La presión arterial elevada, también conocida como hipertensión (HTA) o “el enemigo silencioso” puede afectar la vida sexual de hombres y mujeres, en algunos casos de manera directa, y en otros, por sus secuelas en el organismo asociadas a otras enfermedades crónicas.
Según reconoce la literatura médica, con el tiempo este comportamiento anormal de la presión daña el revestimiento de los vasos sanguíneos, y hace que las arterias se endurezcan y estrechen, lo que limita el flujo en el ser humano, y puede originar una disfunción eréctil.
A partir de este punto, la hipertensión también puede interferir con la eyaculación y reducir así el deseo íntimo. A ello se suman los efectos no deseados, ocasionados por algunos fármacos que se le indican a los pacientes para controlar este trastorno.
Sin embargo, aunque muchas personas asocian de manera peligrosa la hipertensión y la sexualidad, está demostrado que la vida sexual activa puede ser una excelente forma de combatir el sedentarismo y el estrés, ambos factores muy propensos a la hipertensión.
De hecho, una de las recomendaciones médicas para quienes padecen esta enfermedad es aumentar el ejercicio físico y los momentos de relajación, dos acciones que se combinan muy bien durante el sexo. De ninguna manera está contraindicada la actividad sexual en cualquiera de sus variantes e iniciativas, siempre que se mantenga una correcta rutina de vida, con una alimentación adecuada y la práctica de ejercicios.
No pocos especialistas aseguran que la intimidad en todo su proceso resulta beneficiosa, sobre todo para aquellos que sufren una HTA esencial o primaria, es decir, que no tienen un origen específico y único, sino que es provocada por una variedad de factores hereditarios y ambientales, como sucede con el 95 por ciento de los casos a nivel mundial.
¿CUESTIÓN DE GÉNERO?
En ocasiones los pacientes hipertensos masculinos se quejan de una disfunción eréctil que limita la realización del coito, la cual es más probable cuando la HTA se vincula a otros factores de riesgo como la edad, la obesidad, o los trastornos metabólicos.
También el tratamiento farmacológico suele producir dichos efectos adversos, que trastornan el desempeño sexual y la autoestima del paciente, puesto que al disminuir la presión sanguínea reducen la perfusión o irrigación de los genitales.
De hecho, se estima que el 14 por ciento de los hipertensos tratados con hipotensores presentan este problema en algún momento de su vida, bien por su propia hipertensión o por los fármacos utilizados.
Por eso los especialistas insisten en que es mucho mejor adoptar un estilo sano de vida y prevenir la hipertensión, antes de dejarla subir hasta niveles tales en los que se imponga el uso de medicamentos para evitar males mayores.
Uno de los problemas de la disfunción es que, cuando aparece, suele convertirse en un nuevo motivo de estrés, y por ende en un detonante de nuevas subidas de tensión, generando una menor respuesta del aparato sexual, sin que su causa sea realmente orgánica.
Diversos estudios internacionales revelan que no existen grandes diferencias de culpabilidad en los medicamentos antihipertensivos de uso actual, sino que la reacción depende en gran medida del propio individuo.
Sin embargo, no solo los hombres se perjudican a causa de un mal manejo de esta enfermedad. Aunque no hay reportes de disfunción sexual en mujeres por causa directa de la hipertensión, en muchos casos se produce un daño arterial de consideración en los miembros inferiores, llegando hasta su claudicación irreversible, lo que sin duda, compromete el desempeño de la paciente en todas las esferas de la vida.
El efecto de la hipertensión sobre la sexualidad femenina aún no ha sido esclarecido, pero es posible que sí suceda. Esta enfermedad puede reducir el flujo de sangre hacia la vagina, disminuir la excitación, provocar sequedad vaginal y dificultar el orgasmo.
MÁXIMO RIESGO
Sin dudas uno de los momentos en los que la hipertensión es más peligrosa es durante la edad fértil, en especial en el período de gestación, donde debe mirarse con total seriedad y un enfoque preventivo.
El embarazo de por sí es una etapa que genera muchos cambios vasculares y hormonales en el organismo, que desestabiliza la presión en las gestantes, ya sean hipertensas o tengan predisposición a serlo.
Si esos niveles son muy elevados implican grandes riesgos para la vida de la madre y el bebé, pues pueden ocasionar una preclamsia o una eclamsia, y a medida que avanza la gestación el riesgo es mayor, por lo que el cuidado de la madre debe ser una prioridad desde el inicio.
Los especialistas aconsejan a las futuras madres que estas deben estar dispuestas a establecer en su vida todos los cambios conductuales que sean necesarios para lograr un embarazo feliz, sin sobresaltos, sean o no hipertensas.
En estas nuevas rutinas es imprescindible mantener una dieta saludable y equilibrada, no solo en la calidad sino en la cantidad de alimentos. Es muy importante disminuir el consumo de sal y otros productos como los enlatados y dulces finos, que tienden a subir la presión innecesariamente.
Un aspecto significativo es que la HTA puede pasar inadvertida durante mucho tiempo, mientras está minando la salud del enfermo de muchas maneras, y aunque se considera un mal de adultos, ya se ha demostrado que puede aparecer desde la infancia y la adolescencia, en niños obesos y sedentarios.
Para los expertos la hipertensión y su influencia en la sexualidad depende, en gran medida, de la posibilidad de establecer una atención integral a las personas afectadas y no tratar la dolencia desde un enfoque puramente médico, sino también en su dimensión social.
Ya en el climaterio, uno de los riesgos de mayor peligrosidad que afecta a las féminas es que durante esta etapa no se chequean la presión regularmente, ni aplican el tratamiento con todo rigor, con caminatas relajantes y el disfrute de un rato amoroso sin la presión hogareña.
Toda actividad que movilice al cuerpo mejora el estado físico y psicológico, tanto en las relaciones sociales como personales. La calidad de vida de las personas hipertensas a cualquier edad implica también mayor respeto de su pareja y familia, compresión de su estado de salud y colaboración en el hogar.
La experiencia de un hipertenso (a) no tiene porqué ser diferente a la de otros seres humanos, siempre y cuando se sea consecuente con las indicaciones del médico.
Contrario a lo que se cree en el imaginario popular, la vida sexual de un hipertenso, cuando está controlado, puede ser como la de cualquier otro individuo, y las diferencias solo estarán condicionadas por las características personales de cada quien…la intimidad no debe convertirse en el eslabón perdido en esta cadena de padecimientos.
nick
23/8/18 14:15
he visto mucha informacion sobre como mejorar la habilidad sexual y cuidar la hipertension es uno de los factores claves nada como una buena alimentacion y habitos deportivos para solucionar los problemas
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