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sábado, 23 de noviembre de 2024

Hombre... ¿es hombre?

Que si lo trans, que si lo cis… ¡ni que el ADN fuera diferente!...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 17/10/2023
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Intimidades 17 de Octubre
Cuando veo o leo historias transfóbicas recuerdo a las personas con las que hemos compartido activismo en toda Cuba (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

En Reino Unido, el Primer Ministro dijo públicamente que, por sentido común, la gente no puede elegir su género. "un hombre es un hombre y una mujer es una mujer", aseguró frente a las cámaras.

Las redes explotaron con eso, justo el día en que anunció que no seguirían con una esperadísima y supermillonaria inversión en una nueva línea de ferrocarril para facilitarle la vida a quienes no pueden darse el lujo de tener carro propio (o no quieren, porque contamina).

La manera de apelar al sentido de este señor me sonó igualito a quienes decían, un siglo atrás, que la gentuza del Sur era inferior a los arios del Norte, o los que un milenio atrás cuestionaban si las mujeres eran humanas, e incluso si eran criaturas de Dios o del Diablo, por aquello de que podían sangrar en abundancia una semana cada mes sin morirse.

Consulte además: ¿Convivencia o intimidad?

Las leyes de ese país dejaron claro hace más de un decenio que todas las personas tienen derecho a vivir según su propia identidad, sin discriminación formal o práctica, y en eso va también el baño que usan en lugares públicos o la sala de hospital en que les toca ingresar cuando es preciso.

Pero ahora una persona influyente dice que no le ve sentido (¿y lo “sintió” de veras?) y allá van los odiadores de las redes y las calles a maltratar a aferrarse a eso para las personas trans, en aquel reino y en otros, porque hay fobias muy pegajosas en materia de subjetividad.

Casualmente, por estas semanas también se hicieron virales ciertas escenas de personas trans maltratando a cis en escuelas y avenidas, no para reclamar derechos, sino porque sí, por sospechosa maldad: una adolescente empujó a otra, una adulta insultó a un policía, un grupo asaltó una tienda…

Y claro, con toda la violencia simbólica que llevamos en vena hace siglos, la gente culpó de esos sucesos a la “confusa” identidad de los malhechores, no a la educación recibida, ni a una reacción al maltrato sistemático recibido, ni a la desesperación económica que impone muchas veces la falta de aceptación social.   

Cuando veo o leo historias transfóbicas, acá o en la Conchinchina, recuerdo a las personas con las que hemos compartido activismo en toda Cuba, y el hermoso proceso de empoderamiento que lleva a ser sus mejores versiones, cualquiera sea el vestuario, cada vez más alejadas de estereotipos patriarcales.

Y claro, me acuerdo en especial de un taller en Marea del Portillo, un paraíso en el oeste del sureste cubano (valga la ambigüedad geográfica), donde montamos una exposición de caricaturas sobre el tema de la diversidad sexual y los derechos, y Jorge recibió un importante bautizo de desapropiación machista, más allá de la retórica académica.

Estaba él sentado en el lobby del hotel, preparando nuestra intervención de esa tarde en el taller, cuando un grupo de muchachas trans se acercaron con timidez a preguntarle si era el autor de los dibujos, y si ellas podían “etiquetarlos”.

Creo que balbuceó la autorización sin mucha claridad de lo que pasaría con su obra, y minutos después vino a buscarme, casi llorando de la emoción, para que viera los mensajes dejados mediante papelitos de colores pegados en cada pieza.

“Esta es la historia de mi vida”, “Cuánto me identifico”, “¡Gracias por entendernos!”, “Necesitamos estos derechos”, “Si mi familia fuera así”, “Gracias”, “Bellooo”, “Me encanta” y más del mismo corte.

 Al rato estaban junto a él casi todas, fotografiándose y gozando de lo lindo con las ocurrencias del grandote villaclareño.

Los recelos cayeron, el respeto mutuo creció, y creció también algo que no entendería el personaje del principio de esta crónica. Hombre, mujer o trans, todos somos lo mismo: Humanidad.


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...


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