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sábado, 23 de noviembre de 2024

Mi proyecto sexual

Mejorar, pero conservar… he ahí el desafío...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 02/06/2022
6 comentarios

Un amigo de poca fe me pregunta si esta vez voy a terminar la maestría porque con la anterior me cogió esa dolencia que en el planeta se conoce como TMLT (todo menos la tesis). Algo así como una anorgasmia académica que aqueja sobre todo a mujeres cargadas de sueños y responsabilidades. Como yo.

Juro que no inventé el término, y juro que esta vez sí termino ¡cuesto lo que cueste! Aunque eso incluya un azaroso viaje a mi Alma Mater, en San José de las Lajas, para acuñar una fotocopia y dar fe de que mi pergamino infalsificable de 1991 es un título válido en este siglo, exigencia tan redundante como los protocolos medievales de revisar a las doncellas para confirmar su virginidad antes de entregarlas en el altar.

Una ventaja de esta maestría respecto a la anterior es que se enfoca en la sexualidad, y como ustedes ya habrán descubierto yo padezco una severa erotofilia, que canalizo con un trabajo periodístico y activismo social casi monotemáticos, evidente también en mi slogan favorito: el sexo pega con todo.

El caso es que este jueves termina el módulo de Endosexualidad y la profe Mirita pide un “proyecto de desarrollo para mi vida sexual”, cuyo objetivo es “valorar los aspectos positivos y solucionar o compensar los negativos de la propia sexualidad”.

¡Y ahí empieza el problema! ¿Es un proyecto solo mío o debo consultarlo con mi pareja? ¿Acaso puedo dejarlos fuera a ustedes, mi familia de este blog, de Sexo sentido, de Radio Taíno y la televisión? Porque placer puertas adentro claro que tengo, pero hoy me importa mucho más el sexo que amplifico en los medios, para compensar lo que abunda en las redes carente de un matiz realmente educativo, espiritual y ético.   

De sexo “puro y duro”, ¿qué pudiera faltarme en este recorrido holístico sin violentar límites que no me apetece saltar? Diré que soy más de Tantra que de tantos, y la “dureza” es solo un por ciento de todo lo que nutre mi goce cotidiano. 

Pero sí: también puedo proyectar mejoras por ese rumbo. Como reforzar la cama para que no chille ni pierda más patas, ya que Jorge le huye al suelo, que es mi lecho preferido. Igual vendría bien una estrategia para que mi mamá o las mascotas ¡!o los celulares! no interfieran, y ciertamente me conviene sistematizar un yoga más intenso, antimenopaúsico, que favorezca mi natural flexibilidad y active las ganas de combinar posturas menos convencionales para mover la energía.

En cuanto a imagen, urge aplicar lo que sé de ayurveda para recuperar lozanía, ser menos alérgica a la peluquería, más generosa con mis uñas y más realista en cuanto a zapatos, porque los pies y el clítoris comparten rutas nerviosas y no está bien torturarlos por cumplir convenciones sociales.

Siguiendo los consejos de Pilar Sordo en su libro Lecciones de seducción, debería renovar mi lencería. En un lustro de relación ya quemé todos los cartuchos y algunas piezas (duele reconocerlo) ya no cumplen su cometido… Y duele no por las huellas del tiempo en la tela o en la piel, sino (seamos francos) por lo caro que están esos antojitos en una boutique.

Fíjense que la última compra fue antes de la pandemia. Ese día pagamos 16 cuc por dos “asustadores” muy coquetos ellos, con rellenitos estratégicos… y el vacío se sintió luego en el presupuesto familiar. Tanto que Jorge ni se inmutó cuando se me abrió la blusa en un De tarde en casa y el susodicho asomó imprudente. “Con lo que costó, se ganó salir en cámara”, dijo a mi madre mi marido, más en serio de lo que suele hablarle.    

Volviendo a la tarea, la profe pide que resuma cómo soy y me comporto en cada esfera o dimensión de mi vida sexual… ¡Dios mío! ¿Y cómo redacto eso en uno o dos párrafos, si llevo acá un lustro compartiendo historias o reflexiones y todavía hay un montón de cositas picantes por desclasificar?

