“Un profundo y detallado estudio realizado durante los últimos cinco años por nuestras instituciones científicas, coincide en lo fundamental con los informes del Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático y confirma que, en el presente siglo, de mantenerse las actuales tendencias, se producirá una paulatina y considerable elevación del nivel medio del mar en el archipiélago cubano. Dicha previsión incluye la intensificación de los eventos meteorológicos extremos, como los ciclones tropicales, y el aumento de la salinización de las aguas subterráneas. Todo ello tendrá serias consecuencias, especialmente en nuestras costas, por lo que hemos iniciado la adopción de las medidas correspondientes”.
Cinco años después de que el General de Ejército, Raúl Castro Ruz, pronunciara sus palabras en la sesión plenaria de la Cumbre de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20, celebrada en Brasil, en junio 2012, el Consejo de Ministros de Cuba aprobaba, exactamente el 25 de abril de 2017, un Plan de Estado para contrarrestar los daños que pudieran ocurrir en nuestro país a causa del cambio climático en los próximos años.
ANTECEDENTES
Este Plan tiene como antecedentes las investigaciones que acerca del cambio climático inició la Academia de Ciencias de Cuba en 1991 y que se intensificaron a partir de noviembre del 2004, luego de un exhaustivo análisis y debate sobre los impactos negativos causados por los huracanes Charley e Iván en el occidente del país.
Desde entonces se iniciaron los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo territoriales para la reducción de desastres.
PRICIPALES ACCIONES ESTRATÉGICAS
El plan identifica una serie de acciones imprescindibles y que le dan sentido a esta tarea por la vida como son:
- No permitir las construcciones de nuevas viviendas en los asentamientos costeros amenazados que se pronostica su desaparición por inundación permanente y los más vulnerables. Reducir la densidad demográfica en las zonas bajas costeras.
- Desarrollar concepciones constructivas en la infraestructura, adaptadas a las inundaciones costeras para las zonas bajas.
- Adaptar las actividades agropecuarias, en particular las de mayor incidencia en la seguridad alimentaria del país, a los cambios en el uso de la tierra como consecuencia de la elevación del nivel del mar y la sequía.
- Reducir las áreas de cultivos próximas a las costas o afectadas por la intrusión salina. Diversificar los cultivos, mejorar las condiciones de los suelos, introducir y desarrollar variedades resistentes al nuevo escenario de temperaturas.
- Planificar en los plazos determinados los procesos de reordenamiento urbano de los asentamientos e infraestructuras amenazadas, en correspondencia con las condiciones económicas del país. Comenzar por medidas de menor costo, como soluciones naturales inducidas (recuperación de playas, reforestación).
En este sentido, se han identificado áreas priorizadas teniendo en cuenta la preservación de la vida de las personas en los lugares más vulnerables, la seguridad alimentaria y el desarrollo del turismo.
Entre ellas se encuentran el sur de las provincias de Artemisa y Mayabeque; el litoral norte de La Habana y su bahía; la Zona Especial de Desarrollo de Mariel; Varadero y sus corredores turísticos; los cayos de Villa Clara y del norte de Ciego de Ávila y Camagüey; el litoral norte de Holguín; la ciudad de Santiago de Cuba y su bahía; así como los territorios amenazados por la elevación del nivel medio del mar en Cienfuegos, Manzanillo, Moa, Niquero y Baracoa.
Datos avalados por estudios científicos ratifican que hoy el clima del país es cada vez más cálido y extremo; se ha observado gran variabilidad de los eventos meteorológicos; además, el régimen de lluvias ha cambiado, incrementándose significativamente desde 1960 la frecuencia y extensión de las sequías; y se estima que el nivel del mar ha subido de forma acelerada en los últimos años.
Las inundaciones costeras ocasionadas por la sobreelevación del mar y el oleaje, producidos por huracanes, frentes fríos y otros eventos meteorológicos extremos, representan el mayor peligro debido a las afectaciones que ocasionan sobre el patrimonio natural y el construido.
Se ha evaluado el daño acumulado en los principales elementos de protección costera como las playas arenosas, los humedales —bosques, herbazales de ciénaga y manglares— y las crestas de arrecifes de coral, que de modo integrado amortiguan el impacto del oleaje provocado por fenómenos naturales.
ONCE TAREAS ESPECIFICAS
La Tarea Vida contiene 11 tareas, entre las cuales figuran asegurar la disponibilidad y el uso eficiente del agua como parte del enfrentamiento a la sequía; dirigir la reforestación hacia la máxima protección de los suelos y las aguas; detener el deterioro de los arrecifes de coral, rehabilitarlos y conservarlos; así como implementar otras medidas en programas, planes y proyectos vinculados a la energía renovable, la eficiencia energética, la seguridad alimentaria, la salud y el turismo.
El Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente es el encargado de implementar y controlar las tareas del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático. A la par, se consideró que en este empeño resultan decisivas las acciones encaminadas a que la población aumente la percepción del riesgo, sus conocimientos sobre el tema y la participación en el enfrentamiento al fenómeno.
EVALUACIÓN E IMPACTO
A tres años de implementado este plan del estado se reconoce la estrategia diseñada desde el Ministerio de Educación Superior (MES) para implementar la Tarea Vida, la cual ha desempeñado un significativo papel para hacer frente al cambio climático.
