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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Ciencia cubana un arma imprescindible en la batalla contra la COVID-19

Personalidades de la ciencia en Cuba informan sobre la situación actual de la COVID-19 en el país y las acciones que desde la ciencia se realizan para garantizar el tratamiento a los enfermos y la futura inmunización a mediano plazo...

Redacción Cubahora en Exclusivo 10/04/2020
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Laboratorio de Virología-Santiago de Cuba
El laboratorio de virología, perteneciente al centro provincial de higiene, epidemiología y microbiología (CPHEM) de Santiago de Cuba, está en condiciones de diagnosticar la presencia de la COVID-19 en el Oriente del país.

En los inicios del programa radio televisivo, José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, recalcó la importancia que tiene el apoyo de las comunidades y del individuo para superar la pandemia, que como se ha dicho en otras ocasiones, nunca antes en el mundo se había vivido algo semejante.

Puntualizó que se trata de una crisis sanitaria, económica y política para muchos países, incluida Cuba que está sometida a un cruel bloqueo económico que impide acceder a determinados recursos.

Sin embargo, es una pandemia que se puede frenar, pero es importante que se cumplan con disciplina las medidas que ha adoptado el gobierno y la necesidad de que se cumplan con rapidez, dijo el titular de salud.

Explicó que se empezaron a identificar a personas asintomáticas y que han resultado positivas, por eso es tan importante el distanciamiento social.

Como se ha informado con anterioridad continuarán en los próximos días aumentando los casos positivos, por la cantidad de casos positivos y contactos que ya se tienen identificados, sin contar todos los que se pueden ir dando con el paso del tiempo y que aún no están identificados. Por ello, es necesaria la toma de conciencia y actuar con responsabilidad, subrayó Portal Miranda, a la vez que llamó la atención sobre la importancia de que las personas tengan mayor percepción de riesgo y comprendan hasta donde están expuestas en este sentido.

El crecimiento del número de enfermos aumenta en dependencia de la cadena de contactos de una persona contagiada. Por ello es importante mantener el distanciamiento social y mantener la sinceridad en los pesquisaje y declarar a tiempo síntomas. Son tiempos de ser menos egoístas y más responsables.

El minsitro precisó que hasta el momento se han producido en el país 11 eventos de transmisión local y que suman 30 los trabajadores de la salud contagiados con la COVID-19, algunos de ellos no se han infectado en los centros hospitalarios.

En los minutos finales de su intervención, el titular de la salud en Cuba argumentó que las tareas relacionadas con la ciencia, la innovación y el desarrollo siempre han estado presentes en el plan, y se han incrementado en la medida en que el país ha demandado mayores y más certeras soluciones. El país está en condiciones de aportar a la ciencia mundial a partir de las experiencias de nuestros expertos.

Por su parte, Ileana Morales Suárez, Directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública se refirió a las preguntas que se han hecho la mayoría de los científicos: ¿cuáles son las medidas más efectivas? ¿Qué medios diagnósticos existen y cuando es más eficaz aplicarlos?  ¿cuál es el mejor tratamiento, teniendo en cuenta que no hay ninguna demostrada?, pues todos los que se aplican están sujetos a investigaciones, porque es una enfermedad nueva? ¿ Cuándo habrá una vacuna?

La experta insistió en que una medida por sí sola no basta. “Se trata de un conjunto de acciones. Además, no es solo tenerlas, es cumplirlas bien y con calidad”.

Otras interrogantes están relacionadas con los medios de diagnóstico y el momento y el lugar oportunos para realizarlos, así como cuál es el tratamiento o la  combinación terapéutica mejor, “partiendo de que hasta el momento no hay ninguna demostrada. Los tratamientos que hoy se están aplicando están sujetos a investigación, porque es una enfermedad nueva”.

Por último, ¿cuándo estará disponible la vacuna para combatir la COVID-19?

Un tema muy patente en el caso de Cuba ha sido el de las investigaciones. La realidad –precisó Morales– es que en el país todas las investigaciones que se están desarrollando no tendrían ninguna razón si no estuvieran dirigidas a impactar positivamente en los elementos epidemiológicos y asistenciales.

Aunque aún no hay mucha evidencia científica sobre el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, en el mundo ya existen casi 900 publicaciones.

En el caso de Cuba, se ha creado un observatorio con la ayuda de Infomed, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) y la Universidad de La Habana (UH), así como una APK disponible para su descarga. 

Además, existe una página web donde están disponibles las mejores revistas científicas y se elaboran boletines diarios para divulgar evidencias y las mejores prácticas mundiales.

