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sábado, 23 de noviembre de 2024

Tabaquerías mías

De infidelidades y otras mañas en las que pueden entrenarse nuestras manos...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 04/04/2023
2 comentarios
Calidad del buen tabaco
La calidad de un buen tabaco empieza con las manos y termina en las orejas. (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

Les debo la crónica de la semana pasada. Nah, boberías mías: fui de viaje al centro de la Isla y decidí llevar otra laptop menos voluminosa sin contar con que el  teclado es diferente, no tiene acceso a correo, y después de meses usando linux, volver a microsoft necesitaba un plazo de adaptación.

Mucha adrenalina por la novedad de viajar con Chabela, pero mis hábitos están muy amoldados a Orión y pagué cara la infidelidad. Como esas personas que improvisan un affaire tras muchos años de matrimonio y en la concreta hacen tremendo papelazo porque su memoria sexual está programada para responder a su pareja: las respuestas endocrinas, musculares y neurológicas se activan con claves específicas y hay que reprogramarlas para múltiples terminales o no nos sale bien.

Para cuando me di cuenta de que podía intentarlo con la María Silvia de Jorge, ya el lunes había pasado, y la idea de probar una segunda “cana al aire” me producía más estrés que garantías de éxito. Así que desistí.

Qué ironía, ¿eh? Me paso la vida queriendo abrir pareja para oxigenar la vida y me sacó del paso intentarlo con una PC diferente. ¿Se imaginan el ridículo si se hubiera tratado de otro hombre? ¡O de una mujer!

Pero, bueno... la persistencia siempre da frutos, y es cierto que Chabelita es lenta y aún no coge el correo o el wasa, pero el martes logré ir a su ritmo, una tarea de por vez, y respondió. Además, tiene una buena dotación de huequitos para insertar dispositivos y pude sacar lo que necesitaba de ella con extremo placer, amen de probarle a mis manos que sí pueden acariciar otras superficies sin torpezas fatales, y a mi cerebro que puede aprehender nuevas distancias, pulsos, modos de pensar y hacer.

Y ya, que se supone hable del tabaco y no de esta fase de simultanear dispositivos, empleos, estudios, temáticas... asuntos darán más adelante otras confesiones.

Entrando en tema, resulta que hace dos jueves fuimos con Rodin, el Adelantado de Senti2, a la tabaquería Partagás, en Centro Habana. Antes de sentarnos en el podio de la lectora Felicia, nuestra siempre sonriente anfitriona, hicimos un delicioso recorrido por la fábrica para degustar desde la selección de la hoja, su entrada en humedad, el desplegar de su potencial sedoso con diestras caricias milímetro a milímetro, el habilidoso asunto de sacar el palito, la elección oportuna de lo que va dentro y lo que arropa para un calor más delicado y parejito...

Y si ya la mente se les cargó de malicia no es mi culpa: solo describo el paso a paso desde lo que leía en los ojos de mi compañero, quien avanzaba extasiado a través de lo visto, oído, palpado, escuchado... Puro tantra.

Para mí lo más fascinante fue la preparación de los lechos de cedro y el ropaje especial de cada vitola según su grosor, largo, calidad y prestigio. Para Rodin fue el asunto de las puntas: redonditas o piramidales, todas tienen un je ne sais qoi a la hora de armarlas. ¡Hasta saliva llevan en algunos casos! Supongo que para amoldar la hojita y lograr esa presencia de lujo que invita a morder, chupar, retener en los labios...

En general, todo el proceso es artesanal, métodico, muy intuitivo. La calidad depende de la experticia alcanzada tras muchos años de moldear, presionar y clasificar a ojo la materia prima. Aunque hay chicos en la escuelita que en un par de meses con su buena maestra logran maravillas.

La dotación de la Partagás tiene buen número de jóvenes de ambos sexos, así que los secretos del oficio no corren riesgo de extinguirse. Y la ventaja para ellos no es sólo económica, porque un tabaquero es gente de cultura, con la preciosa capacidad de usar bien sus manos sin apagar el cerebro, de lo cual se encarga la preciosa Felicia, con su habilidad para hacer voces e impulsar fantasías. 

Ya me pasé de líneas, pero no me perdonaría excluir de esta reseña la prueba del tiro. ¡Cuenta, Rodin, lo impresionante que fue! Porque un tabaco puede estar muy derechito y firme, parejo de color y sin ñañaritas, pero a la hora de la verdad, cuando usté lo coge aun sin prender, lo introduce en la maquinita y le da un poco de presión con las paredes elásticas... ahí es cuando se sabe si es pura hoja hueca que se quema enseguida, o es un bolo recalcitrante que no comparte esencia a menos que te desgastes succionando y apretujando con las manos. 

Por cierto, yo no fumo, ni Jorge hace años, pero mi viejo sí (ya les conté hace un tiempo). Y además, como antes las escuelas en el campo incluían una temporada en Pinar del Río, mi generación habanera vivió la primera parte de esta historia del tabaco en una vega auténtica, con sus casas de guano y techo altísimo, tibia y olorosas, perfecta para las fugas de abrazos nocturnos.

¡Ah, sí! Olvidaba contarles: en algún momento del recorrido pregunté qué pasaba con las hojas malas y los palitos arrancados a prisa. Felicia me señaló un bulto sin gloria en un rincón del pasillo: lo que no sirve se muele y es materia prima para cigarrillos baratos.

A lo mejor a ti eso no te dice nada, pero a mí me explica por qué no me gustan los tipos que fuman cualquier hoja, a cualquier hora y con despreciable desesperación. 


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 2 comentarios


Carmen
 16/4/23 19:58

Excelente reflexión sobre la vida, usted es muy perspicaz con si pluma ,soy admiradora de su sección ,en este periódico y en juventud rebelde, me encantaba cuando compartía libros digitales,,sus consejos geniales para la pareja Ojalá pudiera responder mi correo yo perdí casi tidos los libros digitales, por la PC rota jjjj nada tecnológia,me gustaría poder recuperar o recibir algunos seria tan amable gracias por sus sección

Mimisma
 4/4/23 17:42

Me encantó, y sí eso me dice muchas cosas, también me preguntaba el final de las malas hojas y los palitos arrancados de prisa, mire usted se parece a la vida misma jjjj

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