Mi hermano mayor siempre se quejaba de que en todas las novelas y películas que veía, alguien respondía a sus angustias existenciales de la semana. La única explicación, a su juicio, era que los productores le leían la mente durante el sueño nocturno.
Para exorcizar el fenómeno empezó a dormir más por el día y a ver la TV de forma errática, abandonando muchos de sus programas favoritos. Incluso escribió un libro de crónicas en que narraba esas extrañas conexiones, pero lejos de mejorar, el asunto le resultaba cada vez más frecuente e irritante… y nuestras burlas también, dicho sea de paso.
¡Cómo me reí del pobrecito! Hasta que me tocó vivir esas concurrencias con audiovisuales, conversaciones en la guagua, emails, mensajitos en Facebook y casos de la consejería telefónica.
En busca de respuestas científicas me bebí gigas de materiales sobre Complejidad y me sumergí en las ciencias ancestrales, ambas muy seductoras para la mente moderna, obsesionada con hallar verdades para contradecir.
Finalmente opté por el tranquilo asombro. Hoy disfruto esas sincronías cuando se presentan. Las constato, me divierto y las dejo ir. Como en la infancia, cuando todo el mundo tiene esa capacidad de sorprenderse sin agonizar. Es la adultez viciada la que impulsa a traducir “mensajes” que piensas pueden definirte para el resto de la vida, ya sea en el lenguaje caótico de las estrellas o en clave de Freud, que por momentos suelen ser lo mismo.
Un campo fértil para esas rarezas es el de las relaciones. Conozco gente que está sola porque hace de cada casualidad favorable un pozo de sospechas egocéntricas, y de cada combinación incómoda, una fuente de maliciosas certezas.
Les cuento de una oyente de Oasis que decidió cerrar sus cuentas en las redes porque todos los días aparecía algún detalle que le recordaba al ex… y no cualquier ex: uno de esos que es mejor dejar bajo siete candados.
Primero, muchos hombres que le pedían amistad tenían el mismo nombre, o el mismo apellido, o la misma edad. Coincidencia, dije cuando llamó para desahogarse: el tipo era algo al estilo de Pedro Pérez (no es ese, pero ustedes me entienden), y eso es fácil repetirlo en Facebook.
Luego la invitaron a un club de seguidores de motos, aunque ella no tiene ninguna (pero el fulano sí), y un mes después le empezaron a enviar vídeos de perros salchichas, como la que dejó atrás al divorciarse porque el dueño de casa apenas le dejó sacar la ropa que llevaba puesta. Recuperó el resto porque la suegra tenía más juicio (o le temía a un juicio, que en eso también tuve que asesorarla), pero la Niña se quedó con el furroñoso, bajo ladriprotesta.
La tapa al pomo la puso una novela cuya protagonista cumplía el mismo día que ella y el marido tenía el mismo oficio que el susodicho de mal carácter. No tengo idea de cómo averiguó lo del cumple porque jamás veo novelas, pero eso me confirmó que en obsesión ambos se daban la mano.
Nunca logré convencerla de que buscara ayuda, por mucho que le hablé de la gentil Elvia. Es que ¡más coincidencias! la doctora vivía “demasiado” cerca de su trabajo. Al menos logré que dejara de llamarme para contar sueños fantasiosos que en esos dos años jamás se materializaron. Ni los malos ni los buenos, que Morfeo le daba pa’ comer y pa’ llevar.
Nah, el mérito no es mío. Me soltó porque un día vio a un técnico de Etecsa muy parecido al exmarido, y por si acaso borró todos sus contactos y cambió su número, no sin antes pedir a una colega que me avisara de la “fatalidad”.
No puedo negar que respiré aliviada, pero también me reí muchísimo al colgar: esa noche yo había soñado que otra oyente, a la que sí conozco “en vivo”, me venía a buscar para visitar la feria de La Cuevita, y por el camino nos regalaron varios perros salchichas acabados de nacer.
¿Premoniciones? ¿Deja-vu? ¿Mi subconsciente procesando estímulos? A lo mejor fue el resultado de alguna de esas estrategias de marketing que despliegan los motores de búsqueda para monitorear nuestras acciones cotidianas online y sugerirnos el consumo de ciertos productos…
Pero si sueñas con alguien y aparece, si dicen en la sala una palabra que acabas de teclear en el cuarto, o si un desconocido te recarga el saldo por error justo cuando planeabas hacerlo, cierta cosquilla te recorre la nuca.
Francamente, no quiero ni imaginar lo que hubiera vivido mi hermano en esta era de las paranoias ciberglobalizadas…
curioso
30/10/21 12:04
Jajajajaja!!!! Como me pasa a m'i eso, de que digo o pienso algo y luego sale de la nada en la televisi'on o me lo ponen en facebook.. Yo tambi'en me acomplejaba, sabe, como tu hermano, lo que no me dio por escribirlo. Y con respecto a las parejas, varias veces me paso de que alguna ex llamaba a mi casa luego de tiempo sin verla ni saber de ella, y quien cog'ia el tel'efono era mi esposa y no mi mamá. !y quien la convence a esa hora de que yo no la había llamado antes ni me estaba viendo con ella! Y me pasó con tres mujeres distintas, de madre.
Corazón
29/10/21 15:34
Muy buenas, es increíble como hay personas supersticiosas? Bueno no sé pero de que las hay, las hay. Depende mucho de nuestras creencias y disímiles experiencias de vida este comportamiento. Aunque todos en mayor o menor medida solemos tener alguna de las manifestaciones que cuenta Mileyda, yo suelo mirar los números de las chapas de autos y motos y las asocia con la fecha de hoy, mi edad, mi cumpleanos, algún aniversario que recuerde y así. De todas maneras, como siempre Mileyda nos regala sus líneas con su peculiar manera de escribir que nos hace pensar y hasta nos divierte.
Gracias.
puntualita91
2/11/21 12:38
coincido contigo, siempre me divierto, y para más casualidad resulta que estoy leyendo esta sincronía en el cel en una gacela y hay un hombre sentado al lado del chofer hablandole de conicidencias entre ambos, algo de los apellidos y los nombres de los hijos y el deporte. no entiendo bien pero me hace pensar. Por otro lado debo reconocer que me pasa mucho de estar hablando de un tema con una amiga en alguna de las redes y de inmediato me empiezan a entrar correos y promociones sobre ese tema. Y tambien me pasa que alguien me habla del exjevito y él aparece de algun modo, en mensajitos o llamadas o me recarga el saldo. claro que lo dejo, pero es un picúo porque mientras estuvimos juntos no me recargó nunca, tenía que usar su celular para navegar internet, se acuerdadn?.
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