabajo, las amistades; uno de los escenarios más frecuentes es la pareja, donde no pocas veces el vínculo afectivo se torna un círculo vicioso.
 
Para la psicóloga estadounidense Lillian Glass, autora del libro Gente Tóxica, en las relaciones de pareja que se caracterizan por estar viviendo de una manera “dañina”, como su nombre lo indica, ambos integrantes se encuentran agrediendo, lastimando o bien abandonando el vínculo de la relación.
En estos casos se sufre y se experimenta dolor, existen pocos momentos de alegría, de forma tal que no hay una compensación en sus circunstancias que les permitan experimentar algún grado de placer o alegría en la relación.
Una de las condiciones de poder establecer si se está en una relación tóxica es la sensación de necesitar cambiar modos y concepciones de la vida para que el otro se sienta bien y, así, “evitar” conflictos en la relación.
 
Estos son los primeros pasos para ceder a los deseos de la otra persona, o lo que es lo mismo, significa que tus intereses y necesidades no están siendo resueltos y comienzas a sentir que ya no eres tú mismo.
Una relación que se caracterice por ser tóxica implica que uno o ambos miembros de la pareja pasan más tiempo experimentando sentimientos de malestar que de bienestar en sus interrelaciones y en las experiencias de su vida en pareja.
 
HÁBITOS PELIGROSOS
De acuerdo a la especialista, entre los elementos que pueden contribuir a establecer estos vínculos “enfermizos” está la baja autoestima, la absurda fantasía de rescate, donde se pretende que la persona que se ha elegido como pareja cambie, cuando en realidad esta lo hará solo si lo desea, si está dispuesta a ello.
 
Otro punto de reflexión es el dejar de asumir el rol de víctimas, o sea, se debe abandonar el hábito de sentirse el sacrificado para que todo marche bien. Algo que todos deben tener presente es que para que una relación sea armónica se necesitan dos, por tanto, la responsabilidad es de ambos.
 
El miedo a la soledad en pareja también puede ser un mal aliado. Estar acompañados, o saber que tenemos una pareja que no responde a nuestras expectativas o concepciones de lo que es una relación, puede ser indicio de que hemos sucumbido a estas historias tóxicas.
 
Estas son parejas que tienen una gran dificultad para mediar los conflictos, las causas pueden ser infinitas. La personalidad de uno o del otro, los hábitos, la fallas en la comunicación, las desilusiones de ambos frente al vínculo, los celos, la infidelidad, el abuso.
 
El caso es que no pueden mediar y poner sobre la mesa los conflictos reales, ya que de ser así, causaría un gran dolor. Lo paradójico es que de todos modos viven sus vidas con pesar y sentimientos encontrados, entre tristeza, culpa, remordimientos. Cada día la relación sufre nuevas fracturas, por las razones que sean.
 
La realidad es que no se puede sacar nada provechoso de estos amores, a veces mal comprendidos. Si una relación de pareja te mantiene más en la dependencia, tristeza, temor, sacrificio; seguramente no va a cambiar hasta que emprendas acciones diferentes en tu manera de valorar tu propia estima.
 
De lo contrario, continuarás minando tu autoestima y tu valor personal. Si la persona que te acompaña no te permite ser como eres y necesitas renunciar a ti, seguramente estás muy, muy intoxicado en tu relación.
 
¿LIBERTAD O DEPENDENCIA?
Aunque parezca difícil, hay que intentar emplear la cordialidad. Convertir el enfado en amabilidad es una respuesta ideal frente a muchos que van de infalibles por la vida. Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.
 
En su obra, Glass establece once tipos de seres tóxicos que van desde: el “mentiroso seductor, manipulador e infiel” y el “sabelotodo arrogante y presuntuoso”, al “narcisista egocéntrico cuyo lema es: yo, mi, a mí, conmigo y para mí”, pasando por el de “víctima autodestructiva que lo ve todo negro”, el “volcán pasivo-agresivo engañosamente tranquilo, pero a punto de entrar en una erupción mortal” y el “congelador emocional”.
 
Aunque resulte complejo, la única manera de lidiar con un hombre o mujer tóxica no es escapar. Hay técnicas que permiten desactivar esos focos de tensión, por ejemplo, a partir de la utilización del humor, el espejo, o la confrontación directa.
 
También está el recurso de la fantasía. Frente a cada episodio de acoso o desacreditación, es bueno imaginar —aunque luego no lo llevemos a la práctica— una situación en la que invertimos los roles y nos defendemos, para luego llevarlo a la realidad.
 
La autora está convencida de que todas las personas son portadoras potenciales de conductas tóxicas, que se activan en interacción con determinadas tipologías de carácter y que, por el contrario, permanecen inalterables frente a otras.
 
Eso sí, en cualquier caso, el límite de una relación tóxica debe ser la violencia, física o psicológica. En todas las experiencias, el punto de partida debe ser la concientización del otro acerca de lo que genera su comportamiento.
 
Pero sin la voluntad de cambio, no hay transformación posible. Como señala la doctora, una cosa está clara, el amor no es malestar ni dependencia ni miedo, es libertad y satisfacción.

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Mayte María Jiménez

Periodista del Diario Juventud Rebelde y editora del Suplemento En Red, dedicado a Ciencia, Salud, Tecnología y Medio Ambiente. Aborda temáticas relacionadas con juventud, sociedad, salud, ciencia, economía y otros tópicos de la actualidad nacional de Cuba. Coautora del libro Periodismo incómodo: la cuadratura del círculo, de la Editora Abril

Se han publicado 4 comentarios


Jaz Moreno
 8/8/13 13:34

muchas personas sufren de estos tipos de relaciones tóxicas, en la acualidad podemos recibir bastante información sobre este tema, en esta pagina http://www.1001consejos.com/relaciones-toxicas-de-pareja, encontré varios tips para salir de un problema de este tipo y como evitar las relaciones tóxicas en tu vida.

Ivan
 4/8/13 12:29

Necesitaria saber sobre la mujer cuando carece del deseo sexual.Como llegar a ese momento, ya que nunca siente el deseo.Una vez que llega todo pasa bien, pero pudiera pasar un año que no sinte el deseo. Esto trae como resultado cambios continuos de parejas o soledad.

Roberto Garcia
 8/2/13 13:42

Me gustaria conocer más sobre las relaciones de pareja cuando existe diferencias de edades. Sobre todo de hombre con la mujer. Gracias

Yanais
 8/2/13 11:34

Desde luego escribes muy bien Mayte, muy interesante el artículo, es verdad que todos en algún momento de la vida pasamos por situaciones como esa, pero hay quien sabe salir mejor de ellas.

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