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sábado, 23 de noviembre de 2024

La guayabera: costosa cubanía

Para muchos, cosas de viejos, para otros, una cubanía demasiado costosa y más asequible a los extranjeros que a los propios cubanos...

Andrés Yunior Gómez Quevedo
en Exclusivo 03/05/2014
3 comentarios
Guayaberas
La guayabera, famosa y elegante camisa tradicional de Cuba.

Tengo una guayabera color beige y en una ocasión, estando en quinto año de la carrera, decidí ponérmela. Recuerdo que algunas personas me miraron raro en la guagua. Algunas muchachas se rieron y una señora me examinó detenidamente, como si no creyera que la llevaba puesta. Luego, mientras caminaba rumbo a la Facultad, algunos desconocidos me saludaron con el my friend usado para abordar a los extranjeros y de paso proponerles desde taxi, tabacos hasta lo que menos uno se imagina. Me decía por dentro: “Pero si es solo una camisa”.

Ya en la Facultad, otra vez las miradas. Estuve a punto de correr a casa y cambiarme, pero una de mis compañeras de aula me dijo: “Mira que eres atrevido, ¿y eso que te dio por ponerte una guayabera?”. Luego los criterios se fueron encontrando, que si estaba cheo, lo cual significa que lucía fatal a mi edad con aquello puesto; que si era cosa de viejos; que si me quedaba muy bien, que parecía un extranjero; que si la había sacado del escaparate de mi abuelo… Incluso, alguien de más confianza, en tono jocoso, me revisó la etiqueta de la guayabera para ver si no era de la marca Yumurí, que comercializaba esta prenda años atrás.

Al final, pasé buen tiempo sin volvérmela a poner. Meses después, ya como adiestrado y consciente de la buena estética que se debe tener para trabajar en una oficina, decidí ponérmela otra vez y pasé todo el día recibiendo elogios. Sin embargo, en la calle me sucedió otra vez lo mismo con algunas personas.

¿Por qué tanta controversia con la dichosa guayabera en estos tiempos? ¿Qué pasa con los jóvenes que ya no se la ponen? ¿Qué se puede hacer para rescatar esta vestimenta, tan nuestra?

Un problema son sus precios, que no entiendo por qué tienen que ser tan caros, si es nuestra prenda nacional. Después vienen las críticas, que si los jóvenes no aprecian los atributos de nuestra identidad y prefieren lo importado, y cómo no va a ser, si la guayabera se ha convertido en producto para promovernos como destino turístico, lo que no está mal, pero mejor estaría que a los nacionales nos fuera más asequible y así los extranjeros que nos visitan no creerán que los engancharon con una imagen basada en la historia, pero poco real.

Las guayaberas son más usadas por gastronómicos y trabajadores de otros servicios que sirven principalmente a extranjeros. Basta ir de paseo por La Habana Vieja para comprobarlo. Los comerciantes de ferias en la capital las ofertan bastante caro y ni hablar de los precios en establecimientos estatales.

En mis tiempos de universitario, en vacaciones, trabajé en la feria de la Avenida del Puerto. Encontré allí una guayabera negra que me dejó alucinando, pero costaba 45 CUC (pesos convertibles). Al preguntarle a la vendedora, me dijo: “Imagínate, el Estado las vende más o menos al mismo precio. Uno puede rebajarlas hasta 35 CUC, pero los sastres y las costureras ya de por sí nos las traen algo caras y tenemos que sacar la ganancia, y de ahí pagar el espacio en la feria, el impuesto y la alimentación, pues pasamos todo el día aquí.”

En otra ocasión, le pregunté directamente a una proveedora que, aunque más barato, también vendía a precios altos: “Hay que sacarle la inversión al producto. Todo está caro, la tela, los accesorios, el hilo y la mano de obra. Hacer una guayabera no es lo mismo que un pantalón sencillo u otro tipo de camisa. El detalle es más trabajado y parte del valor agregado a la pieza.”

Todo eso es comprensible, pero creo que falta apoyo estatal y que no basta abrir un proyecto cultural en Sancti Spíritus, llamado La Guayabera, para exponer y vender el producto, si al final vale más de 300 pesos cubanos y la gente debe irse por opciones más económicas. Las más conocidas son las que fabrican artesanos y bordadores del centro histórico de La Habana y las de la línea Compay Segundo, de la empresa Lauros S.A. Pero ¿qué pasa con el gran por ciento de los que no tiene una entrada en moneda convertible para costeársela?

“No la uso porque es demasiado cara, aunque me gusta. Llevarla te hace lucir importante, significa que te gastaste un dinerito en esa camisa. Al menos hoy es así, antes era lo más normal, según mi papá. Pero hay que ser prácticos y prefiero comprarme un pulóver o una camisa en la reciclada, que me sale entre 25 y 35 pesos cubanos, y las encuentro de marcas. También, los que traen ropa del extranjero para vender tienen mejores precios, porque una camisa de esas me puede costar 10 o 15 CUC.

“Las guayaberas valen lo mínimo 30 CUC, y 20 o 25, si te pones de suerte. ¿Sabes cuántas cosas me compro con ese dinero?”, dice Mario, joven universitario, estudiante de Derecho, explicando su punto de vista sobre el desuso de esta pieza, preferida por personalidades como el recién fallecido Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Hugo Chávez, nuestro propio presidente, Raúl Castro, y el mismísimo Barack Obama, cuyo impacto público al usarla fue detallado en varios medios y certeramente apuntado por Fidel Castro en su artículo “Las ilusiones de Stephen Harper”. 

