Cada año en Cuba mueren miles de reses como consecuencia del mal manejo de la masa ganadera, falta de alimentación y sed. A pesar de los esfuerzos gubernamentales se deprimen las poblaciones y bajan otros indicadores de eficiencia relacionados con la producción de leche y carne.
Esta actividad es una de las que ha experimentado un mayor salto tecnológico y científico a nivel mundial; sin embargo, en el país ha habido resistencia por parte de los empresarios y productores para introducir las innovaciones.
La cría por el método estabulado o el acuartonamiento, la introducción de plantas proteicas en la alimentación y el mejoramiento genético en la reproducción, son estrategias que pujan por llegar a todos los potreros cubanos y no circunscribirse únicamente a fincas demostrativas.
De acuerdo con especialistas del Ministerio de la Agricultura se han implementado varios proyectos para mejorar la raza local, introducir las fuentes renovables de energía en el bombeo de agua, recuperar la infraestructura técnica y profesional y potenciar la producción de alimentos con plantas proteicas como la moringa y la morera, resistentes a la sequía.
Otro paso importante en este propósito ha sido el establecimiento con Canadá de un proyecto conjunto para la vigilancia y el diagnóstico de la comúnmente llamada enfermedad de las vacas locas, causante de la muerte de la masa y que provoca además fuertes impactos en la salud humana.
Aunque en Cuba no se han detectado casos de este mal, ya ha habido reportes en otras naciones de la región, entre ellas Canadá, específicamente en la provincia de Alberta, la más importante zona ganadera del gigante norteamericano. El proyecto se establece con el Laboratorio de Lembrich, ubicado en esa demarcación, y el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa) de la Mayor de las Antillas, y consiste en el estudio del 30 por ciento del ganado cubano para comprobar que no presenta esta enfermedad.
La provincia de Camagüey será el escenario principal de la iniciativa. Allí se pretende aprovechar la tradición y sapiencia de veterinarios y vaqueros y las condiciones técnicas ya instaladas, en una comarca considerada como la de mayor arraigo en la ganadería cubana.
El proyecto fortalece el sistema de protección cubano contra este tipo de enfermedad que ya incluía el control de la importación de piensos y otras estrategias referidas al manejo de las vacas y toros y la inocuidad de los alimentos.
Al mismo tiempo facilita el acceso a la tecnología necesaria para los controles, toda vez que el bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba impide que esta pueda adquirir el kit necesario para realizar el diagnóstico histopatológico.
El llamado mal de las vacas locas, científicamente denominado Encefalopatía Espongiforme Bovina, está considerado como una de las epidemias de más graves implicaciones mundiales en los últimos años. Proveniente de Europa, se caracteriza por deteriorar el sistema nervioso de las reses que ataca hasta provocarles la muerte.
Al trasmitirse a los seres humanos provoca los mismos síntomas y no existe un tratamiento aprobado, por lo que la muerte es el final seguro. Los principales estudios realizados hasta el momento pretenden descubrir la naturaleza del mal para establecer protocolos de enfrentamiento.
Una de las teorías sostiene que el origen está en un inadecuado manejo en la producción de piensos por parte de los ganaderos británicos que introdujeron restos de ovejas con priones (proteínas) que causaban la enfermedad. Otra suposición se basa en la existencia de un linaje de vacas que sufrió una mutación genética causante del prión malévolo.
Debido a que su origen se encuentra en Europa, desde los años de 1980, allí se han detectado la mayor cantidad de casos y muertes, aunque ha habido reportes en Estados Unidos, Canadá y Arabia Saudita. La mayoría de los infectados consumió carne contaminada o recibió una transfusión de sangre con la enfermedad.
El estudio que se realiza en Cuba es auspiciado además por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en inglés) que aplaude la iniciativa porque en su ejecución establecerá protocolos que pueden contribuir a experiencias similares en otras naciones con contextos cercanos a la realidad cubana.
Urgida de rescatar su actividad pecuaria, la Isla emprende el difícil camino de contraponer a la tradición las evidencias científicas y la innovación tecnológica. En ese bregar se aplican iniciativas que favorecen, no solo una mayor producción, sino también el establecimiento de mecanismos de control para la higiene de los alimentos y la sanidad vegetal.
Fotografías: Fernando Medina / Cubahora
senelio ceballos
26/4/17 13:51
Estimados periodistas y seguidores de estos espacios....Ir a los archivos de camaguey...En los censos de 1958-1960 teniamos mas vacas que LA PAMPAS Uruguayas-argentinas...2.5-3 vacas / por cada habitante....Hoy tenemos 3-4 personas por cada vaca flaca..PENA....Hasta cuando??????????/
sachiel
3/5/17 13:25
Seelioooo, estaras comparando que habian 11 millones de reses contra 6 millones de habitantes en 1959, y de quienes eran por lo menos el 80% d e esas reses? hoy hay 12 millones y ten cuidado de habitantes, mas dos tres millones de itinerantes, contra 4.5 millones de vacas, o de reses, contando terneros, añojos y toros...
genaro
26/4/17 13:13
Por que si yo crio, alimento, cuido y resguardo estos animales no puedo una vez al año comerme una con mi familia???
omarosa
26/4/17 9:43
q vacas mas rebellas!!!!
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.