A poco de que comience la Feria Internacional del Libro de La Habana, y con ella la premiación del Concurso de minicuentos El Dinosaurio, convocado anualmente por el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso de conjunto con Centro Provincial del Libro y la Literatura de Sancti Spiritus y el Instituto Cubano del Libro, les comparto cuentos cortos ganadores del Gran Premio en ediciones anteriores. La próxima semana hablaré sobre la literatura vietnamita, país invitado a la Feria del Libro. ¡Feliz semana!
El Hidalgo Quijote Don Mancha del Ingenioso
El Quijote sonríe por primera vez en mucho tiempo. Sancho se aterra porque sabe que, al final, su amo está loco. Rocinante se resiste a seguir.
—¿Acaso había visto algo tan hermoso, Sancho?
El escudero está mudo.
—¡Mire los molinos, Sancho, mire los molinos! ¡Cada vez están más cerca!
Sancho huye, Rocinante enloquece, pero el Quijote no entiende qué hay de malo en tanta belleza. Los gigantes, sin inmutarse siquiera, siguen su camino.
Estatuas
Por: Genrri Wilian Martínez Jerez (Gran Premio El Dinosaurio 2009)
Siempre le tuvimos pavor a las estatuas. Las mirábamos en el parque y nos aterrorizaba su quietud, sus facciones toscas, sus pieles pulidas, pero lo peor de todo eran sus miradas tenebrosas y los ojos; esos ojos vacíos, sin alma. Nunca le contamos a nadie, era muy vergonzoso. Para ocultarlo nos pasábamos todo el tiempo en el parque, incluso de noche. Aunque ellas clavaran sus pupilas indolentes en nosotros.
Una noche, a pesar del espanto, ella se aproximó a la más intimidante de las estatuas y le susurró algo al oído. No sé qué fue, nunca me lo contó. Pero desde ese momento les perdió el miedo y se acercaba a todas para acariciarlas y susurrarles. Yo observaba algo alarmado cómo sus movimientos se iban volviendo más ágiles, sus ojos más brillantes, su piel más suave. ¿O yo me estaría volviendo más lento? No sé, pero me preocupaba.
Un día, sentados en el parque, observábamos a la gente en su andar habitual cuando ella decidió marcharse repentinamente. Intenté seguirla en vano; no podía mover un solo músculo. Entonces me miró compasiva, acarició mis labios y me susurró algo al oído que aún no he podido comprender.
Pulp Fashion
Por: Osmir Pérez Leiva (Gran Premio El Dinosaurio 2011)
Para asombro de todos los presentes aquel pintarrajeado vejestorio había irrumpido a puro grito en los funerales del famoso escritor ruso Vladimir Nabokov. Los periodistas admiraban de cerca aquel desastre rollizo y vulgar que, disfrazado de mujer, posaba ante las cámaras con indiscreta afectación. «Mi nombre es Dolores Haze», dijo entre lágrimas saludando a los parientes. «Ustedes me pueden llamar Lola, Lolita...» Eran casi las tres de la tarde.
La educación de la esperanza
Por: René Fidel González García (Gran Premio El Dinosaurio 2012)
Al despertar el Capitalismo ya estaba aquí. Esa mañana te di un beso mientras olía el aroma dulce de tu cabecita en la penumbra del cuarto, arengué a mis estudiantes, y por la tarde ya habíamos fundado otro partido comunista. Así fue como empezó todo, otra vez.
Prometeo y el águila
Por: Kevin Fernández Delgado (Gran Premio El Dinosaurio 2013)
En su lugar de condena, sujeto con las cadenas de Hefestos, está Prometeo.
Todos los días el águila viene y se come su hígado.
Pero, tras el banquete, ella va hacia la mano encadenada y se deja acariciar las patas y el plumaje. Luego sube a la cabeza del encadenado, y le pasa las plumas del ala por el rostro.
Sólo algunos días, cuando el águila se va, Prometeo grita y llora al imaginar que el ave pudiera estar comiendo otra cosa que sus entrañas. Y el sonido de su sufrimiento conmueve a los dioses.
(NOTA: Las obras fueron tomadas del sitio web del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso)
Yaima
28/8/20 23:38
Hola quisiera si es posible me enviarán la dirección de correo electrónico del centro, deseo participar en el concurso
Yamila
5/2/20 19:25
Hola buscaba información para un trabajo de mi hija y me detuve a leer algunos cuentos. Son buenísimos. Gracias.
JD
4/2/20 10:15
Excelentes todos, sobre todo el primero y el último.Y felicidades al Onelio por el gran trabajo que hace. Un saludo
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