En tiempos de crisis de valores y pérdida de identificación de muchos jóvenes con algunos atributos de cubanía, sería bueno buscar cómo reposicionar entre ellos la guayabera. Creo que hay que hacerlo sutilmente, sin imposiciones, por medios indirectos como pudieran ser novelas, películas y series de televisión, que en el mundo hoy influyen en modas y costumbres, como son los casos de Sex and the City, norteamericana, y de los Doramas, por ejemplo.

Sobre eso, Yisel González, licenciada en Ciencias de la Información, me comentó: “Muy bien, pero qué pasaría si de pronto crean una teleserie y ponen de moda otra vez la guayabera. Tendrían que hacer algo con los precios, porque saldría muy cara la cubanía”. “Tienes razón, pero ¿acaso no nos sale igual de caro europeizarnos y norteamericanizarnos?”, le respondí sin querer justificar los precios de las guayaberas que, reitero, deberían ser más asequibles.

Mi propio padre, al enterarse de que escribía de esto, me comentó: “Antes, por los años 70 y 80, una guayabera podía costar 15 pesos cubanos y se vendían más. Eran de tela de hilo, casi todas de color blanco y recuerdo que mi mamá tenía que almidonarlas para plancharlas. Cuando vino el cambio de moneda, en los 90, aumentaron los precios y empezaron a hacerlas de poliéster y algodón. Hoy los precios son exagerados.”

La guayabera es elegante y se adapta a cualquier situación y evento, en dependencia de cómo se combine. Es tan versátil y adaptable como nosotros, los cubanos. Aunque su historia es bastante conocida, cabe recordar que fue creada en la región central del país, en las cercanías del río Yayabo, Sancti Spíritus. En un principio se llamó yayabera, pero luego devino guayabera, pues en sus bolsillos se guardaban guayabas, abundantes en la zona donde empezó a hacerse popular.

Con el tiempo fue aceptada no solo por campesinos y otros trabajadores, insertándose en ambientes aristócratas hasta el punto de ser distintiva de algunos presidentes, como Ramón Grau San Martín.

Luego, con la Revolución, se rescató la tradición de llevarla y se hizo muy popular entre dirigentes y funcionarios, y en la población en general, incluyendo a las mujeres. Hoy vemos el punto al que ha llegado, cuando debería promoverse más su uso como reflejo de cubanía, para hacernos sentir más cerca de nuestra patria y mejor vestidos.


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Andrés Yunior Gómez Quevedo

Se han publicado 3 comentarios


Francisco
 24/8/23 23:58

Esta prenda siempre me ha Gustado, mi padre la usaba yo la uso de ves en cuando, soy de el estado de guerrero mexico, lusen muy elegantes.

Mercy
 4/5/14 9:41

Bueno, los trajes típicos de cualquier país son altamente caros en cualquier país. Pero estoy de acuerdo en que un país tan caliente como este, debiera tener más opciones de telas suaves como el algodón, el lino u otro en vez del polieste ry otras telas intéticas de tanto calor. También en los años 70 y 80 se pusieron d emodas las guayaberas de Panamá o Ecuador, ya en otros colores (en Cuba solo blanca) y con otros bordados, no solo con las alforzas típicas de las nuestras. Y realmente lucían muy elegantes y bellas, pero se vendían en las antiguas diplotiendas. Cuando el boom de las confecciones de la ONDI y el premio Opina por los años 80, recuerdo que en aquel momento hubo ofertas bellísimas tanto para hombre somo para mujeres de guayaberas, con distintos modelos, y aunque era en el llamado "mercado de los caros" apenas costaba 70 pesos cubanos. En fin...habría que averiguar ahora porque confecciones nacionales no la hace en diferente stipos de ofertas con diferentes tipos de precios?

Arístides
 3/5/14 11:46

Amigo Andrés, lo de la popularidad de “nuestra prenda de vestir nacional”, según algunos, “la guayabera”, quedó atrás hace mucho tiempo. Primero fue porque desaparecieron del todo; después por sus precios, porque 15 o 20 pesos de los años 70 no se parecen en nada a los de ahora. Aquellos todavía eran pesos, y para reunir esas cantidades, aunque nos parece poco ahora cuando tenemos un peso tan desvalorizado, no resultaba nada fácil para la gran mayoría. Y de hace unos años para acá, es un lujo para cualquier compatriota el lucir una. Y por nuestra incapacidad de fabricarlas, y por lo caras que resultan si se hacen, otros países nos han cogido la delantera. Tenemos que la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán, en México, reclama para sí la creación de esta prenda de vestir, que ya hasta dudo que sea tan cubana, ni que su origen haya sido como se cuenta. De que se vuelva a popularizar esta prenda, que indudablemente tiene sus encantos y viste bien, no creo que sea fácil. Nuestros dirigentes ahora la tienen como prenda de vestir para cualquier ocasión oficial, y hasta para las que no lo son tanto, y Obama de atrevido se pudo poner una (como lo hubiera hecho con un poncho peruano o un zarape mexicano), pero eso no tiene la influencia que se necesite para revivir la moda. Eso es “cosa de viejos”, se dice, y no está equivocada la creencia. Los jóvenes se van más por la onda roquera o reguetonera, sino por la ropa que llega de fuera (aunque sea de Ecuador), de las que los “tembanos” no queremos ni que nos hablen.

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