Cubahora… Eppur si muove

Este 28 de enero Cubahora está de cumpleaños, y como en todo aniversario que se respete, hacemos una suerte de balance, qué hubo de nuevo, qué estuvo bien, qué no funcionó.

Nuestras metas están claras: la búsqueda de un periodismo humano, social… participativo… que se traduzca en una mayor cantidad de visitas y en genuinos debates dentro de nuestros materiales, que el ambicionado punto final le pertenezca a la última persona que comente, y todo, absolutamente todo, a la usanza de las prácticas digitales para la comunicación.

Y bajo estas señas buscamos siempre que nuestro “gestor de contenidos a la medida” se ajuste a las demandas de estos tiempos, que las infografías, los avisos y multimedias sean originales y atractivos, que las redes sociales disparen sus marcadores de seguidores pero que ello se convierta también en fuente de visitas activas, que voten y comenten.

Y podemos anotarnos sin temor algunas primicias y novatadas, hemos estado entre los primeros medios cubanos en realizar coberturas en tiempo real, que comenzaron en el ya lejano 2009, con Paz sin Fronteras. Y estuvimos entre los que estrenaron las estrategias de periodismo ciudadano al solicitar imágenes de dísimiles acontecimientos, estuvimos a la vanguardia en los medios cubanos la utilización de Storify…

Porque innovar nos apasiona, sin tablets… ni wifi, con una red de colaboradores por todo el país, con una minúscula redacción física… pero con enormes ganas de hacer periodismo nuevo, el que traemos fresco de las clases de la Facultad de Comunicación y de los posgrados, el que tanto cuesta implementar.

Editorialmente libramos, casi a diario, peleas cubanas contra demonios: cómo decirlo de forma original, saltar la barrera de la nota informativa, contrastar fuentes, escarbar para encontrar el dato preciso, pulir enfoques;  todo en la búsqueda de la participación.

Y en nombre de lo nuevo, lo diferente, pero sobre todo de lo participativo: tensamos cuerdas, saltamos barreras y nos metemos allí donde no se ha llegado aún, donde cientos dicen: “eso no se puede” –hacer, decir… publicar-.

No tenemos ningún temor a equivocarnos y vivimos con la insatisfacción permanente por hacer mejor la revista y que tenga mayor alcance. Nuestras prácticas obedecen siempre a estos objetivos.

Últimamente se ha cuestionado nuestro modus operandi y la calidad de nuestros materiales de opinión. ¿Hasta dónde es válida la descripción y hasta dónde no, qué tema merece un reportaje y no un comentario, qué se comenta y cómo se aprueban y publican estos comentarios?

Los cuestionamientos están bien y no existe vergüenza alguna en corregir prácticas, en explicar procedimientos. Los caminos están hechos para desandarse, para tropezar… pero todo desde adentro, no desde la barrera donde las cosas se ven tan bonitas o tan imperfectas.

Nuestra política de comentarios estuvo en discusión por varios meses antes de incluirse  en el Manual de Estilo. Cuando la participación es el gran objetivo de una publicación, las reglas del juego deben estar claras y aplicarse a pie juntillas:

“Los comentarios son tan importantes como los textos periodísticos. Por tanto, requieren la mayor atención para decidir su publicación. Es importante mantener un equilibrio de opiniones y no rechazar aquellas que no coinciden parcial o totalmente con la opinión del autor o del medio. De este modo se cimentará la credibilidad y fidelidad en los lectores.

“Es posible revisar los comentarios que llegan, darles un estilo de tipografía determinado y habilitarlos. Se corregirán errores de ortografía y tipo, siempre que no cambien el sentido del mensaje.

“Se conservarán las palabras que los lectores coloquen íntegramente en mayúscula y aquellos signos de puntuación que expresen emociones (emoticones). Por pertenecer a la jerga de Internet, este tipo de modos de expresión tienen sentido propio en este medio, y corregirlos implicaría no respetar fielmente lo que el lector desea decir.

