Efecto placebo: dícese de la mejora sintomática observada tras la administración de un tratamiento inerte, inactivo. Según Vania Apkarian y su equipo, de la Universidad del Noroeste en Chicago, aquellas personas susceptibles de experimentar este fenómeno presentarían una anatomía cerebral y rasgos psicológicos característicos. Ello permitiría predecir su respuesta al fármaco inocuo, incluso antes de recibirlo. La revista Nature Communications publica el hallazgo.
En el estudio, participaron 63 sujetos mayores de 18 años con dolor lumbar crónico. 20 de ellos no recibieron tratamiento alguno, mientras que los 43 restantes tomaron el medicamento placebo, una píldora del azúcar lactosa, presente en la leche de la mayoría de animales mamíferos. No obstante, éstos últimos en ningún momento supieron si el fármaco subministrado era real o inocuo.
Durante 8 semanas, los pacientes reportaron el grado de dolor, dos veces al día y desde su propio domicilio, a través de una aplicación móvil. Además, los científicos visitaron a los participantes en 6 ocasiones y monitorizaron su estado mediante análisis de sangre, controles de las constantes vitales, diversos cuestionarios y estudios de neuroimagen.
Los primeros datos de autoevaluación de los sujetos revelaron que solo con tomar la pastilla, la percepción del dolor disminuía. Sin embargo, el grado de respuesta al placebo dependía de ciertos rasgos de personalidad. Así pues, aquellas personas con mayor consciencia emocional, es decir capaces de identificar tanto las emociones propias como las ajenas, experimentaron un claro efecto analgésico. En cambio, los participantes avezados a ignorar la incomodidad o molestia física reportaron un menor alivio sintomático.
Asimismo, Apkarian y sus colaboradores hallaron cierta correlación entre la eficacia del efecto sugestivo y la anatomía de algunas áreas cerebrales. En concreto, observaron una región límbica del hemisferio derecho, responsable de regular los instintos humanos, como el hambre, las emociones o la conducta, más voluminosa, en comparación con la contenida en el lado izquierdo, en los pacientes más receptivos.
Para los científicos, los resultados sugieren que la administración de fármacos analgésicos con múltiples e indeseados efectos secundarios podría evitarse en aquellas personas capaces de experimentar una elevada respuesta al medicamento inerte. No se trataría de un engaño, pues podría advertirse de la inocuidad del compuesto, pero explicar, a su vez, el modo en que el cerebro respondería a él. Concluyen afirmando la existencia de una base biológica responsable del fenómeno placebo que requiere de más investigación.
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