Nací en medio de una familia donde todas eran mujeres, siete en total. De ellas aprendí un sabio e inolvidable consejo: a las mujeres hay que respetarlas, ni golpes ni gritos. Para mi familia, esa era suficiente prueba de hombría y caballerosidad.
A inicios de los años 60 el machismo corría fuerte en las venas de Cuba. Estaban ahí, en la epigenética de hombres y mujeres, estereotipos recibidos de los antepasados, que se trasmiten hasta los días de hoy.
Aprendí a lavar, planchar y limpiar… pero mirando de lejos lo que ellas hacían. De ahí a que me dejaran “ayudar” el tramo fue siempre insalvable, mientras que mi prima, un año menor, pronto tuvo que soltar sus juguetes porque “le tocaba” hacerse una mujer de bien.
Cocinar me atraía especialmente, pero mi abuela, con esa autoridad únicamente superada por Bernarda Alba, decía: “¡Quién ha visto un macho metido en la cocina!”; así que pasó mucho tiempo antes de que me dejaron al menos hacerme alguna tortilla o huevo frito, primeros suculentos platos confeccionados en mi juventud.
La vida me fue enseñando poco a poco que ninguna profesión debería estar marcada por el género, porque hay hombres sastres y chefs de cocina maravillosos en su oficio y mujeres que han ido al cosmos sin ningún varón que les diga qué hacer.
Cuando decidí compartir mi vida laboral y sentimental con Mileyda, fue como volver a la Universidad. Ella me dijo que en este mundo al que entraría, muchos de mis paradigmas iban a caer, algo que negué rotundamente… hasta que los vi rodar uno a uno, para suerte mía.
Junto a ella di mis primeros pasos en el activismo por el derecho de las mujeres, y aprehendí su verdadera esencia justiciera. Ahora, cuando alguien afirma que el feminismo es lo contrario del machismo se me llena el gorro de guizazos y brinco como un resorte.
Hay una razón más que suficiente para que esa afirmación se desmorone: el machismo mata mujeres todos los días y su esencia es mantenerlas subordinadas a los hombres. El feminismo, por su parte, reclama equidad, que significa dar a las mujeres lo que necesiten para alcanzar la igualdad tan ansiada entre ambos sexos, sin pretensiones de mantener sojuzgados a los hombres, mucho menos disponer de sus vidas como si no valieran nada.
Recuerdo a cada rato una frase de Xavy, amigo catalán que cursó con nosotros en 2018 el diplomado internacional de Género y Comunicación, organizado cada año por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí: Para un hombre, ser feminista es hacer justicia con las mujeres.
La idea de escribir esta crónica salió a partir de algo que leí en Facebook, pasadas pocas horas del 8 de Marzo: una publicación que he visto varias veces, mediante la cual una académica de la Lengua Española afirma que la gramática no tiene sexo, no es ni incluyente ni excluyente.
Vale recordar que la ideología patriarcal y su instrumento principal, el machismo, tienen milenios de ser ejercidos por personas de cualquier identidad sexual y/o cultural. Pero existe una enorme diferencia entre lo que ella dice desde una posición de empoderamiento intelectual y lo que ocurre realmente. Si fuera como ella plantea, no harían falta vocablos como ellas, niñas, directora, coronela, ingeniera, doctora, barrendera, educadora, sirvienta… gramaticalmente estarían todos sumidos en el masculino equivalente.
Pero hay algo de lo que la señora no habla: el lenguaje tiene un poder que a veces no tienen los músculos o la más potente maquinaria, es un “invento” humano creado para canalizar la principal necesidad sicológica: comunicarse.
A través de palabras se desatan guerras y se llega a la paz; se ofenden y reconcilian personas y Estados; se estimulan y sancionan conductas; se dejan al descubierto algunas cosas para mantener ocultas otras; se dicen verdades. Se defienden mentiras…
Nadie niega que hablar y escribir con claridad y economía de palabras es un arte. Pero innegable es también que a través de la gramática se invisibiliza a las mujeres sistemáticamente, una práctica con raíces profundamente religiosas, sociales y patriarcales, sobre todo. Omitir a las mujeres, las niñas y otras identidades no heteronormativas es violencia estructural y tiene que acabar para eliminar otro cúmulo de discriminaciones.
La enfática defensa del purismo español de la citada académica me hace recordar a nuestra también académica e imprescindible Isabel Moya Richards cuando decía, una y otra vez, que de buenas intenciones está empedrado el camino al sexismo.
octopus
16/3/21 8:41
Muy explícito y admirable el escrito de Jorge-Milo, pienso que aun nos queda una batalla ardua ante la avalancha de costumbres y estereotipos arraigados desde la cultura, la escuela, la familia, el entorno...No sólo depende de nuestro actuar, incluso el papel y relevancia de la mujer es tan imprescindible que debieramos incorporar el llamado a exhaltarlo, valorarlo, respetarlo a todos los medios y sectores de nuestra sociedad.
Yari
12/3/21 10:59
Me gustó mucho esta crónica, es grato escuchar estas palabras de la boca de un hombre, por suerte no son pocos los que piensan así.