En la conformación del algoritmo por el que Cuba está apostando para enfrentar la situación, trabaja diariamente un grupo clínico creado con profesionales de las ciencias sociales y aplicadas y los comunicadores.

La doctora explicó que en la medida en que la escalera de intervenciones va subiendo, el nivel de complejidad de los servicios aumenta. Por ello, uno de los puntos más importantes es que el plan de acción del país empieza en la comunidad y termina en la comunidad.

“La mayoría de los países está hoy apostando por diagnosticar, no colapsar los servicios de salud y atender principalmente a los pacientes críticos y graves”. 

Concretar tales acciones –continuó– depende del trabajo conjunto de toda la población, con el objetivo de ir “aplanando” la curva ascendente de contagios e impedir que se llegue al pico de la enfermedad, previsto para la primera quincena de mayo. 

La pesquisa activa es una tecnología sanitaria para la cual Cuba cuenta con las infraestructuras y profesionales necesarios, incluidos el médico y enfermera de la familia y las estructuras de la comunidad. “Esa tecnología puede marcar la diferencia en nuestro país en el curso de esta enfermedad”, afirmó. 

A esto se añaden el suministro de medicamentos preventivos a comunidades y grupos en riesgo y el adelanto de acciones de vigilancia de viajeros y casos sospechosos. 

Los tratamientos administrados tienen como base productos de la biotecnología cubana, que estaban desarrollados gracias al avance de años de la ciencia cubana, recordó la doctora. 

“Para los pacientes graves y críticos en una etapa muy temprana tenemos dos productos ya registrados o en una fase muy adelantada de ensayos clínicos, al igual que el Surfacen y otros ensayos que nos van a fortalecer en este camino”, aseguró la experta. 

Con respecto a los recuperados de la enfermedad, Morales reiteró que van hacia una fase de vigilancia activa en el hogar, a partir de los mecanismos creados durante años por la medicina cubana en las comunidades. Además, “a quienes salen de esta enfermedad con daño pulmonar, se les administran variantes de terapias regenerativas”. 

Todas las variantes aplicadas por Cuba para el enfrentamiento a la COVID–19 se basan en la investigación de años. 

“El componente terapéutico, por ejemplo, se basa en la lógica de la observación. Cada una de estas acciones está apoyada en estudios clínicos, observacionales y de la propia terapéutica. Esa es la lógica de nuestra ciencia, vinculada a la epidemiología y la asistencia”, dijo. 

El doctor Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma, informó en la Mesa Redonda sobre la contribución de la industria biofarmacéutica en el campo de la ciencia y la innovación ante la pandemia, tiene sus antecedentes en el polo científico de la biotecnología creado por Fidel Castro, en los años ochenta y noventa del pasado siglo.

En estas instituciones se desarrollaron tecnologías que han permitido disponer de una amplia cartera de productos –algunos registrados y otros en fase de investigación– para diferentes patologías. 

A partir de la acumulación de la experiencia y el conocimiento generado en el mundo en el enfrentamiento a la COVID–19, surgen ideas o hipótesis de cómo utilizar determinados productos ya existentes, o que estaban en fase de investigación clínica para otras enfermedades, y que pudieran tener un efecto en el manejo de la pandemia.

Lea también: ¿Qué medicamentos produce e investiga BioCubaFarma en la lucha contra la COVID-19?

De esos 15 proyectos, hay nueve productos en estudios clínicos o en ensayos de intervención en pacientes de riesgo y grupos vulnerables. Otros seis están en fase de investigación y desarrollo en los laboratorios de las empresas del grupo.

Además, existen otros proyectos en fase de diseño o fase temprana de investigación, en estadíos iniciales.

De acuerdo con Pérez Rodríguez, esto demuestra la capacidad de respuesta de la industria para enfrentar la epidemia, con base en los antecedentes científicos de las instituciones cubanas.

“De hecho, el producto que inició esta batalla, el interferón alfa 2b humano recombinante, es el fundador de la biotecnología cubana a partir de la idea del Comandante en Jefe Fidel Castro de producir e introducir este producto”, recordó.

El director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma explicó que la inmunidad innata –la primera línea de defensa contra las infecciones– juega un papel fundamental en el curso de esta enfermedad. Sin embargo, hay pacientes en los que el virus escapa a esa acción. Cuando esto ocurre, se registran altos títulos de partículas virales, lo que desencadena una enfermedad pulmonar. 

