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viernes, 22 de noviembre de 2024

Los secretos de la Testosterona

Esta hormona interviene en funciones metabólicas imprescindibles para la vida...

Mayte María Jiménez
en Exclusivo 10/08/2012
2 comentarios
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A partir de los 40 años los índices de testosterona disponibles comienzan a disminuir.

Desde que comienza su formación, el ser humano es fruto de constantes interacciones químicas…en cada proceso se esconde el secreto de la vida, como una programación casi perfecta del organismo. En ella una de las sustancias más interesantes son las hormonas, también conocidas como los mensajeros químicos del cuerpo, y entre ellas, sin dudas una de las que más ha dado de qué hablar lo ha sido la testosterona.

A juzgar por lo que se ha dicho de esta paradigmática hormona, podríamos estar hablando de un compuesto muy poderoso, como si fuera sacado de la ciencia ficción o del mundo sobrenatural. 

Sin embargo, es una sustancia que no es exclusiva de los hombres como muchas veces se piensa, sino que se genera en las glándulas suprarrenales de todas las personas, incluyendo los ovarios, aunque en cantidad 20 veces menor que la segregada por los varones.

La testosterona se conoce como la hormona responsable de estimular el desarrollo de los órganos sexuales masculinos y las características sexuales secundarias del hombre como el vello facial, la agudeza de la voz y el desarrollo muscular.

Su importancia es evidente desde momentos tan tempranos de la vida como el primer trimestre del embarazo. Para el feto la testosterona es responsable del desarrollo de las glándulas sexuales masculinas (los testes) y los genitales externos masculinos.

Durante la pubertad es la encargada de los caracteres como el tono de la voz, el crecimiento de la barba, desarrollo del vello corporal y púbico y la producción y maduración de espermatozoides, entre otras funciones.

Además de «ajustar» la conducta sexual y producir erecciones, esta hormona ayuda a formar proteínas en cualquier momento de la vida y es esencial para muchas actividades metabólicas como la producción de glóbulos en la médula ósea, la formación ósea, el metabolismo de los lípidos o grasas y de los hidratos de carbono, así como en la función hepática y la formación de la próstata. 

En el hombre adulto la testosterona controla todas las funciones sexuales como la libido, la potencia, y la fertilidad y conserva la apariencia típica masculina que se desarrolla en la pubertad. 

Otra misión que tiene es influir en la secreción de otras hormonas como la LH (luteinizante) y la FSH (estimulante de los folículos), que desempeñan funciones esenciales en la espermatogénesis (proceso de formación de espermatozoides). 

¿EVOLUCIÓN DE ELLOS?

La testosterona es conservada a través de la mayoría de los vertebrados, aunque los peces producen una ligeramente distinta llamada cetotestosterona. Su homólogo en los insectos es la ecdisona, aunque unos esteroides ubicuos sugieren que las hormonas sexuales tienen una historia evolutiva antigua.

Se estima que como promedio, la concentración de testosterona en el plasma sanguíneo en un adulto humano masculino es diez veces mayor que la concentración en el plasma de adultos humanos femeninos.

Sin embargo, a medida que el consumo metabólico de la testosterona en los hombres es mayor, la producción diaria es de aproximadamente 20 veces mayor en los hombres, pues las mujeres son más sensibles a la hormona.

Algunas investigaciones realizadas a nivel mundial indican que para la mayoría de los hombres sanos analizados los niveles de testosterona considerados «normales» varían significativamente. 

A partir de los 40 años los índices de testosterona disponibles comienzan a disminuir un diez por ciento por década. De hecho, no toda la que producen las glándulas corre libre por el torrente sanguíneo, sino que una buena parte es atrapada por otras sustancias como la globulina y la albúmina.

De ella queda restante la poca testosterona que circula libre en el organismo que se conoce como testosterona biodisponible, la cual varía en cantidades con la edad, en unos hombres más que en otros.

Esta disminución impacta la calidad de vida y puede ser un factor de riesgo a largo plazo vinculado con determinados problemas de salud y sexualidad. Se dice que cuando el deseo es menor que meses o años atrás, se achaca de inmediato a la falta de testosterona, pero solo acuden en busca de ayuda médica una parte de los que ven en peligro su desempeño sexual.

En no pocas ocasiones los hombres evaden la consulta médica incluso por este motivo. Se debe tener en cuenta que la disminución de testosterona también puede ocasionar cambios emocionales, psicológicos y de conducta.

A ello se suma una menor masa muscular, pérdida de la resistencia, aumento de la grasa corporal a nivel central y superior del cuerpo, osteoporosis o huesos débiles y lumbalgia, e incluso riesgo cardiovascular. 

Desafortunadamente, no todos los afectados los que buscan una opinión especializada por temor a poner su «hombría» en peligro, y con ello solo logran complejizar un problema que puede tener solución y un tratamiento efectivo cuando se trata a tiempo.

LA DOSIS EXACTA 

Si preocupante es la disminución de esta hormona en el torrente sanguíneo, también lo es su exceso. Generalmente producido por el uso de esteroides anabolizantes, este recurso en el que caen algunos deportistas y fisiculturistas creyendo que con eso duplican el poder de sus músculos, puede resultar muy engañoso y peligroso. 

Según las investigaciones médicas la testosterona sintética es susceptible de sufrir un cambio inesperado en su metabolismo y convertirse en estradiol, hormona encargada de acentuar características sexuales secundarias femeninas, como la aparición de senos y la producción de leche. 

Es importante mantener siempre un equilibrio y no perder la perspectiva de esta sustancia, como parte integral del funcionamiento del cuerpo humano. Si bien se le conoce como hormona del deseo, el papel de la testosterona en el desempeño sexual no absoluto, pues tampoco actúa sola.

En el encuentro íntimo la incitación de esta hormona va acompañado de sus homólogas la oxitocina, la cual favorece los vínculos interpersonales y estimula los órganos sexuales; y la adrenalina, que es la mensajera de la acción y responsable de los cambios visibles en la persona excitada, tales como un rápido palpitar, sudoraciones, respiración desenfrenada.

Una vez juntas las tres no son tampoco definitivas en la situación amorosa. Las emociones como todo proceso afectivo de la mente humana requieren de algo más que la química para su funcionamiento.


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Mayte María Jiménez

Periodista del Diario Juventud Rebelde y editora del Suplemento En Red, dedicado a Ciencia, Salud, Tecnología y Medio Ambiente. Aborda temáticas relacionadas con juventud, sociedad, salud, ciencia, economía y otros tópicos de la actualidad nacional de Cuba. Coautora del libro Periodismo incómodo: la cuadratura del círculo, de la Editora Abril

Se han publicado 2 comentarios


yadier
 21/10/14 23:11

Me gustó mucho.Pues resulta muy interesante conocer la función de esta famosa hormona

Yomi
 19/6/15 15:37

Me gusta mucho lo que se publica sobre la testosterona quisiera saber como se manifiesta la testosterona en la reproducion de la mujer.

Saludos.

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