Puedo decir que soy tímida para preguntar y descarada cuando me preguntan. Nada convencional como hija o madre y mejor en las rupturas que en los comienzos. Que colecciono suegras y ayudo a los ex a mejorar su vida amorosa. Que fui abusada en la infancia y violada en la juventud, y aun así elegí el sexo como ruta para servir al prójimo.

 Una virtud para vanagloriarme es la de sentirme a gusto en equipos: incorporo fácil las propuestas que me seducen y adoro sumar otras perspectivas al erotismo nuestro de cada día.

Como acepté un modelo de pareja cerrada (mi guajiro no cede, aunque no pierdo las esperanzas), compenso esa sed de apertura con este otro sexo oral y escrito y sus sinergias mediáticas, que sirven de puente a parejas en evolución y dan magnífica cobertura a mi vocación de Celestina moderna.

A muuuy grandes rasgos, este es mi yo sexuado pletórico de buenas intenciones. Si hubiera aprendido a describirlo en el lenguaje formal de la academia fuera máster hace una década… Pero no me lamento porque en esta segunda oportunidad me estoy divirtiendo mientras aprendo de la vida, del sexo… y hasta de cocina, porque Amanda, una joven socióloga de mi subgrupo de maestrantes, inventó una receta de pastel antifóbico de papaya y plátano que Jorge accedió a ilustrarnos, a pesar del inmenso dolor de cabeza que acompaña a su catarro de cinco días.

Eso también es hacerse el amor, y en cualquier proyecto voto por conservar el privilegio de su compañía, sus abrazos, gruñidos y bromas, aunque solo me quede para seducir el traje de mi nacimiento… Más arrugado, sí, pero indiferente ¡nunca!     


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 6 comentarios


LiaVida
 15/6/22 11:00

Maravillosa crónica con estupendo resumen que caracteriza tu cotidiana vida sexual, genial como siempre, y cuanto agradezco que existas, porque sin duda eres esa persona que ayuda a cada cubano que le importe su sexualidad, con lo que me identifico y gracias a tu sabiduría y guía hoy soy más feliz y segura de mi

Katia
 6/6/22 19:39

Adoro este tema,me encanta, estoy de acuerdo con usted Mileyda,el sexo es como un pastel,al que se le pone diferentes ingredientes y estos a su vez le dan mejor cálida y gusto,saludos

MaryD
 2/6/22 14:32

Continuo el comentario anterior. Escribí q tendrás q terminar la maestría teórica de a todas pq la práctica la tienes ya, después de 5 matrimonios y 1 pendiente por convencer, con los 17 años viviendo escribiendo sobre el sexo y enseñándonos a sexar a tus fans de Sexo Sentido

Juan Carlos Subiaut Suárez
 2/6/22 10:55

Muchas felicidades, excelsa Máster en Sexualidad y todo lo que huela a relaciones humanas. Debieran otorgarle, no la maestría que opta, sino un Doctorado, pues Honoris Causas sobran, créditos académicos y méritos suficientes también.

milo
 8/6/22 9:32

Jajajajaja!!!! Ya con el Honoris que usted me acredita es más que suficiente, de verdad :) en esta profesión no hay nada más gratificante que el reconocimiento de la utilidad de lo que hacemos por parte del público. La verdad ya la he confesado: hago la maestría para que la gente que me nombra formalmente no tenga que preguntarse qué hace una ingeniera de fluidos y tubos metida a consejera y promotora del sexo. pero sí: conocimiento siempre se adquiere, y estudiar es algo que me encanta y mantiene mi cerebro joven.

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Lalita
 2/6/22 10:48

Adore este proyecto de la autora, mis respetos para ambos como pareja. Son muy valientes. Leía el blog hace muchos años, con Lisandra, y me gusta este reencuentro con Intimidades. Volveré a ser asidua, ahora q tengo un celular que me lo permite.

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