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domingo, 24 de noviembre de 2024

El nido de mantis de Arturo Soto (+Trailer)

En Nido de mantis nadie escoge a nadie. O lo que es lo mismo: todos escogen a todos. Y el destino juega a los dados...

Diany Castaños González
en Exclusivo 19/02/2019
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Nido de mantis
Nido de mantis

Aunque el filme se presentó oficialmente hace unos meses durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, nunca es tarde si la dicha es buena, para hablar al respecto.

Pensemos un momento en Arturo Sotto y las imágenes referenciales de sus filmes anteriores. Si vieron Amor vertical, saben que esa cinta estará para siempre en sus memorias. Es parte ya del imaginario cinematográfico cubano: una Silvia Águila que enseña los senos al río Almendares y hace el amor con Jorge Perugorría en los elevadores de La Habana. Nunca más los elevadores serán vistos de la misma manera después de esta cinta. Y nunca más he pasado por el puente del Almendares sin pensar en Silvia Águila e imaginarme un ventilador cayendo al agua.

Si vieron La noche de los inocentes coquetearon con la idea de una Habana nocturna, oscura y perversa, para nada la ciudad de los íconos y doctrinas que muchos mostraron como única realidad después del ´59. Lo cual es normal, supongo, pues parte del discurso del realismo socialista -antes de que me censuren estas líneas me apresuro a decir que así se llama esta corriente literaria-. Con La noche de los inocentes Arturo Sotto, con obvias referencias al cine de Tomás Gutiérrez Alea, construye una Habana subyacente, llena de corrientes subterráneas de sentido…

Luego, con Boccaccerías habaneras, coquetea con otro género, otro modo de decir. No le gusta repetirse. Este es un hombre que se innova a cada momento.

Estamos en presencia de un director en ascenso. No por la constancia, que sin dudas es una cualidad sublime que posee. No por esa preocupación por la forma y el contenido en su mezcla exacta y paradigmática, que es el homenaje perenne de Sotto a Titón. Sino por la humildad de su cine.

Lo cual tiene sentido. Un cine de autor es siempre reflejo de la personalidad de quien lo hace. El día de la presentación de Nido de mantis en el cine Chaplin, Arturo Sotto, quien es además de director, guionista y editor de este largometraje, se arrodilló delante de su equipo de realización, donde estaban sonidistas, productores… Se arrodilló literalmente ante ellos y les hizo reverencia. El público entero del Chaplin y él mismo, les aplaudieron vehemente.

Nido de mantis (2018) narra la historia de un triángulo amoroso entre dos hombres y una mujer, que se convierten en víctimas de un homicidio en pleno agosto de 1994. “La presunta culpable de ese singular homicidio es el fruto del triángulo, una muchacha de veinte años, la única persona que estaba en la casa cuando ocurrieron los hechos. La joven se declara inocente y para demostrarlo cuenta, ante el fiscal y la abogada que investigan el caso, la odisea emocional de sus padres, una historia de amor que duró más de 40 años”, dijo Arturo Sotto en la presentación de su película en el Chaplin.

Pero yo les digo más. Este no es un triángulo amoroso común. Debo aclararlo, porque nuestro paradigma de triángulos amorosos implica a menudo un desenlace: Alguien que escoge o es escogido. O al menos alguien sabe que en determinado punto, debe escoger. Pero en Nido de mantis nadie escoge a nadie. O lo que es lo mismo: todos escogen a todos. Y el destino juega a los dados.

Yara Massiel, que interpreta a la protagonista de la historia, es una guajira que desde niña es centro del amor de dos muchachos que pertenecen a clases sociales bien distintas. Como el inicio de la película comienza antes de la Revolución y termina en 1994, los personajes evolucionan junto con la historia de una Cuba que cambia de sistema político. Ella en teoría debe escoger entre el muchacho rico que le puede dar vida de reyes en La Habana y el guajirito montuno que es tan bebedor y mujeriego como bueno mostrándole la lujuria y el deseo. Uno es la culpa y el otro la redención. El pecador y el santo, intercambiados.

¿Qué muestra esta cinta?: Que una mujer viviendo con dos hombres es pecado en más de un sistema político. Una hija, la llamada Azúcar, que nace de este sistema familiar que no cabe en ninguna ideología y se ahoga como grito seco e inocuo dentro de una Cuba que, independientemente del sistema que tenga, se queda con mentalidad obstinada e insuficiente para entender conceptos como amor o libertad.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.


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