Jorge
11/3/21 16:22
Hola Cleopatra, la escribió Jorge a través de Jorge, jajajaja. Gracias por tu lindo comentario. Oye, de verdad, nunca había escrito a nadie en Egipto y mucho menos a una faraona!!!!!!
cleopatra
11/3/21 14:01
Tengo una duda lo escribio Milo para los hombres; o Jorge a través de ella
cleopatra
11/3/21 13:59
Buenas tardes; Que cronica más interezante y bella resaltando lo que algunos hombres machistas todavia no logran ver. Las mujeres somos seres que no le tenemos miedo a realizar ninguna tarea que se nos encomienda hemos logrado paso a paso que se nos escuche y sobre todo lo hacemos con todo el amor del mundo dejando los problemas que no sean de indole laboral en un rinconsito para después que termina la jornada comenzar con esa que dejamos guardada, la de la casa. Que a veces tenemos un hombre que nos ayuda en todo pero no siempre es así. Por eso mi hijo lo preparé para que no sea un estorvo y ayude a su pareja en los quehaceres de la casa. A los amigos del wasapeo los quiero y felicidades a todas esas mujeres bellas que cada dia de esta vida la que para nosotras todos los dias son de las mujeres.
Carlos de New York City
11/3/21 10:50
Nada mas hermoso que la Mujer y No existio Para mi Nunca un prototipo de Mujer , Todas son bellas , Mientras que sea femeninas, Limpias y dulsuras en el comportamiento, la Mujer es Digna y es hija del Respeto , del amor , si usted llegara a tener una Mujer de amiga " te aseguro ; seras un Hombre feliz y Seguro de ti mismo Durante toda tu existencia, yo mismo e tenido siempre ese Honor y Dicha, nada mas Facil en la Vida , Dificil es ser Abusador y Grosero, Mentiroso, cazuelero , Cobarde y Bajo de instintos y principios y asi todos y seran siempre quienes abusen de la Mujer,La Amistad entre un Hombre y la Mujer existe, es Verdadera y es Sincera , YO tube una amistad con una bailarina que por Cierto hoy hago Honor a ella y a su querido Esposo, Bailaba en TROPICANA , cuando aquello del 1966 y yo un Joven , el Esposo , nunca jamas dudo de mi amistad y Hombria , Nunca ella dudo de mi cariño a ella como hermano y Amigo y asi mismo ,manteniamos aquellas Dichas de ir Playa, la hermosa de Guanabo, santa maria , Y compartir nosotros , ella para mi Fue siempre lo que yo No tenia una Hermana y eran bellos y hoy esos recuerdos de el principio de una amistad y hermandad, Ahora mismo asoman en mis mejillas dos lagrimas , recordando aquellas amistades mias de mi barrio y vecinos , la Muerte esta segura , llegar a ella con Dignidad y principio es lo importante y aquellos que abusen de la Mujer han tenido siempre mi DESPRECIO. " porque ser hombre no es Llevar partalones ni calzoncillos, hay gay que son mas Hombre y valientes que todos esos Arrapientos y Pobres de Alma y corazon.
Julio Enrique (Kike)
11/3/21 10:43
Jorge, llevo algún tiempo siguiendo esta maravillosa sección, y es la primera vez que veo una crónica de tu puño y letra, o sea, de tu alma, cerebro y dedos. Se agradece, sobre todo en un tema tan justo y grandioso como reconocer y defender el valor de las mujeres, nuestras creadoras. En esa batalla me sumo.
Es increíble cómo se dan las cosas en la vida a veces. Tengo un primo al que su madre le enseñó a "hacer de todo", o sea, a planchar, cocinar, lavar, limpiar, coser...y ella (tía mía por supuesto), con orgullo dice que lo preparó para la vida, "para que no dependa de una mujer". Mira cuanto mensaje subliminar en esa frase, cuanto lenguaje machista entre líneas, y en la voz y el sentimiento de una mujer. Pero no termina ahí la historia. Mi primo es adulto, se casó, tiene una niña preciosa, una familia muy linda...y mi tía, cuando va de visita a su casa, y lo ve haciendo el almuerzo (por ejemplo), dice: "mira que le he dicho que él no tiene que hacer eso, que no la acomode (a su esposa), que si ella está lo tiene que hacer ella". Sin embargo se queja de que mi tío en la casa "no dispara un chícharo, no friega un vaso, y no sabe ni freír un huevo"
En mi caso personal, vivo orgulloso de que mi madre me enseñó del mismo modo, y colaboramos en casa Lisy y yo en todo. Precisamente en nuestro querido grupo de whatsapp un día escuchamos e interiorizamos algo que aplicamos pero no lo habíamos interpretado de ese modo: "el hombre NO AYUDA en casa, más bien colabora, porque las obligaciones son mutuas". Para eso es la familia, y ese comportamiento también incide en la armonía y la felicidad del hogar.
Saludos, y no pierdas la costumbre de estas colaboraciones desde las letras también.
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