En ciertos pacientes que padecen de otras enfermedades, la llamada comorbilidad,  se genera una reacción hiperinflamatoria, lo que conduce a la muerte. “El paciente no muere de la infección, muere de de una reacción autoinmune”

Señaló que la lógica de intervenir en el curso de la enfermedad es, primero, estimular la inmunidad en personas de alto riesgo para lograr un curso leve de la enfermedad. Lo segundo sería reducir la carga viral en los estadíos iniciales de la COVID–19, lo cual evitaría la reacción hiperinflamatoria. 

Por último, reducir la reacción hiperinflamatoria en aquellos pacientes que la desarrollen. De esta manera se debe reducir la tasa de pacientes graves y críticos, así como el número de fallecidos.

El director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma aclaró que todas las investigaciones clínicas y las intervenciones a escala poblacional han sido debidamente autorizadas por la entidad regulatoria cubana, y serán oportunamente evaluadas y reportadas para dar a conocer la experiencia nacional. 

Para el manejo de las reacciones inflamatorias, se están evaluando dos productos: un anticuerpo monoclonal (que actúa inhibiendo la rama efectora de la inmunidad) del Centro de Inmunología Molecular, y un péptido del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología que estimula las células reguladoras de la respuesta inmune. Ambos productos se estudiaban para otras enfermedades.

Por otra parte, se están evaluando cinco productos biotecnológicos para uso profiláctico en grupos de riesgo y vulnerables que son capaces de estimular el sistema inmune. 

Además de la administración nasal del interferón alfa 2b, están la Biomodulina–T (estimulador de la inmunidad celular en personas de más de 60 años), el Factor de Transferencia, también estimulador de la inmunidad celular, usado en pacientes que padecen de algún tipo de inmunodeficiencias, y el CIGB 2020, un producto novedoso, inmunopotenciador.

También hay un candidato vacunal producido por el Instituto Carlos J. Finlay que contiene componentes de la vacuna cubana contra la meningitis, que activa el sistema inmune innato y confiere cierta capacidad de reacción contra el virus.

En los laboratorios del CIGB se está trabajando en una vacuna para inducir inmunidad protectora específica. “Se trata de un proyecto futuro que permitirá que en un control a largo plazo de la enfermedad, si hay reemergencia, contar con una vacuna específica”.

En cuanto al diagnóstico, señaló que el Centro de Inmunoensayo trabaja en el desarrollo de juegos de reactivos para el diagnóstico serológico de las personas que han sido infectadas por el virus. A partir de datos de la literatura, se han diseñado péptidos (fragmentos de proteínas) con lo cual se puede detectar la presencia de anticuerpos en los pacientes.

El Centro de Neurociencias de Cuba (CNEURO) y BioMED trabajan en la reparación de ventiladores artificiales y en el diseño de un modelo de ventilador artificial.

En su intervención en la Mesa Redonda, el doctor Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), reconoció el trabajo en equipo y la consagración de la ciencia cubana para contribuir al combate contra la epidemia.

Específicamente sobre la labor del CIGB, comentó que actualmente existen 16 líneas de investigación contra la COVID–19. 

Añadió que existen proyectos para aplicar el interferón 2b por vía nasal, sobre todo para la prevención. También confirmó que en estos momentos existen tres estudios clínicos en diferentes fases de desarrollo.

Guillén Nieto agregó que se han obtenido resultados alentadores en estudios clínicos desarrollados en conjunto con el Hospital Militar Luis Díaz Soto, de La Habana.

“La vacuna que se analiza allí ha demostrado el estímulo de moléculas (tanto las de la superficie de las células del sistema inmune como de transmisión de señales internas del sistema), relacionadas con el fortalecimiento de la respuesta inmune del organismo”.

A su vez, el CIGB labora en vacunas específicas contra el nuevo coronavirus. En ese sentido, explicó que por primera vez una pandemia es controlada con medidas de aislamiento social, lo que implica que un alto porcentaje de la población no tenga contacto con el virus y se mantenga susceptible ante él.

“De ahí la importancia de contar con vacunas para vencer la enfermedad”, dijo.

La institución científica también trabaja en cuatro estrategias diferentes de vacunas específicas, las cuales se estudian en diferentes hospederos. Los resultados de estos análisis tardarán algo más.

Finalmente, el investigador cubano recalcó el éxito que ha mostrado el medicamento CIGB 258 en la regulación de la respuesta descontrolada del sistema inmune ante el virus, sin inmunodeprimir a la persona. En este caso particular, todavía se acumulan experiencias antes de extender el uso del producto.


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