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domingo, 24 de noviembre de 2024

Manifesto (+Trailer)

Una película pensada para festivales y espacios de arte elitistas...

Diany Castaños González
en Exclusivo 19/12/2017
1 comentarios

Junto con Meryl Streep y Tilda Swinton, Cate Blanchett es una actriz con una cualidad muy envidiable: como los camaleones, cambia con facilidad su físico.

Gran parte del encanto de Manifesto (Rosefeldt, 2015) viene de observar los cambios de vestuario y distintas pelucas que presentan los trece personajes que encarna Cate Blanchett en la cinta.

El otro mérito de la película es enteramente conceptual. Rosefeldt toma de escritos y pensamientos filosóficos de otros directores de cine —y también de pintores y filósofos— y los pone en escenarios distintos en boca de su personaje principal como diálogo.

En cada caso, pareciera que la escena se crea como contexto dramático de las palabras. Rosefeldt se las arregla para yuxtaponer las situaciones de la cotidianidad con palabras que apoyan conceptos de movimientos artísticos o estéticos determinados.

Por ejemplo: En una ocasión Blanchett está hablando en un funeral. Contrasta ese escenario con los preceptos que casi grita: ¡los valores que defiende el dadaísmo!

Recordemos: El dadaísmo creaba un lenguaje poético libre y sin límites. (El mejor modo de entender la estética dadaísta es leyendo la clave de Tzara para hacer un poema: “Coja un periódico, Coja unas tijeras, Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema, Recorte el artículo, Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa, Agítela suavemente, Ahora saque cada recorte uno tras otro, Copie concienzudamente, en el orden en que hayan salido de la bolsa, El poema se parecerá a usted, Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo”.).

Pero, aunque Manifesto está plagada de intertextualidades; en sí misma la obra representa una amalgama de las principales ideas y conceptos que ha desarrollado en algún momento la humanidad, no revela los autores a los que conducen sus diálogos. Los espectadores tienen que acudir a su propia cultura acumulada para obtener esa información. Eso, o esperar que lleguen los créditos. En los créditos sí está reflejado exactamente cuáles líneas de diálogo corresponden a Carlos Marx, cuáles a Andre Breton o a Jim Jarmusch.

Hay un momento en que Cate Blanchett habla con ella misma y manifiesta lo que pudiera ser la tesis de esta cinta: una de las Cates pregunta si la intención del artista que hace el tipo de película experimental que encarna Manifesto es aburrir al espectador. La otra Cate responde que la respuesta a esa pregunta varía en dependencia de la tolerancia que tenga el espectador por discusiones teóricas sobre lo que es el arte.

No es esta una cinta para todos. Esta película —filmada en solo doce días— está pensada para festivales y espacios de arte elitistas, de los que gustan de metasememas y demás recursos literarios en cada diálogo… de cada escena.

Estamos en presencia de un experimento de ciento treinta minutos que deviene atractiva obra gracias a la versatilidad de la Blanchett. Pero, la poca linealidad y coherencia dramática de Manifesto le conceden una cadencia demasiado irregular como para que un espectador no especializado quiera seguirle el paso.

Es una creación sorprendente. Eso es indiscutible. Lo que sí pudiera debatirse es si esta producción extraordinaria llena de efectos visuales, conceptual por naturaleza, hace algo más que hacer gala de su lado esotérico y sus formalismos pocos convencionales.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 1 comentarios


Almir Ulises Mestre León
 21/12/17 16:54

Una de las escenas más graciosas es cuando Cate Blanchett está sentada a la mesa y su oraciones sobre el arte son tan largas que creo que su esposo e hijo pierden el apetito debido a la espera.

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