Y cuando desperté, el helado no estaba ahí… Intenté dormir de nuevo para darle al menos una probadita, pero ese es el único sueño recurrente en que no logro engañar a mi goloso cerebro.
Con otros sí que puedo retomar la historia al instante, incluso manejarla para que la persecución termine en carrera deportiva y la caída en vuelo parapenti. Pero si estoy a punto de comer helado de pistacho, frutos del bosque o chocolate, lo más seguro es que despierte húmeda y decepcionada, sin modo de retomar el banquete onírico.
Pensándolo bien, también me pasa cuando el sueño va de tener sexo con algún desconocido, o con un ex al que no veo hace tiempo… pero en ese caso puedo buscar consuelo en una espalda peludita o completar la tarea en modo selfie.
Con el helado no hay remedio, y luego paso el día ¡o la semana! con el paladar ansioso, recabando fondos para darme una vuelta por la cremería de Ayestarán con Jorge, o con la forista Maryd, o con Yanet, mi extrovertida subordinada, que va por helado y termina comprándose un espejo, además de hacerse fotos pícaras en cada esquina.
Hoy desperté ¡otra vez! antes del delicioso lengüetazo… y antes de que mi perra saboreara mi cara con un helado, que también pasa a menudo. Pero hice trampa: mientras tecleo, mi boca se consuela con un poco de cierta reserva que dosificamos para variar el desayuno.
¡Qué decepción! Ni la vainilla es pistacho, ni el “suavefrío” del coppelita tiene la intensidad del cremoso barquillo que desató esta fantasía más de tres décadas atrás en Praga.
Como todo en la vida, a veces logras sacarle el máximo a un sustituto porque el resultado depende principalmente de ti (como en el orgasmo). Pero sin control de las circunstancias, la calidad de la experiencia será proporcional a tu capacidad de agradecer por lo que hay, sin miedos ni comparaciones.
Y aquí entra una pregunta que lleva días rondándome, desde que Rodin puso en el canal Senti2, en Telegram, que las personas con sueños frecuentes son inseguras. ¿Acaso soy la mata de la inseguridad? Porque yo sueño todos los días, hasta en la siesta vespertina o el cabeceo en el transporte, y esas entregas de Morfeo tienen colores, olores, secuencias, temperatura, sabores… incluso GPS, pues vuelvo a manudo a lugares que jamás vi en la realidad y reconozco hasta el detalle de otras “visitas” alucinadas.
Voy a san Google para confirmar, y resulta que algunos tópicos reiterativos indican que tu subconsciente te impulsa a tomar decisiones que evitas cotidianamente porque dudas de tu capacidad, tu valor, tu derecho, tu autoestima…
¿Por ejemplo? Cuando sueñas que tu pareja te deja, o que eres (o te es) infiel. Si estás en una fiesta y no hay otras personas. Si tus dientes se caen o se dañan. Si te ahogas sin lograr nadar, o no puedes moverte ni hablar y sientes pánico, pero la depresión te mantiene en formato de víctima…
¡Brrr! Prefiero los sueños congelados o telúricos con final pospuesto. Cierto que ya tuve miedo de que la gente me rechazara, o me sentí sola en una multitud, o perdí amantes potenciales por no vencer su (mi) timidez… Pero ahora, pasada la edad de la insolencia, no creo que esas elucubraciones perturben mi descanso ni paralicen mis acciones diarias.
Cierro la página y espabilo mis neuronas con el casi derretido sucedáneo blancuzco. Paladeo y reviso: ¡Qué bien! Soñar con helado es señal de alegría, buena suerte, propósitos cumplidos… No sé qué tan serios sean esos Diccionarios de sueños, pero me gusta lo que leo, y me gusta el aroma de café que viene de la cocina, claro indicio de que Maya encontró otra cara que lambisquear para cortar la pereza matutina.
Ah, por cierto: ya descubrí que despierto anhelando dulces cuando duermo vibrando de sexo, gracias a mi pareja o su brigada de refuerzo manual. Faltaría probar si funciona al revés. ¿Y si uso la reserva de vainilla para…?
Cristal
9/9/21 1:12
Ya ni sueño,creo que ni duermo pero los dulces me fascinan y los helados me vuelven loca .De joven tuve sueños recurrentes y pude darme cuenta que sucedían cuando estaba preocupada y triste. Tal vez aprendía sobrellevar ambas, con los años se distanciaron no desaparecieron.
Rodin.cabrera@
3/9/21 13:17
Fotos picaras en cada esquina....Ohhhhhh, ella si suena...jajaja. Pero como hay muchachas que sueñan con helados y dulces, y para que vean yo no sueño con eso pero si soy un hombre "dulcero", me encanta el dulce. Y hablando de otras cosas...se les invita a todos a participar en la Peña Virtual del Proyecto Senti2 de Mileyda que se realizara este domingo 5 a las 9.30 pm por nuestro Canal de Telegram: https://t.me/sexosentidocuba_foro Saludos a todos.
puntualita91
2/9/21 18:34
Así que la cremería de Ayestarán... Milo no sueña barato Jijijii... pero es verdad que esos helados le sacan a cualquiera un orgasmo.
curioso
2/9/21 18:33
Ese del dibujo es mi hermano. Qué manera de ser indeciso ese hombre! las mujeres que ha tenido son porque lo enamoran ellas y casi se le lanzan, y el no sabe o no quiere creerse que es de verdad y se pone todo nervioso y con pesadillas de que se cae en un pozo y no puede salir. Yo no sueño nunca, caigo como un tronco hasta que amanece, y si es despues de una sesion de sexo mucho mejor. Hasta ronco dicen, pero yo no me oigo ni me importa. duermo feliz y a la mañana pido más.
Katty
2/9/21 16:12
La crónica me viene como anillo al dedo. Casualmente hoy al despertar , estaba soñando con muchos dulces, confituras de todo tipo, pero en abundancia, cajas y más cajas que me habían regalado y las compartía con mi prima. Y según el diccionario de los sueños, significa que vendrán nuevas alegrías y la verdad q en estos tiempo hacen falta, aunq con salud para mí y mi familia me conformo....pero si aparece algún bomboncito por ahí no me pondría brava jajaja.
Rodin
8/9/21 11:58
Muchacha...la covid....jajajaja. Saludos
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