Sales de trabajar a las cinco de la tarde, como cualquier mortal en La Habana. Ya te pusiste los audífonos con tu música de viaje favorita (estarás dentro de un P4 hora y media) y cuando pones un pie en la acera ahí está él esperándote, caliente, grande, pleno, el dueño de la calle; para recordarte que no traes sombrilla y que esos artefactos no son solo para cuando llueve sin viento.
Sientes de golpe esa sensación de derretimiento en la que se te une el cerebro con el cráneo y deseas que esté nublado para siempre. Piensas cómo es posible que el sol esté a 149.597.870.700 metros de ti y parezca que vas a morir fusionada con el asfalto.
Es por una sencilla razón: en la superficie solar hay una temperatura de 5500 °C. Claro, de tanto calor, tanto calor, algo tenemos que sentir; aunque aquí en la acera del Vedado habanero solo podemos llegar a percibir apenas 32.
Sometida a esa temperatura subes por la calle G y llegas a 23. El habanero que se respete sabe perfectamente que en esa parada no hay gota de sombra. Vuelves a maldecir deseando que aparezca el ansiado transporte. Piensas que puedes rezarle a alguno de los dioses solares que conoces: Ra, Apolo.
Ya son las cinco y media y aun te disuelves en sudor, el sol sigue ahí, el sol sigue así, pesando sus ligeros 1.988.920.000.000.000.000.000.000.000.000 kilogramos con los que te aplasta como lo que eres, un simple ser humano.
Lo peor es que sabes que estarás aquí, de pie, por lo menos 45 minutos más. Y el sol sigue ahí, inmóvil. Aunque no del todo, porque a pesar de que creemos que no, pues nos han dicho desde la primaria que la Tierra es la que se mueve a su alrededor, el sol también se mueve, como todo lo existe en el universo, lo que pasa es que precisamente él se mueve en el centro de la Vía Láctea y a un ritmo más lento.
Seis y cuarto y el P sin aparecer. ¿Y si hubiera un eclipse? Que maravilloso sería que la Luna tapara al Sol, al menos durante este ratico de espera. Un eclipse solar ocurre cuando la luna oculta al sol. A pesar de que el satélite natural de la Tierra es 400 veces más pequeño que nuestro adorado Astro Rey, cuando ocurre el eclipse, el Sol está también 400 veces más lejos de la Tierra.
Pero eso es demasiado pedir, de todas maneras no duraría mucho y aunque ocurren todos los años al menos dos, sabemos que sería excesiva casualidad que uno de ellos fuera hoy.
Apareció milagrosamente la guagua. Te montaste. Rozaste con otros ciudadanos en tu misma situación. Llegaste a casa. Son las siete. Tu papá:
- Pero, ¿qué te pasa? Traes cara de muerta, tienes ojeras como para tres o cuatro caras.
- Nada, me pasó algo raro hoy. Salí del trabajo igual que siempre y había un sol como de las tres de la tarde, más molesto. El día se me ha hecho muy largo.
Y con la cara del catedrático más profundo que hayas conocido y voz de documental de la BBC:
-Claro. Hoy es el solsticio de verano, que ocurre durante el verano de cada hemisferio, cuando el semieje de un planeta, ya sea en el hemisferio norte o en el sur, está más inclinado hacia la estrella de su órbita. Esto ocurre dos veces al año: dos momentos en los que el Sol alcanza su posición más alta en el cielo, como se ve desde el polo norte o sur. Por eso se te ha hecho tan largo el día.
No supe si golpearlo, darle la razón o echarme a llorar. Opté por quitarme los zapatos para sentir la loza fría y grité: ¡Qué calor!
De todas maneras el Sol es extremadamente necesario, sin él no podríamos vivir en la Tierra.
El único consejo es que si vives en el hemisferio norte, no salgas por la tarde a tomar un autobús del 20 al 22 de junio de cada año…solo por si acaso.
Yin
21/6/18 10:42
Me encanto
ileana linares
11/7/18 14:48
ana nos gusto mucho el articulo.
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