“Cuando un comentario no sea publicado por su contenido inapropiado, se recomienda hacer saber al comentarista que su mensaje fue rechazado por contener expresiones inapropiadas. Esto debe hacer vía correo electrónico siempre que el usuario lo especifique en el formulario.

“Se responderán todos los comentarios de los usuarios y en el menor tiempo posible para que estos perciban que sus opiniones y criterios nos interesan y son de valor para la página.

“Ante un comentario negativo debemos dar una respuesta lo más ágil y honesta posible, basada en argumentos coherentes y sólidos, e incluso se pueden sugerir diferentes fuentes que contribuyan a complementar nuestro mensaje.

“No se eliminarán comentarios o críticas que ofrezcan un punto de vista diferente al nuestro, a no ser que sean ofensivos y/o contengan lenguaje soez, insultos, o comentarios despectivos hacia nuestro sistema político, económico y social o hacia determinados sectores (xenófobos, homófobos, sexistas entre otros)”.

Bajo esta estrategia moderamos los comentarios. En una sola ocasión la inexperiencia de algún joven -que al comenzar a trabajar junto a nosotros recibió la tarea de moderar los comentarios-, conllevó a la edición de un comentario por desconocimiento.

Fuera de esemomento, siempre nos hemos mantenido fieles a nuestra política y los comentarios generados dentro de la publicación nos retan a buscar más datos, a pulir enfoques.

Por otro lado, hace más de año y medio decidimos publicar también los comentarios generados en plataformas sociales externas, específicamente Facebook. Al compartir los materiales en la red social descubrimos que se generaba un volumen importante de opiniones que enriquecían al material original y resultaba una extensión del debate.

La decisión de incluirlos, rotulándolos con su origen: “desde FB” fue ampliamente discutida en la redacción: sabíamos que se trataba de otra plataforma, otro ambiente comunicativo, que el calor de Facebook no es el mismo que la dinámica de una publicación, pero estábamos seguros de lo que ello aportaría a los debates dentro de nuestros materiales: mayor participación, y diferentes matices.

Los comentarios que se colocan en Cubahora pertenecen en la gran mayoría de los casos a la página de Cubahora en Facebook que es pública. La política de Facebook asegura, en el apartado de Derechos y Responsabilidades, exactamente en el acápite que regula lo relacionado con compartir contenidos e información, que todo aquello que se publique en Facebook bajo la configuración de público –ya sea página o perfil personal-  le eroga derechos a todo el mundo, ya sea dentro o fuera de Facebook, a acceder a esa información y usarla, incluso puede ser relacionada con el nombre y la imagen de perfil del emisor de la misma.

Bajo estas reglas: las nuestras y las de Facebook, nos decidimos por la práctica de “importar comentarios” que resulta legal, que no daña a nadie, ni violenta relaciones comunicativas, siempre y cuando se traslade tal cual se dio, en su ambiente original.

Hace poco decidimos –excepcionalmente- transpolar los comentarios vertidos en una discusión en Facebook sobre uno de nuestros materiales. El periodista cubano y colaborador de nuestra página, Alejandro Ulloa, compartió en esa red social y bajo la configuración de “público” un grupo de reflexiones interesantes que la dirección de la revista consideró oportuna incluir en el debate y así lo notificó. 

Esta práctica trajo consigo que se trasladaran los comentarios vertidos en ese debate hacia la url específica del material en cuestión, solo se obviaron comentarios que no obedecían a lo estipulado en nuestras normas para comentar. Con la seguridad de no estar cometiendo ninguna ilegalidad y en aras de la participación tomamos la decisión de mantener el debate con los matices de los comentarios “orgánicos” del material periodístico y con las opiniones vertidas en Facebook.

Este cumpleaños nos sorprende trabajando, analizando las críticas y sugerencias. Con la mirilla puesta en los experimentos, en sortear obstáculos y, sobre todo… MOVIÉNDONOS.

En medio de nuestra apretada cobertura de la Cumbre de la CELAC, dedicamos un segundo para celebrar los 16 años de Cubahora. (Foto: Yunior Gómez/Cubahora)