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miércoles, 30 de octubre de 2024

Una fiesta, muchos trajes

Hay muchos modos de ser mujer, sobre todo si nace desde dentro...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 07/03/2023
2 comentarios
Mujer libre
No hay un único tipo de mujer para homenajear en este solemne día porque en cada “hembra” hay muchas manifestaciones, socialmente sembradas en el imaginario público. (Jorge Sánchez Armas/ Cubahora). (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, lo cual dice mucho, pero no dice nada... y no te inquietes, que enseguida me explico.

“Mujer” es una abstracción. Un constructo simbólico. Un ente sin edad, origen o desarrollo histórico. Una entelequia asociada arbitrariamente a flores, maternidad, sacrificio, constancia, desinterés... Un horizonte que nunca terminamos de borrar.   

Sacando cuentas por arribita, en mi círculo íntimo ahora mismo somos 20 mujeres entre madres, tías, suegras, primas y nuera. Si sumo la familia socioafectiva, las colegas compinches y las amigas con visado permanente al corazón, pudiera enumerar otras decenas sin mover los párpados, y te aseguro que ninguna se parece a la otra, más allá de dos o tres puntos en común (incluyendo mi afecto).

¿Entonces? Pues que no hay un único tipo de mujer para homenajear en este solenme día porque en cada “hembra” hay muchas manifestaciones, socialmente sembradas en el imaginario público. Muchos roles, no siempre resonantes. Muchas expectativas inoculadas a partir del nacimiento, pero no desde el estímulo incondicional, sino desde la competencia, en la doble acepción de ese vocablo según los tiempos modernos.

Ser una mujer “competente” exige dar lo máximo en todos los caminos elegidos (cuando podemos elegir), y exige también multiplicarnos para no fallar en las veredas asignadas, nos gusten o no, so pena de que achaquen tus éxitos en un esfera a rotundos fracasos en las demás.

Las mujeres crecemos bajo la dura sombra de los siperos... ¿Quieres ejemplos? “Sí, es bonita, pero no sabe hablar”. “Sí, es buena madre, pero ningún marido la soporta”. “Sí, es famosa, pero no sabe llevar una casa”. “Sí, tiene dinero, pero lo gana con su cuerpo”. “Sí, estudió, pero tiene muy mal carácter”... ¿A que ya tienes tu propia lista de siperos en mente?

Súmale a eso los arquetipos recontraestereotipados e inamovibles en el tiempo que nos venden desde la cultura: la madre abnegada, la suegra ácida, la madrastra bruja, la princesa cautiva, la esposa aguantona (y fiel), la libertina rompefamilias, la jefa intransigente, la amante pasiva/feroz, la santurrona intolerante, la chismosa de ventana...¡Y lo fácil que nos adjudican esas etiquetas! 

En las más de cien mujeres citadas por allá arriba, muchas tuvieron (o tienen) varias de esas cualidades mezcladas ¡O ninguna! Sin embargo, todas han sufrido intentando encajar en alguno de esos trajes sociales, incluso los negativos, como si no fuera posible pasar de ellos y construirnos nuestro propio modelo de “feminidad” alternativa.

Tuve una pareja en la década pasada con quien aprendí el valor de estas reflexiones. Uno de esas noches en las que le daba por filosofar (semidesnudo en su sillón y después de hacer el amor intensamente), me describió con pelos y señales “su” ideal de mujer, la madonna de sus sueños, esa por la que me dejaría en el acto, a pesar de la pasión compartida.

Analicé con frialdad su diseño y vi poco de mis propias cualidades en él, aquellas virtudes morales, emocionales e intelectuales que supuestamente le hicieron acercarse a mis sobresalientes caderas.

“Me avisas si la encuentras”, respondí sonriente, y estiré a propósito mi generosa desnudez, pero bien lejos de sus manos. Contoneándome con deliberado exceso volví al cuarto y me dormí como una bendita, sin necesidad de aclarar que la jornada erótica cerraba para él hasta próximo aviso.    

En ese estado de calma satisfecha tuve una epifanía que agradezco hasta el día de hoy: mientras mi ex buscaba por el mundo una mujer absurdamente ideal, yo había logrado construir la mía, y no estaba dispuesta a negociarla para sastisfacer el ego de aquel hombre.

Ni de él, ni de ninguno de los que vinieran detrás.


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 2 comentarios


LiaVida
 7/3/23 23:45

👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹

daniel
 7/3/23 23:04

Buenas tardes! Antes leía mucho el blog y llevo un tiempo perdido, pero ya me puse al día, muy buenas crónicas y dibujos. Confieso que los dibujos los copio para usarlos en mis redes, Jorge, pero siempre le doy credito, amigo. Sobre el tema de hoy también tengo otra confesión: también llevo muchos años buscando la mujer ideal para madre de mis hijos, y por lo que veo me quedaré soltero y sin herederos propios, además de mis sobrinos. Creo que mi madre me hizo muy perfeccionista y machista, lo reconozco, y no sé si tengo edad para cambiar eso. Ah, lo de sumar para enviar los comentarios está de madre, ya yo ni me acuerdo de las tablas!

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