Replantear la manera en que la sociedad —desde los estratos cívicos, religiosos, o legales— ha concebido la reciprocidad emocional entre dos personas es una realidad que nos involucra a todos. Pero, más allá de los convencionalismos, se hace necesario desmitificar la vieja creencia de que el amor es sólo dar sin recibir nada a cambio, —y dejo claro que solo nos referimos a los sentimientos—. En la relación emocional la retroalimentación ha de llegar de forma justa y equilibrada, para que la felicidad sea plena sin egoísmos ni decepciones.
En los sentimientos, cuando se rompe la balanza, no pocas veces comenzamos a estar descontentos, si estamos dando más de lo que recibimos; o incómodos cuando sentimos que vamos recibiendo demasiado.
Bert Hellinger, filósofo alemán y fundador de la psicoterapia sistémica, señala que cuando ocurren desequilibrios de este tipo, irremediablemente la pareja siente que la relación no marcha bien, puesto que uno de los dos está más comprometido que el otro.
Incluso, en ocasiones sólo damos, y somos nosotros mismos quienes nos negamos a recibir, enviando una señal inconsciente de que no queremos asumir responsabilidad en la relación; haciendo sentir al otro incapaz de proporcionar lo que deseamos de dicha relación.
Y es que una relación sana se establece cuando las dos personas que la conforman están dispuestos a comprometerse, a aportar y a dejar que el otro se entregue. En esa medida se va creando un vínculo enriquecedor para los dos individuos, asumiendo la responsabilidad de involucrarse y permitir que el otro se involucre.
La relación de pareja es un vínculo de igualdad y para que prospere tiene que existir un equilibrio entre lo que aporta cada uno y lo que se recibe.
Pensar que cuanto más se da, más amor hay, o que quien más da es el que quiere y hace por la relación, es una creencia que no ayuda, ya que cuando hay un desequilibrio en esta balanza se puede generar malestar en las dos personas.
APORTES DESIGUALES
La incapacidad del otro para recibir se puede vivir como un desprecio, y no tiene nada que ver con el que da, sino con la dificultad de quien recibe.
De acuerdo a los especialistas, hay algunas habilidades que facilitan tener relaciones sanas, con vínculos fuertes y duraderos, y entre ellas está justamente la de aprender a recibir.
Esto se logra a lo largo de la vida, desde todos los aspectos, y aunque es en la infancia donde la empezamos a construir, también podemos desarrollarla en la vida adulta si no lo hicimos entonces.
Es importante conocer en cada pareja lo que gusta y desagrada a cada miembro; y mantenerla informada del momento que vivimos, porque no siempre sentimos, ni queremos, ni vivimos lo mismo: nuestra vida es una sucesión de etapas, y cada una de ellas tiene sus peculiaridades propias.
El cuerpo es un gran comunicador y hemos de dejar que se exprese. Si queremos mantener un diálogo fluido, las relaciones corporales han de ser cotidianas, explícitas y satisfactorias.
La búsqueda de la armonía de la pareja nos mueve a muchos a identificar todo aquello que conviene evitar, y lo que debemos hacer cuando surgen los desencuentros. Se trata de crear una rutina en la que queden desterrados los silencios con significados negativos, los enfados y rencores acumulados… Nacidos de este intercambio, los sentimientos, como todo en la vida, también caducan sino se cultivan debidamente.
Shane_Style
10/4/15 0:29
ToTalmente Sorprendida !!!!!!!! Maravillada tengo 26 años soy Doctora y me encanto !!!!!!!
Lucila Sanchez Quintana desde FB
10/2/14 10:47
Con que elegancias cantas y baila
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