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jueves, 31 de octubre de 2024

De la coalescencia… o el sexo universal

Hasta la física cuántica reconoce al amor como la fuerza que ordena el universo…

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 09/12/2021
4 comentarios
Intimidades 9 de diciembre-2021
Prometo compartir un poco de esa mirada cuántica del sexo en el ecotaller que haremos el sábado 18 (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

“Siempre hay un roto pa’ un descosío”, decía mi abuela cuando alguien encontraba pareja a pesar de sus poquísimas probabilidades de lograrlo. “Estaban predestinados, pero les llevó un tiempo encontrarse”, explicaba para consolar a quienes aun esperaban ese glorioso instante de descubrimiento.

Cuatro décadas después, mi hijo me soltó una teoría similar cuando le pedí que hablara sobre su tesis de licenciatura, que finalmente discutió el pasado lunes. Con otras palabras, claro: no creo que el tribunal le aceptara un lenguaje menos colorido que el de la física nuclear, pero en esencia era lo mismo.

Lo que en sentido romántico llamamos atracción, él lo nombró confinamiento; a la fusión de partículas elementales que genera una chispa transformadora la llamó de coalescencia; y hadronización sería esa capacidad de continuar moviéndose juntitas, en cósmico matrimonio eterno, mientras no haya cambios drásticos que las vuelvan a separar.

Hablo de fenómenos que ocurrieron en los primeros microsegundos del universo. Cuando las temperaturas empezaron a bajar, N millones de partículas tomaron rumbos diferentes y adquirieron cierta identidad propia… pero todas “sentían” que su destino era unirse a otra para formar algo nuevo, respetando ciertas afinidades de “colores” y mezclando “sabores” cuyos nombres metafóricos son realmente curiosos: encantado, extraño, abajo, arriba, cima y fondo. (Luego no digan que en ciencia no hay poesía y sentido del humor).

Todo eso me contó el Davo en tono casual, y creí que era una manera muy suya de suavizar lo abstracto en nuestra charla. Pero no, con ese mismo relato comenzó la defensa de su tesis, y todo lo que vino detrás (en casa y en el Instec) fue tomando forma en mi mente en clave de sexo.

Por vicio profesional, dirán ustedes, pero es que en serio hay muchos puntos en común con las teorías sobre sexualidad humana, incluido el mito de la media naranja (que en este caso sería la antipartícula) y la posibilidad de elegir entre la monogamia de los mesones y los tríos causantes de variones, que al parecer son más frecuentes cuando hay más individuos disponibles para experimentar.

Obvio, hay pocas evidencias prácticas de esos fenómenos a nivel subatómico. Por muy excitantes que resulten los colisionadores, no hay modo de reproducir todo el proceso del big bang en esos megajuguetes.

Por eso son tan útiles las simulaciones para estimar lo que ocurre con las llamadas altas energías, y mientras mi hijo se esmera con los modelos computacionales, yo me enfoco en la gente: erráticas partículas sedientas de coalescer, o aspirando a hadronizar para sentir cumplido su propósito.

Por cierto, en la mecánica cuántica se acepta la incertidumbre de no saber a la vez dónde está cada partícula y la velocidad que lleva, pero si se repite muchas veces el experimento, se puede creer en la probabilidad de que esté donde esperas hallarla… una confianza que vendría muy bien inocular a los fanáticos que confunden el control con amor. 

La buena noticia es que aun cuando por momentos hay sensación de caos, a la larga todas las partículas encuentran otras compatibles para coalescer, y de esos topes ha nacido toda la maravilla existente, desde el micro hasta el macrouniverso.

Entendí también que en condiciones especiales puede haber múltiples candidatos, y aunque los resultados puedan ser algo diferentes, cada latido encontrará su eco, quizás más de una vez; por tanto, no hay que perder las esperanzas en cuanto a uniones humanas, porque una ley básica de toda filosofía es que los fenómenos se repiten desde la más mínima hasta la mayor de las escalas, en cualquier tiempo y dimensión.     

Alguien del tribunal le preguntó si el modelo había tomado en cuenta la influencia del vacío, y esa palabra inquietó a sus papás (el biológico y el chistoso-afectivo), que tras casi una hora de abstracto ritual académico sentían sus mentes y estómagos en una fase de nulidad a punto de estallar.

Pulo mis uñas en el hombro para decir que no fue mi caso, pues sin desmerecer de mi hijo y sus colegas, la esencia de estas teorías la desarrollaron hace miles de años los estudiosos del Tao, el Tantra, los Vedas, la Cábala y otras corrientes metafísicas de las que ha bebido la sexualidad holística.   

Prometo compartir un poco de esa mirada cuántica del sexo en el ecotaller que haremos el sábado 18 a las diez de la mañana en el parque Almendares. Lo llamamos Ponte Nuevas Luces, PNL, por aquello de la Programación Neuro Lingúistica, cuyas técnicas ayudan a superar hábitos inconscientes que arruinan nuestras posibilidades de mantener parejas, por muy fuerte que sea la atracción, o la necesidad de “coalescer”. 


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 4 comentarios


Maria
 18/12/21 20:42

Realmente me llamó la atención el título, pero aún más el contenido de lo escrito, es atractivo e inusual tales comparaciones, me parece genial q continúe Uds.escribiendo de ese modo.

Corazón
 10/12/21 15:53

Gracias Mileyda.

Maritza
 9/12/21 11:49

FísicaNuclear era la carrera que yo quería y mi papá no me dejó pedir la pq decia q en Cuba no había campo para eso. Yo creo q era miedo de dejar ir para la Habana a su "pequeñita", jjjj. En un rato lo llamó y le digo que tiene aplicación con el sexo para dejarlo loco, porque siempre me dice que la economía es importante para llevar una casa, y esa fue la carrera que empecé este año.

Puntualita91
 9/12/21 11:44

Felicidades, Milo y Jorge, por el éxito del Davo.Debe ser genial ver a los hijos cumplir con los sueños familiares. En, mi caso tendrán que esperar un poco aún, pero me graduaré.

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