Soliloquio del pavo real

¡Cómo vas a felicitar a los padres el martes si su día fue el domingo! ¿Y eso qué? La paternidad es un oficio  de 24/7, no para fechas de lujo. Sobre todo en hombres como Kike y Alain, que no dejan de pensar y respirar por sus bebos, hagan lo que hagan y vivan lo que vivan.

¿Y los tipos esos que compiten por el Míster Cuba en estos días, serán papás también? Porque los veo y me remiten al Señor Papa de los muñes de mi infancia, tan dado a vivir para los artilugios y la opinión ajena.

¡Ah, no sé! Cuando vi la foto me fijé sobre todo en el Morro como ícono fálico detrás de los hercúleos torsos, y en que alguien se tomó el trabajo de hacer trusas iguales para cuerpos distintos y casi inalcanzables.

¿Y las caras? ¿Y las piernas? ¿No viste los tatuajes? Como me gustaría ver una foto de espaldas... ¡Dicen que son los hombres más buenotes de Cuba!  

¿Te parece? Porque en los campos he visto pieles más lustrosas y sonrisas más naturales, y en las brigadas de constructores hay músculos hechos a pura mandarria que no le envidian nada a esos modelos del gym.     

Bueeeeno, lindos están. Y a lo mejor hablas con ellos y son seres sensibles, con un doctorado en Física o un refugio de mascotas abandonadas. No hay que juzgar a la gente por las apariencias, ni por los hobbies o lo que hacen para trascender. ¿Qué te molesta, la competencia?

Me molesta eso, sí, que sea un entretenimiento demasiado elitista. Que infle al ego en vez de al ser humano. Que imponga un cánon de lo que debe ser un “míster” para llamarse tal, porque ahí quedan fuera otros cinco millones, solo en Cuba. 

Como las pasarelas de mujeres. ¿Qué diferencia hay? De mujeres, de niñas, de trans, de estrellas de carnaval y de cuanto se le ocurra a alguien con dinero para hacer un culto de lo superficial y perpetuar jerarquías. Y no me consta que sean conscientes, pero es muy real el daño a quienes se llenan de aspiraciones y empeñan su vida en ese circo y luego quedan por el camino.

Peor son los deportes de combate sin honor, digo yo... ¡Obvio!, esos también me repugnan, como cualquier “tradición” que ponga énfasis en comparar en vez de cooperar. Es un modo de ver la vida que se infiltra en todas las relaciones sociales, de familia, amorosas... He visto gente que mantiene a la pareja escondida porque no está a su “altura” en cuanto a imagen, o no la presenta a los amigos porque no tiene de qué hablar. ¿Cómo puedes avergonzarte de alguien y compartir su vida desde el amanecer? 

¡Ay, mija, eso de competir está en la naturaleza humana! Y más allá, incluso, porque en la mayoría de las especies los machos son más lindos, más coloridos, y tienen que exhibirse y arrasar a otros con su fuerza o sus mañas para ganarse el privilegio de procrear.

¡Pero llevamos milenios de evolución! ¿Eso no cuenta? Centenares de generaciones llegan y se van, descubrimos las partículas más elementales del universo, maniobramos con su energía sutil, ¿y seguimos viviendo bajo la ley del pavo real? Y ahora, para colmo, importa más quién eres en las redes y no qué hacer por el bien de los demás.

¡Uf, qué densaaaa! La idea era felicitar a los padres, ¿recuerdas? Y refrescar los ojos con esos modelitos no le hace daño a nadie. Tal vez este es su día de gloria, su momento fugaz... Nadie sabe la historia detrás de cada èxito o fracaso humano.

Tal vez para llegar ahí tuvieron que hacer equipo con alguien a quien no le importó tener dos tallas menos o hacer fotos en vez de barras. Y lo de estar en las redes es hoy tan natural como tallar las piedras hace miles de años, ¿no?.

Dale, anímate y revisa, a ver si ya escogieron ganador. ¿Quien quita que un día esa persona te sorprendan con un gesto altruista, y use su fama para el bien ajeno?