El anuncio dado a conocer en Washington este martes, en el que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoció a Cuba como el primer país del planeta en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/Sida y la sífilis, pasará a la historia como uno de los logros más importantes de la medicina cubana.
Cada año, alrededor de 1,4 millones de mujeres con VIH quedan embarazadas. De no recibir el tratamiento adecuado, ellas corren el riesgo de transmitir el virus a su hijo durante la gestación, parto o lactancia y las posibilidades de que esto ocurra oscilan entre el 15 y el 45 %, según cifras de la OPS. Esta es la razón por la que el logro alcanzado por Cuba no es menor, representa un desafío y la garantía de que es posible acabar con la propagación de uno de los virus más peligrosos que ha conocido la humanidad.
Según la OMS, el número de niños que nacen cada año con VIH se ha reducido a casi la mitad desde 2009, pasando de 400.000 a 240.000 en 2013; pero la cifra aún dista de la meta marcada para 2015: que se reduzca a menos de 40.000.
En la sede de la Organización Panamericana de la Salud (OPS, la oficina regional de la OMS) en Washington, Cuba recibió la primera certificación del mundo que avala que un país haya logrado ese reto.
Los estándares internacionales establecen que, para lograr la meta de la eliminación, debe garantizarse que nazcan menos de dos niños positivos por cada 100 mujeres con VIH/Sida, mientras en el caso de la sífilis congénita, debe ser menor de 0,5 por cada mil nacimientos. Ambas cifras fueron alcanzadas en el país, lo cual fue comprobado en marzo pasado por los especialistas de la OPS/OMS.
¿Cuál fue el secreto de la medicina cubana para lograr este resultado? Se preguntarán no pocos luego de leer esta noticia, al saber además que, desde 2010, los países de las Américas aprobaron una estrategia y un plan de acción para acabar con la transmisión de madre a hijo de ambas enfermedades en un lustro.
El Ministro de Salud Cubano, Roberto Morales Ojeda, enumeró entre las principales razones el sistema social existente, la voluntad política de su Gobierno, la dedicación de más de medio millón de trabajadores del sector y la participación de la sociedad civil organizada. Cualquier cubano que haya leído la noticia seguramente no se sintió sorprendido y las mujeres que han pasado por una consulta de ginecología seguramente entendieron en ese momento la importancia del rigor de las diversas pruebas a las que son sometidas desde que el primer análisis avisa que vive un bebé en la madre.
Entre los pasos dados por Cuba en relación con la prevención del VIH y la sífilis se podrían enumerar la implementación de medidas como el cuidado prenatal temprano, las pruebas de VIH y sífilis tanto para las mujeres embarazadas como para los padres, el tratamiento a las mujeres que dan positivo y a sus bebés, y la estimulación de medidas de prevención como el uso de preservativos.
Es esta realidad la que permite que “un país con escasos recursos financieros y bajo difíciles condiciones, haya podido garantizar el derecho a la salud y al bienestar de todo un pueblo, por casi 57 años”, dijo Roberto Morales.
Antes de validar este resultado, varios pasos lo precedieron; entre ellos la presentación de un informe de Cuba sobre el tema y la visita de un comité de expertos independientes de la entidad regional para verificar en el terreno los resultados.
Resultados como este siguen demostrando el valor del sistema social cubano que tiene como centro la atención al ser humano; pero dejan a su vez una enorme meta para Cuba: mantener y perfeccionar este resultado.
Para ello, se impone que cada vez la medicina continúe siendo uno de los principales pilares de la sociedad y que las prácticas culturales de la relación médico paciente en nuestro contexto tengan cada vez más como principio el humanismo, la comunicación y la promoción de salud y prevención de enfermedades.
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