En la vida no son pocos los momentos en que pareciera que el mundo se nos ha quedado detenido en un punto, donde la inercia y la falta de motivación asumen un protagonismo inquietante. No solo los problemas nublan el sentido, en esos instantes, las personas se convierten en sus principales “saboteadores”, y lo peor son las secuelas que pueden llegar luego.
Así sucede cuando hombres y mujeres experimentan un estado de depresión, por disímiles motivos, un padecimiento que puede llegar como episodio o tornarse crónico con diferentes grados de severidad.
Sentimientos de angustia y tristeza, desesperanza, pesimismo, pérdida de interés en hechos que antes resultaban atractivos, trastornos del sueño y de la alimentación; poco a poco van atentando contra la salud y pueden llegar a trasegar los deseos más íntimos.
Según se describe en la literatura especializada, los síntomas característicos que afectan la vida cotidiana de la persona, y también a su entorno más cercano, son la pérdida de interés o placer por las actividades más comunes, incluso, un desapego general por quienes le acompañan.
Se estima que un 75 % de los individuos con esta situación reconoce tener problemas sexuales. En estos casos, uno de los padecimientos más frecuente es la anhedonia, conocida como incapacidad o dificultad para disfrutar de las cosas y sentir placer.
Desde el año 1979, los psicólogos estadounidenses Masters y Johnson referían que la mayoría de las personas deprimidas experimentan una marcada reducción de los impulsos sexuales, pero solo en menos de un tercio de los casos llegan a ser trastornos mayores como la anorgasmia y disfunción eréctil.
Pero advertían, que quien padece una depresión puede presentar una inhibición del deseo sexual, aunque esta responde bien a un tratamiento adecuado para la depresión subyacente, por lo que no es necesaria la terapia.
EROTISMO EN PELIGRO
Cuando un hombre o una mujer sufren de un estado depresivo, la sexualidad, especialmente en la fase de deseo, se ve alterada, y a veces un primer síntoma es que la persona siente disminuida o anulada su libido. Entonces se generan alteraciones en la excitación, como la disfunción eréctil, o trastornos de la lubricación en la mujer, así como anorgasmia o, incluso, dolor durante las relaciones sexuales.
Un problema adicional se presenta en la mitad de los pacientes que utilizan algunos tipos de antidepresivos indicados por el psiquiatra, los cuales bloquean la excitación y retardan el orgasmo.
Otro conflicto entre depresión y sexualidad es cuando se invierte esta relación de causa-efecto. Señalan los especialistas que algunas personas con disfunciones sexuales no resueltas pueden experimentar también desesperanza, sentimiento de impotencia y un nivel de angustia tan intenso que les hace caer en una depresión, y la situación se torna un círculo vicioso.
Las estadísticas internacionales muestran que, como promedio, el 25 % de las personas padecen de esta enfermedad, o al menos un episodio en algún momento de su vida, aunque en los últimos años la cifra ha aumentado.
Partiendo de las dos funciones de la sexualidad: reproductiva y erótica, al aparecer problemas con el deseo, la persona comienza a tener trastornos en la capacidad de sentir placer, y con ello se inicia un proceso de negación a la intimidad de la pareja.
Muchas veces, también en la depresión, se observa una disminución de la autoestima en quien la padece, lo que constituye otra de sus características típicas. La persona se vuelve negativa, pesimista, se siente fea, mala, inútil y culpable por todos los problemas a su alrededor.
Cuando esto sucede, y la persona tiene pareja, suele generar conflictos, pues es una situación difícil de tolerar por el otro. Esto suele afectar directamente el deseo y la frecuencia de los encuentros sexuales.
Alertan los psicólogos que muchas veces las parejas se sostienen por el amor, pero si esta situación se mantiene por mucho tiempo, ese equilibrio se puede ir desgastando hasta perderse.
En el caso de los solteros, generalmente la persona se aísla y se niega a la posibilidad de conocer y socializar con nuevos amigos y amigas para formalizar una pareja o para un encuentro amoroso.
QUIERO SER FELIZ
A pesar del coste personal, familiar y social de la enfermedad, muchas personas niegan padecerla y evaden la ayuda médica. Sin embargo, para combatir la depresión es recomendable un tratamiento integrador, tanto farmacológico como psicoterapéutico.
Una de las polémicas actuales, relacionada con el tema, es la farmacología, por lo que se realizan esfuerzos para encontrar antidepresivos eficaces que no acentúen los problemas de la sexualidad.
Investigaciones internacionales han revelado los efectos secundarios de algunos antidepresivos en la falta de deseo sexual y la dificultad para alcanzar el orgasmo.
Para ello se han desarrollado en los últimos años los llamados antidepresivos de última generación que provocan menos afectaciones en la intimidad de hombres y mujeres.
No obstante, puede probar alternativas propias, personales. Se dice que la serotonina es un neurotransmisor que se encarga de aspectos importantes vinculados con el sueño, la sexualidad, el apetito y también con el humor, que en bajas cantidades puede producir tristeza severa.
Según señalan los especialistas, sustancias como el chocolate, de preferencia negro por su bajo contenido de grasa, estimula la producción de serotonina y endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo, por ello se le conoce como el antidepresivo natural.
También es bueno realizar aquellas actividades que favorezcan la respiración, como es el caso del yoga o la natación, las cuales consiguen tener potentes efectos en nuestro cerebro; así como compartir con la familia, los amigos y los seres queridos, recibir un masaje relajante y, por supuesto, no perder el deseo de enamorarse y entregarse en la intimidad.
¿CÓMO TE PUEDO AYUDAR?
Entre los consejos para apoyar a la pareja o a una persona que esté en tal situación se encuentra: dejar de reprochar lo que sucede y procurar ponerse en su lugar para ayudarle a superar el episodio.
Es importante hacerle saber que se le quiere e intentar identificar y fomentar aquellas cosas que le levantan el ánimo. Para eso es bueno también ser paciente y apoyar para elevar la autoestima.
Por qué no, puede convidarlo a hablar del tema, para que se desahogue y sienta que le acompaña de verdad. Conocer de esta enfermedad podrá ayudarle a entender a su pareja y lograr una mejor orientación.
Pero, sobre todo, no se desespere. Algunos días pensará que a su pareja le da exactamente igual que usted le quiera o no. Pero debe seguir insistiendo. Su amor y su apoyo constantes tendrán sin dudas una gran influencia.
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