¡Diviértete con el maquillaje!
Lo primero es hidratar bien la piel antes de comenzar con tu rutina de maquillaje logrando un acabado homogéneo, y evitarás que se cuartee tu maquillaje en las zonas que tengas más deshidratadas y te mantendrás impecable por mucho más tiempo.
Para el día a día elige una base de maquillaje acorde al tono de tu piel: aplica una capa fina de producto para lucir un tono luminoso y radiante; si tu piel está en sus mejores momentos, déjala descansar de base.
No subestimes este paso, ya que con un toque de colorete saldrás de tu casa, sea la hora que sea, con un efecto buena cara inmediato. El modo de aplicación dependerá de tu tipo de rostro, recuerda no pasarte con la cantidad de producto que coges con la brocha para evitar un acabado antinatural.
El iluminador es el producto que te ayudará a conseguir una piel más fresca. Aplícalo en el puente de la nariz, la parte superior de los pómulos y la parte exterior del párpado, mediante toques en las zonas del rostro.
Para una mirada más grande, despierta y luminosa aplica tu máscara de pestañas favorita, sin excesos para evitar grumos.
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