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martes, 19 de noviembre de 2024

El mérito de los que salvan (+Fotos)(+Videos)

Aun en medio de una feroz campaña de desacreditación financiada por EE. UU, el Contingente Henry Reeve una vez más demuestra el valor de la medicina cubana...

Dunia Torres González en Exclusivo 02/07/2020
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Hay momentos en la vida que los seres humanos dignos solo pueden tomar un camino, el del valor. Esta situación, en lugar de ser excepcional, se ha convertido en la respuesta cotidiana del grupo de especialistas que integra el Contingente Henry Reeve. Es hermoso ver lo que está sucediendo en las redes sociales, ¿de cuántas partes del mundo llegan los mensajes de apoyo para que estos profesionales reciban el Premio Nobel de la Paz? Este miércoles una parte de los especialistas regresan a la Patria con el deber cumplido, y digan lo que digan aquellos que no necesitan pretexto para criticar, no hay mayor satisfacción para un cubano que bajar por la escalerilla del avión y percibir el orgullo del pueblo.

Todavía se recuerdan con mucha tristeza las impactantes imágenes del desfile de vehículos militares con ataúdes en Italia. Puede que muchas personas, si les preguntaran sobre su disposición de ayudar en tales condiciones, correrían despavoridas, pero existe una cualidad, una virtud y un talento, que también puede ser denominado descaro (del bueno) o coraje, que les da fuerza a personas especiales. Esa fue la que motivó el “sí” de los integrantes de la brigada médica que el 21 de marzo partió hacia Lombardía; de igual forma lo hicieron los 39 colaboradores médicos que lucharon contra el nuevo coronavirus en el Principado de Andorra y recién pisaron suelo cubano.

En el Aeropuerto Internacional José Martí la emoción invadió la noche de este 1ro de julio. Exactamente a las 9: 10 p.m. aterrizó el avión de la aerolínea Iberia, luego de una intensa lluvia. Frases de Fidel se escucharon en la terminal cinco, donde se realizó el recibimiento: “Un día dije que nosotros no podíamos ni realizaríamos nunca ataques preventivos y sorpresivos contra ningún oscuro rincón del mundo; pero que, en cambio, nuestro país era capaz de enviar los médicos que se necesiten a los más oscuros rincones del mundo. Médicos y no bombas, médicos y no armas inteligentes" (Fidel Castro en un épico discurso pronunciado en Buenos Aires, en mayo de 2003).

Todos en Cuba nos encontrábamos a la expectativa. Desde la mañana se percibía una satisfacción grata. “Bienvenidos a la Patria”, escribió el Presidente cubano en Twitter y en sus palabras de recibimiento a distancia destacó: “Creo que con la llegada de ustedes se va confirmando el arribo victorioso a la Patria de las brigadas médicas cubanas.  En estos días, y después de que recibimos a la brigada de Lombardía, han estado llegando los asesores que teníamos en Nicaragua y también algunos integrantes que llegaron anteriormente de la brigada de ustedes y de la brigada de Antigua y Barbuda, y todos llegan a la Patria con la satisfacción del deber cumplido”. 

El ministro de Salud andorrano, Joan Martínez Benazet, por su parte, afirmó que había sido un lujo tenerlos luchando, codo con codo, contra el nuevo coronavirus. La brigada médica arriba a su país con excelentes resultados de trabajo: contribuyeron a doblegar la curva de contagios y a mejorar los indicadores epidemiológicos, teniendo en cuenta que el principado de Andorra tenía la tasa más alta de infectados por cada mil habitantes del continente. Al término de la misión no se reportaba ningún nuevo caso de COVID-19, ni pacientes ingresados en cuidados intensivos, y una disminución progresiva de los casos activos y el aumento de las altas hospitalarias.

En medio de una feroz campaña de desacreditación financiada por Estados Unidos, para que el mundo subvalore sus capacidades, la verdad se impone. El humanismo, el altruismo y la alta capacitación de los profesionales cubanos se distingue en cualquier circunstancia. La escalada de las acciones de Washington no tiene el poder necesario para mancillar a la solidaridad cubana. No importa que llamen a nuestros especialistas “esclavos modernos”, “víctimas de la trata humana” o “herramienta para la injerencia en los asuntos internos” de los Estados donde prestan servicios, ellos saben que hay acciones cuyo valor no tiene otro precio que el conocimiento de que se hace lo correcto. Ese sentido del deber es el que les motiva a que, aún a sabiendas de que se pone en peligro la vida, no duden en enfrentar la zona roja de una epidemia y hacer su mayor esfuerzo para salvar a aquellos que no tienen cómo pagar una cuantiosa cuenta hospitalaria.

Estos actos que pueden ser considerados heroicos son parte de las historias cotidianas de los integrantes del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias, que surgiría en Cuba en el año 2005, cuando varias decenas de médicos cubanos fueron enviados a Angola en misión humanitaria. Esta ha sido la materialización de una de las ideas de Fidel, quien soñó con una brigada que combinara ciencia y humanismo para responder ante las dificultades que se presentaran a nivel internacional en materia de salud. Y así fue que los especialistas cubanos llegaron a África para combatir el ébola; a las naciones latinoamericanas y caribeñas, para devolverle la esperanza a los que no podían ver con la Operación Milagro; a Haití, enfrentando el cólera; a Pakistán, México, Indonesia, Ecuador, Perú, Chile, Venezuela, en medio de situaciones de desastre.

Ellos reciben hoy el premio mayor que existe: la gratitud y el orgullo de su pueblo.


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Dunia Torres González

Periodista


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