Aunque los "encuentros con desconocidos" en la búsqueda de una pareja suceden desde hace años, incitados por lugares, amistades, colegas de trabajo, y hasta la propia familia, actualmente el uso de las nuevas tecnologías, y especialmente de Internet, han revolucionado, no solo el concepto de las llamadas citas a ciegas, sino también la manera de relacionarse de las personas y de afrontar los límites sentimentales en la realidad.
Una mirada desde la psicología plantea que en estas relaciones virtuales se tiende a buscar más el deseo o el anhelo de que todo sea fantástico. Se espera que con la pareja virtual se genere un clima de esperanza, y aparente felicidad. Sin embargo, ¿cuánto de satisfactorio, saludable o emocionalmente positivo pueden tener estos sucesos?
En estas relaciones se establece una comunicación desde el anonimato, lo que permite un espacio mayor a la fantasía, al imaginario de cada persona, una situación que tiende a idealizar la llegada de esa pareja tan esperada. Muchos se ocultan tras los mensajes de chat, redes sociales, perfiles falsos, o correo electrónicos, donde rostro, carácter y realidad no siempre van juntos.
De hecho, se estima que la mayor parte de las citas donde no existe una presencia carnal, tiene un trasfondo sexual o sensual. Hombres y mujeres buscan estar acompañados a un costo muy elevado, pues se pueden generar falsas expectativas, y con ello frustraciones innecesarias.
Tras este anonimato puede esconderse un trauma físico, o una personalidad retrógrada, violenta o posesiva. A nivel internacional, los informes y estudios disponibles hablan del crecimiento de usuarios de Internet que buscan su pareja ideal en un Chat o sitios de encuentro virtual.
Aunque algunas experiencias pueden salir bien, la realidad muestra que por lo general las citas a ciegas tienden a terminar mal. Para quienes tienen acceso a las tecnologías, de pronto la vida social se va haciendo muy dependiente de ellas.
Entonces, ¿cuánta mentira puede haber detrás de la fantasía que se crea sobre las personas que intervienen en una conversación en el ciberespacio? ¿Cuál puede ser el futuro de estas relaciones?
Psiquiatras y terapeutas sostienen que uno de los grandes riesgos de estos encuentros es la posibilidad de que cualquiera instale lo que quiere ser detrás de una máquina. Sucede un proceso denominado cortejo, donde fantasía y expectativas se fusionan, para crear dos sujetos en una relación muchas veces más utópica que real.
Es muy frecuente que en estas relaciones se oculten facetas que en otros escenarios serían imposibles. La vergüenza, la timidez y el miedo quedan superados porque se establece un diálogo con máscaras.
Si bien el lenguaje escrito puede ser inferior en algunos matices, tiene la ventaja de eludir las barreras de los roles que cada cual desempeña en la sociedad.
Ello ofrece ventajas e inconvenientes. Gracias a las nuevas tecnologías se establecen fértiles relaciones entre personas con gustos e inquietudes semejantes, e incluso pueden librar a un individuo del aislamiento.
Se dice que la realidad física de los encuentros cara a cara restringe la intimidad e, incluso, hace que su desarrollo sea más lento.
Por tanto, la frecuencia y rapidez del contacto por email podría aumentar la intimidad, pues es muy fácil enviar un correo electrónico sobre una repentina sensibilidad, o demandar un comentario sobre algo intrascendente.
Pero uno de los elementos peligrosos es que el anonimato de las primeras interacciones y la capacidad para revelar partes del ser que normalmente permanecen ocultas, parecen propiciar la intimidad.
Para empezar, al iniciar una conversación o una relación virtual se corre el riesgo de ser engañado, incluso, en los temas que parecieran más difíciles: sexo, aspecto físico y edad. Además, se evitan los elementos más convencionales de nuestro entorno humano habitual, como la distancia física, la situación económica y social.
Aunque haya existido intercambio de fotografías, la verdadera compatibilidad sexual de dos personas que han sido virtualmente amantes durante meses es imposible de predecir. Pero la imaginación es inagotable, y al no existir una relación física, se pueden dirigir desde las pasiones más fuertes hacia los sueños más frágiles.
Los cibernautas creen controlar la situación y usan fórmulas de expresión impensables. Tengamos presente que la escritura descubre interioridades que en la vida ordinaria permanecen ocultas, y esta actividad permite practicar una vieja afición de la humanidad: el simulacro, como una posibilidad de juego a ser otras personas, vivir otras vidas, aunque sea de forma pasajera.
En este medio se experimenta una sensación de libertad más complicada de obtener en las relaciones ordinarias. Si bien se deben seguir reglas y normas propias del medio, las charlas se producen de manera tal que permiten actuar desde el convencimiento de que se eludirán consecuencias no buscadas. Sin embargo, el desafío está justamente en aprender a ubicar estas nuevas formas como herramientas para hacer más atractiva o dinámica la comunicación, y no en una vida ficticia paralela.
graciela
13/2/15 18:45
son ricas esas relaciones virtuales....
Zoily
9/2/15 15:37
Te cuento que conocí al amor de mi vida a traves de esta via, el es de otro municipio, y hasta ahora me ha ido muy bien...es lo mejor que me ha podido pasar en la vida...
Yaima Cabezas
24/12/14 21:39
Pues a mí me fue bien, jajajá, encontré el amor de mi vida, y hasta me casé :)
Saludos Lisandra!!
senelio ceballos
28/5/14 11:12
Todavia a Cuba no ha llegado esa ERA..Pero pronto la tendremos!!!
Carlos Garcia desde FB
4/4/14 13:35
Precaucion en la red.
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