Radamés apartó la vista de su computadora y me presionó, como por quinta vez: “Ya la muchacha respondió… ¿No vas a leerlo? ¡Estoy loco por saber qué te dice!”.
Yo seguía absorta ante el reportaje de un corresponsal y no había chequeado el correo de Sexo sentido en la última media hora. Pero mi (in)subordinado favorito estaba ansioso con “el caso”, así que me quitó el mouse, abrió la bandeja de entrada y fue directo a la remitente que permanecía en negritas.
Sus carcajadas rebotaron en mis oídos más que mi propia turbación: “¡Tú sabrás de sexo más que yo, pero en esto de las jodidas manías de las mujeres en culpar a los hombres yo sí sé más que tú!”, y siguió gozando su confirmada hipótesis.
Cuento la historia para que entiendan, y empiezo por aclarar que ocurrió hace once años, así que no violo la ética al dar detalles, aunque haya ahora mismo casos parecidos por ahí.
Una joven de veintipocos años había escrito a la sección pidiendo consejo porque estaba a punto de dejar al chico más simpático, amable, complaciente, bello y generoso que se pudiera desear… Lo dejaría amándolo mucho, pero ¡el pobre! padecía de eyaculación precoz, y ella no iba a renunciar al placer para toda la vida. ¡Ya bastante había pasado con relaciones anteriores!
Como el amor es prenda escasa y la compatibilidad en la convivencia tampoco abunda, le sugerí que no se precipitara. Aún eran jóvenes y podían explorar otras técnicas sexuales, si él estaba dispuesto… “Si se refiere a juegos preliminares, él en eso se esmera y yo me excito muchísimo. El asunto es la penetración: dura tan poco que todo ese calentamiento no sirve de nada”, respondió la primera vez.
¿Ya probaron sexo oral, estimulación con las manos, caricias en el ano, en los pezones, la nuca…? “Todo eso, y lo hace muy bien, pero es por gusto”, respondió convencida.
No lo dejen en “pre”: busca el clímax desde el propio juego y luego será más fácil que lleguen otros orgasmos, aunque él dure poco… le recomendé abiertamente, pero la chica seguía escribiendo en tono deprimido que eso era imposible, y aunque su corazón estaba desgarrado, lo iba a dejar ese domingo.
Como hago con otros casos, llamé a mi gurú sexual para servir de intermediaria en una especie de consulta a distancia (hoy son el día a día, pero entonces era impensable). La doctora Elvia de Dios me reiteró un grupo de consejos que tecleé para la joven, pero por momentos sentía que Rada y yo estábamos más ilusionados con las soluciones que ella misma, aún plantada en sus trece y decidida a dejar al Premio Gordo por apurao en el coito. ¡Solo por eso!, juraba cada vez.
Digámoslo sin ambages: Mi ex asistente de equipo no sabe de sexo casi nada. Su autodidactismo se reduce a eso: lo auto… (más por pereza que por limitaciones reales, pero esa es otra intimidad para contar, con su risueño permiso). Lo que sí ha sido siempre un gran consentido de las mujeres, y si no es él el “enamorao”, las suele calibrar bastante bien.
Un día llegó a la oficina, soltó los bastones y me puso una mano en un hombro para sugerir, casi ordenar: “Pídele que te dé los tiempos: Que no califique y te diga cuántos minutos pasa el tipo en cada cosa, a ver si se le puede ayudar”.
Ese fue el día que les conté al principio, cuando se saltó su usual discreción con el correo de sentido, al que solo accedía para archivar los casos luego de que yo los procesara.
El último mensaje de la chica era esclarecedor y dio un giro de 180 grados a la orientación del caso, como tendrá que darlo el de un amigo que por estos días nos contactó en whatsapp y el hilo de su historia tiene un final parecido.
¡Tranqui, que ya les saco de dudas! El mensaje decía: “Como te conté antes, él es maravilloso en todo, pero en el sexo nos va fatal. A los juegos previos les dedica como una hora y hasta ahí va bien, pero cuando yo me excito y le pido que entre, apenas dura media hora antes de eyacular, a veces menos, y yo así no he podido lograr un orgasmo. De verdad lo quiero mucho, pero con esa precocidad no creo que pueda hacerme feliz nunca… ¡Qué fatalidad!”.
Luego de mi respuesta a su cronometrado fracaso, la chica dejó de escribir. Espero que haya sido porque entendió el consejo y buscó la ayuda que de verdad llevaba. Como también aprendí yo, gracias al Rada, que no se puede dar nada por sobreentendido en cuanto a mitos sexuales. Hay cada explicación por ahí…
Ty
5/10/21 17:51
jajjajaja manera de reirme, me senti mal por la chica, hasta que llegue al final, que mas queria ella?? jajajjaa, espero que haya podido encontrar a alguien sin tanta precocidad.
curioso
28/9/21 21:27
Milo, felicidades!!! si mal no recuerdo es su cumpleaños. Espero que le hayan regalado un cake, porque yasé que es bastante golosa con eso ;). Claro, golosa buena, no como la chica de la anécdota Jajajajaja
Julio Enrique (Kike)
24/9/21 11:35
Ella no necesita un amante, sino un obrero con martillo hidraulico que profundice en su ego hasta encontrar la fuente de donde le brotan las sensaciones más sublimes (para el alma divertir).
Susy
23/9/21 12:12
Y qué más quería ella???????????, siempre hay que escuchar el cuento completico antes de dar nuestra opinion
puntualita91
23/9/21 16:23
Totalmente de acuerdo!!!!!! esa niña no se merecía a ese santo. Ella no oyó nunca hablar de anorgasmia? Deja que le cuente a mi ex, que se quejaba de mis quejas JJJJJJ
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