Corresponde al MES, como organismo formador, una elevada responsabilidad en el propósito de incrementar la percepción del riesgo, el nivel de conocimiento y el grado de participación de toda la población en el enfrentamiento a este flagelo.
En este sentido destacan estudios e investigaciones que se desarrollan en diferentes universidades y centros de investigación de la Educación Superior para contribuir a la conservación y recuperación de playas, recursos forestales, arrecifes coralinos y crestas de la plataforma insular.
Desde las universidades se contribuye también al mejoramiento fitosanitario en cultivos de interés económico; la propagación in vitro de variedades resistentes a la sequía y salinidad; metodologías y sistemas de alerta para el manejo integrado de la zona costera; aportes de tecnologías que incrementan la eficiencia energética; y la participación de la comunidad universitaria en la siembra de mangle y el fomento de cercas vivas.
No obstante, se identifican barreras que pueden estar frenando el avance y que guardan relación con insuficientes mecanismos de control, fallas en los vínculos de las universidades con el sector productivo y de servicios; así como la aprobación de programas y cursos de capacitación no siempre atemperados a las necesidades de cada territorio.
La ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa Pérez Montoya, al presentar el dictamen sobre el desempeño del MES en mayo de 2019, subrayó que aún puede ser mayor su contribución en las provincias, municipios y localidades específicas para trabajar de manera más integral en los impactos actuales y futuros del cambio climático y las alternativas de solución aplicables, tanto económicas como sociales.
LAS TUNAS Y CAMAGÜEY, DOS EJEMPLOS
La provincia de Las Tunas por ser una de las más afectadas por el impacto del cambio climático y con menor cobertura boscosa en el país, tiene una mirada especial a la hora de evaluar las acciones que se acometen desde este Plan del Estado.
Entre otras vulnerabilidades, en el territorio oriental se evidencian en la actualidad un incremento de las inundaciones costeras ante la influencia de eventos hidrometeorológicos; el ascenso de la temperatura media anual; el aumento de la intrusión salina en los acuíferos abiertos al mar, con la consecuente degradación de los suelos; así como la intensificación de la sequía, siendo la provincia con más bajo promedio de precipitaciones anuales en el país.
Ante tal realidad, las autoridades del Gobierno en la provincia implementan un plan que incluye 51 tareas y que ya arrojan sus primeros resultados, fundamentalmente en los municipios de Puerto Padre, Jesús Menéndez, Manatí y Amancio Rodríguez, en los cuales se evidencias las mayores vulnerabilidades.
Como parte de dichas acciones, se han actualizado los planes de ordenamiento en los asentamientos costeros; se reforestaron 19 hectáreas de mangle; y se cumplió con la limpieza y reforestación para proteger la zona de la playa arenosa de Covarrrubias, en el municipio de Puerto Padre.
Asimismo, han sido introducidas 25 nuevas variedades de viandas, hortalizas y granos más resistentes a los impactos de la sequía; se beneficiaron ocho kilómetros de canales de riego en los municipios de Jesús Menéndez y de Manatí; al tiempo que se ejecutaron acciones para el abasto de agua en zonas con intrusión salina.
Por otra parte, en la provincia de Camagüey se identifican varias zonas priorizadas: los cayos turísticos y la costa norte; los asentamientos costeros que se pronostica desparezcan entre el 2050 y el 2100; las playas arenosas con erosión intensa; y las zonas costeras desprotegidas con intrusión salina al sur de la provincia.
En ese territorio, los principales resultados del 2018 se concentran en la eliminación de especies exóticas invasoras, la recuperación de la vegetación en las dunas, la construcción de adecuados accesos hacia las playas y la sustitución de tecnologías para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. Así como la rehabilitación de las plantas potabilizadoras de Nuevitas que han beneficiado a más de 43 mil camagüeyanos.
De la reubicación de asentamientos costeros que están en zonas vulnerables, se conoce que deben trasladarse mil 254 viviendas, y que al cierre del 2018 ya habían sido reubicadas 54 y fueron identificados todos los lugares donde se construirán las nuevas comunidades.
En este punto destaca la relación con la Política de la Vivienda aprobada en el país, por lo que se debe planificar cada año la cantidad de viviendas a reubicar. Además, la necesidad de velar porque los lugares que se deshabiten no vuelvan a ser ocupados.
CUERPO DE GUARDABOSQUES A LA ORDEN
Desde la jefatura del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, se trabaja para no permitir ilegalidades en el ordenamiento territorial de los asentamientos costeros amenazados por la elevación del nivel del mar; la protección de manglares y ecosistemas marinos; así como el fortalecimiento del sistema de alerta temprana ante incendios en los bosques.
Por otra parte, destaca el uso en las instalaciones de sistemas fotovoltaicos para aprovechar el potencial de radiación solar y a la introducción por parte del Grupo Empresarial Agrícola del MININT de variedades agrícolas y especies marinas y dulceacuícolas, resistentes a las altas temperaturas, la sequía y las plagas.
Destaca además la aprobación por el Consejo de Ministros, en junio de 2018, de la Estrategia y Programa Nacional de Gestión y Manejo del Fuego en los Bosques para el periodo 2018-2025, resultado de los estudios que arrojan un aumento en intensidad y propagación a consecuencia del cambio climático, de ahí que contar con una herramienta para gestionar este grave problema sea una fortaleza de nuestro país.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.